Condenados a vivir en ¡®b¡¯

A menudo nos echamos las manos a la cabeza cuando o¨ªmos que la econom¨ªa sumergida alcanza cerca del 25% del PIB espa?ol.

Cada d¨ªa tengo que tratar con personas que tienen la desgracia de encontrarse inmersos en ejecuciones hipotecarias o pr¨¦stamos personales o empresariales fallidos a los que les queda deuda despu¨¦s de entregar su finca u otros bienes y que, en el supuesto de pasar a mejor fortuna ¡ªesto es, volver a tener solvencia, ingresando en n¨®mina m¨¢s de los 645 euros/mes correspondientes al salario m¨ªnimo¡ª, saben que se les ser¨¢ embargado todo exceso. Asimismo, comerciales y transportistas que son contratados por supuestos empresarios que les hacen un contrato mercantil, a quienes obligan a ser aut¨®nomos y no les garantizan unos ingresos m¨ªnimos y que saben que, en el momento en que se den de alta, perder¨¢n ¡°los 426 euros del Zapatero¡±.

Puesto que la vida en sociedad supone un fuerte ejercicio de responsabilidad individual y de asumir cada uno las cargas contra¨ªdas, supongo que tambi¨¦n esta vida en sociedad puede servir para que, colectivamente, protejamos a los m¨¢s d¨¦biles y vulnerables. Sin ¨¢nimo de hacer ning¨²n tipo de demagogia, si las entidades bancarias han recibido ayudas y se les han condonado deudas, quiz¨¢s nos deber¨ªamos plantear quitas a estas deudas de personas condenadas a vivir en b. Tal vez lo podamos hacer ya. Tal vez, si no lo hacemos ahora, tengamos que hacerlo a posteriori, cuando la econom¨ªa sumergida supere el 50% del PIB y seamos cuatro los cotizantes a una Seguridad Social insostenible. Y entonces habr¨¢ que hacerlo deprisa, tarde y mal. Tampoco nos sorprender¨¢, pues es lo habitual en este pa¨ªs, paisaje y paisanaje.¡ª ?lex Centelles Pardo.