Crecer para pagar
El aumento de la deuda, ya en el 94% del PIB, debe corregirse con super¨¢vit y recuperaci¨®n
La pol¨ªtica econ¨®mica de Mariano Rajoy y su equipo se ha basado en la estabilidad financiera. Dicha estabilidad implica una fuerte reducci¨®n del d¨¦ficit y, en consecuencia, de la deuda p¨²blica, a trav¨¦s de dr¨¢sticos recortes presupuestarios que han tenido consecuencias perjudiciales para el Estado de bienestar. Pero no se puede decir que la pol¨ªtica de estabilidad espa?ola haya tenido ¨¦xito. El d¨¦ficit p¨²blico no se cumpli¨® en los estrictos t¨¦rminos comprometidos con Europa en 2012 y probablemente tampoco se habr¨¢ cumplido en 2013; en cuanto a la deuda, no ha cesado de crecer en 2012 (m¨¢s de 15 puntos del PIB, hasta llegar al 85,95% del PIB) y en 2013 ha alcanzado un nuevo record. Se ha situado en el 93,7% del PIB, casi ocho puntos m¨¢s que el a?o anterior.
El crecimiento inmoderado de la deuda p¨²blica anula los beneficios que se desprenden del descenso de la prima de riesgo, causada b¨¢sicamente por la firmeza del Banco Central Europeo (BCE) cuando anunci¨® su disposici¨®n a tomar todas las decisiones necesarias para frenar la especulaci¨®n contra las deudas nacionales, especialmente las de Espa?a e Italia. Lo que se gana por el ahorro en la retribuci¨®n de las emisiones se va perdiendo por la subida de lo adeudado. Por otra parte, no est¨¢ claro si en los 961.555 millones de deuda reconocidos para 2013 se incluyen las ayudas a Novacaixagalicia o se contabilizar¨¢n en 2014. En todo caso, una deuda p¨²blica tan elevada debilita considerablemente la posici¨®n de la econom¨ªa; obliga a destinar enormes cantidades al cumplimiento con los acreedores (38.000 millones el a?o pasado, m¨¢s de 30.000 millones en 2014), es decir, a detraerlas de la inversi¨®n o de los gastos sociales.
El ritmo de endeudamiento sugiere plantear otra estrategia. Es necesario, en primer lugar, generar super¨¢vit primario; es imprescincible conseguir tasas nominales de crecimiento econ¨®mico que sean superiores al coste de la deuda para que sean firmes las expectativas de devoluci¨®n. El problema no es ya de estabilidad ¡ªmenos d¨¦ficit a cualquier precio social o de actividad¡ª sino tambi¨¦n de recuperaci¨®n sostenida de la econom¨ªa. Es evidente que la pol¨ªtica actual quiz¨¢ pueda conseguir un recorte del d¨¦ficit, aunque con enormes dificultades; pero lo que desde luego no parece perseguir como tal con el mismo o mayor ah¨ªnco si cabe es el crecimiento.
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