El gobierno espa?ol pasa de los ni?os soldados
Esta entrada ha sido escrita por Alba Guti¨¦rrez (@albagutierrezf) y Miguel ?ngel V¨¢zquez (@MAVazquez22), del equipo Avizor (@proyectoavizor) del Centro de Investigaci¨®n y Estudios de Comercio y Desarrollo (CIECODE).
La celebraci¨®n ayer del D¨ªa Internacional contra la Utilizaci¨®n de Menores Soldado tuvo poco de festivo. A pesar de los esfuerzos realizados por visibilizar esta cruda realidad y de la infinidad de declaraciones pol¨ªticas para acabar con ella, 2012 y 2013 rompieron con la tendencia de los ¨²ltimos a?os y dejan un repunte significativo en el n¨²mero de menores que son utilizados como soldados en conflictos armados.
Las ONGs que trabajan en este ¨¢mbito nos recordaban ayer este problema. Existen alrededor de 300.000? ni?os? soldado? en? el? mundo que ven vulnerados sus derechos m¨¢s b¨¢sicos cada d¨ªa y que, si logran sobrevivir a los conflictos en los que participan, tendr¨¢n grandes dificultades para reinsertarse. Antes estas noticias, en Proyecto Avizor nos hicimos una pregunta: ?Qu¨¦ ha hecho Espa?a para contribuir a acabar con esta lacra?
Es complicado saberlo pero, lamentablemente, la respuesta parece ser una combinaci¨®n de incoherencias pol¨ªticas y promesas incumplidas. Existe una recomendaci¨®n parlamentaria, aprobada hace casi dos a?os por el Congreso, que propone incluir en la agenda pol¨ªtica de Cooperaci¨®n Internacional el problema de la utilizaci¨®n de ni?os y ni?as soldado en conflictos armados. Sin embargo, es poco o nada lo que p¨²blicamente sabemos de lo que ha hecho el Gobierno para cumplir con esta recomendaci¨®n.
La mera existencia de conflictos armados y de la exportaci¨®n de armas a los pa¨ªses en conflicto son causas que est¨¢n detr¨¢s del drama de los menores soldado. Y s¨ª, Espa?a ha sido de los primeros pa¨ªses del mundo en firmar el Tratado de Comercio de Armas en junio 2013. Pero, a pesar de los repetidos llamamiento del Congreso a realizar un pol¨ªtica exterior coherente con esta prioridad, se han seguido realizando exportaciones a destinos ¡°preocupantes¡± donde las armas pueden ser utilizadas para la violaci¨®n de derechos humanos. Exportaciones a pa¨ªses que, seg¨²n la ONU, reclutan menores tales como Colombia, Paquist¨¢n, Israel, Ghana, algunos de ellos con conflictos armados abiertos hoy en d¨ªa.
Por otro lado, a pesar de que la propuesta parlamentaria sobre los ni?os soldado parti¨® del propio Grupo Popular y fue aprobada por unanimidad en la Comisi¨®n de Cooperaci¨®n del Congreso de los Diputados, ni el Plan Anual de Cooperaci¨®n Internacional de 2012, ni el IV Plan Director de Cooperaci¨®n incluyen ni mencionan las recomendaciones recogidas en dicha propuesta.
Aunque una iniciativa de orientaci¨®n pol¨ªtica aprobada por el Congreso no genera directamente obligaciones al Gobierno, s¨ª da argumentos al resto de fuerzas de la C¨¢mara y a los ciudadanos para demandar que el Gobierno adopte medidas en una determinada direcci¨®n, ya que cuenta con la legitimidad de haber salido de la c¨¢mara de representaci¨®n popular.
Este incumplimiento del Gobierno respecto a los menores soldado no es, lamentablemente, nada excepcional. Es un ejemplo m¨¢s de los muchos en lo que el Ejecutivo parece tomarse con poca seriedad las recomendaciones parlamentarias y en los que existe una absoluta ausencia de rendici¨®n de cuentas del Gobierno ante el Parlamento de nuestro pa¨ªs.
Existir¨¢ al menos alg¨²n mecanismo en el Congreso que permita saber qu¨¦ recomendaciones parlamentarias se est¨¢n cumpliendo y cu¨¢les no, os preguntar¨¦is. Pues no. Lo que resulta a¨²n m¨¢s preocupante es que s¨ª existe este registro en el Ministerio de Presidencia pero no es p¨²blico para los ciudadanos ni para los propios diputados. Tampoco se exige la comparecencia del ministro del ramo ante el Congreso para dar explicaciones y rendir cuentas. Ante este panorama, iniciativas que en un principio parecen positivas, pasan a convertirse frecuentemente en papel mojado.
Aprovechamos la oportunidad para recordarle a la Comisi¨®n del Reglamento del Congreso, que ayer retom¨® su actividad para debatir la reforma del Reglamento del Congreso, la necesidad de avanzar en la transparencia y de generar mecanismos para asegurar una rendici¨®n de cuentas objetiva y evaluable de las recomendaciones parlamentarias. S¨®lo as¨ª se podr¨¢ asegurar que el esfuerzo y tiempo invertido dentro y fuera del Congreso en proponer, debatir y aprobar estas iniciativas tiene un impacto pol¨ªtico real y efectivo y contribuye a la transformaci¨®n de la sociedad en temas tan relevantes como la eliminaci¨®n del uso de ni?os y ni?as como soldados.
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