Salvar los comercios singulares

Me entristece mucho la noticia del cierre de muchos de los comercios singulares e hist¨®ricos de las calles de Barcelona, como la chocolater¨ªa Fargas (1827), la pasteler¨ªa La Colmena (1890) o el Colmado Quilez (1940). Adem¨¢s de la crisis, estos negocios han visto aumentados sus alquileres debido a las nuevas actualizaciones de los inmuebles, con lo cual resulta muy dif¨ªcil y poco rentable seguir adelante con el negocio.

Entiendo que la soluci¨®n es dif¨ªcil, ya que los propietarios de dichos locales tienen todo el derecho de cobrar un alquiler m¨¢s alto y que en muchos casos estaba totalmente desfasado. Tambi¨¦n comprendo que el Ayuntamiento tenga poco margen de maniobra, si no es a costa de alg¨²n tipo de impuesto para su conservaci¨®n (e impuestos ya tenemos bastantes).

La verdad, no puedo sugerir ninguna soluci¨®n, pero pienso que, en primer lugar, se tendr¨ªa que hacer un inventario riguroso de los comercios hist¨®ricos y de valor art¨ªstico de la ciudad ¡ªcomo se hace con los edificios protegidos¡ª y rebajar la presi¨®n fiscal a estos comercios para que puedan sufragar de esta manera los gastos. Quiz¨¢s esto podr¨ªa ser una soluci¨®n que no es factible legalmente, pero en cualquier caso habr¨ªa que buscar alternativas. No comparto algunas voces que hablan de ¡°evitar la nostalgia innata¡±, no se trata solo de nostalgia ni de un deber, es adem¨¢s de eso una apuesta por conservar parte de la singularidad de nuestras calles, otro de los motivos por los que el turismo en nuestra ciudad es uno de los m¨¢s altos de toda Europa, y este no es un motivo nost¨¢lgico sino econ¨®mico.

Cuando el turista sensible y culto venga y vea que Barcelona se ha vuelto de pl¨¢stico, metacrilato y m¨²sica machacona dejar¨¢ de visitarnos.¡ª Guillermo Mart¨ª Ceballos.