Entre Suiza y Valdemoro
Francisco Granados abandona la pol¨ªtica tras quedar al descubierto la existencia de una importante cuenta bancaria en el pa¨ªs helv¨¦tico
La lista conocida de dirigentes populares con cuentas en Suiza empieza a ser gruesa. No todas son iguales. La del extesorero Luis B¨¢rcenas lleg¨® a acumular 47 millones de euros. M¨¢s modestas fueron las de Mart¨ªn Vasco, L¨®pez Viejo, Luis Fraga, Arturo Gonz¨¢lez Panero y Guillermo Ortega. Ahora se ampl¨ªa con el que fue uno de los hombres fuertes de Esperanza Aguirre en Madrid, Francisco Granados, a quien un supuesto rastreo de las autoridades helv¨¦ticas ante el intento de cancelar la cuenta y repatriar el dinero ha dejado al descubierto.
Francisco Granados fue alcalde de Valdemoro (pueblo madrile?o de 70.000 habitantes), consejero en los Gobiernos de Aguirre y, hasta hoy, senador y diputado en la Asamblea de Madrid. Su saldo en el exterior lleg¨® a superar el mill¨®n y medio de euros.
Dice Esperanza Aguirre, la misma que le impuls¨® en la pol¨ªtica y luego le defenestr¨®, que tener una cuenta en Suiza no es delito, salvo si se es pol¨ªtico. En efecto, no casa muy bien lo de administrar el dinero p¨²blico en un pa¨ªs y recaudar impuestos mientras se aparta el propio, pero en el caso de Granados la sospecha es doble.
Adem¨¢s de ser pol¨ªtico, Granados ha esgrimido argumentos tan tramposos que alimentan la sospecha sobre la licitud de sus ahorros. El primer argumento, una vez que se desvel¨® la existencia de su cuenta suiza, fue asegurar que nunca tuvo un euro en ese pa¨ªs. Al d¨ªa siguiente admiti¨® tener esa cuenta, pero dijo que la cerr¨® en el a?o 2000 cuando empez¨® en la pol¨ªtica y que era dinero obtenido en sus tiempos de broker.
Francisco Granados, que estuvo implicado en una rocambolesca red de espionaje entre facciones de su mismo partido, tuvo, sin embargo, su primer cargo p¨²blico cinco a?os antes como edil de Valdemoro, pero debe ser que el puesto no le parece tan relevante como para tenerlo en cuenta. Hoy deja sus esca?os parlamentarios. Abandona la pol¨ªtica, lo que a Esperanza Aguirre le parece un gesto de dignidad (y la realidad desmiente). Se va cuando los suyos le dan la espalda y sus finanzas quedan al descubierto. Lo deja sin dar las explicaciones que a¨²n debe. Y caben pocas dudas de que no es el ¨²nico que las debe.
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