Am¨¦rica Latina, ni de rojo, ni a la izquierda
Con la seguridad bajo control, es hora de evolucionar hacia pol¨ªticas de desarrollo
Chichicastenango es una preciosa localidad guatemalteca que celebra los jueves un tradicional mercado de textiles y artesan¨ªas, punto de atracci¨®n para turistas deseosos de conocer la cultura ind¨ªgena maya. Todos concuerdan en que acudir a Chichi, como popularmente se conoce a esta poblaci¨®n, acaba convirti¨¦ndose en una experiencia irrepetible pues se asiste a una explosi¨®n de colores y de olores provenientes de las ricas y cuidadas telas que las vendedoras ind¨ªgenas quich¨¦s colocan ante los ojos de los interesados.
Desde un punto de vista pol¨ªtico, Latinoam¨¦rica se parece a Chichicastenango en lo que se refiere al despliegue de variedades de tendencias pol¨ªticas y partidarias. Pensar la regi¨®n de manera uniforme ha sido, y es, un error. Creer que pol¨ªticamente Am¨¦rica Latina ¡°gira a la izquierda¡± (el manido t¨¦rmino utilizado a mediados de la d¨¦cada pasada) o que ¡°gira a la derecha¡±, como sosten¨ªan en torno a 2010 analistas como ?lvaro Vargas Llosa, o que ahora en 2013-2014 ¡°se ti?e de rojo¡± o ¡°se vuelca a la izquierda¡± es ver la realidad con anteojeras ideol¨®gicas. O lo que es peor, supone ignorar la heterogeneidad pol¨ªtica que hist¨®ricamente caracteriza a la regi¨®n.
Los que alegremente suman peras y manzanas (¡°la regi¨®n gira a la izquierda¡± porque en 2013 fueron reelegidos Rafael Correa en Ecuador y Michelle Bachelet en Chile) no toman en cuenta, en primer lugar, las enormes diferencias que separan a las izquierdas en la regi¨®n. En realidad, m¨¢s que de una din¨¢mica entre izquierda y derecha, algunos autores consideran que en Am¨¦rica Latina hay que hablar de una polaridad entre un modelo democr¨¢tico y respetuoso con las libertades (opci¨®n que sustentar¨ªan figuras como Bachelet en Chile, a la izquierda, o Santos en Colombia, a la derecha) de un modelo de corte claramente autoritario cuyo m¨¢ximo representante ser¨ªa el chavismo en Venezuela.
Las diferentes izquierdas (el nacional-populismo de un Hugo Ch¨¢vez, y sus herederos por un lado, y el centroizquierda bacheletista y lulista por otro) no pueden ser englobadas en bajo un mismo paraguas ideol¨®gico. Estas diferencias son mucho m¨¢s que anecd¨®ticas pues afectan a libertades esenciales. As¨ª, por ejemplo, el r¨¦gimen chavista ha cerrado medios de comunicaci¨®n opositores, como la RCTV en 2007, mientras que Dilma Rousseff defiende ¡°la total e irrestricta libertad de prensa¡±. ¡°Por mi historia personal¡±, ha dicho, ¡°quiero que sepan que esa libertad es la ¨²nica alternativa al silencio de las dictaduras¡±.
Se trata de una regi¨®n dividida donde ninguna de las tendencias tiene un predominio abrumador
Como recordaba en este mismo diario Enrique Krauze, la izquierda moderada ha llevado la modernidad y el progreso a los pa¨ªses en los que ha gobernado, mientras que la izquierda nacionalista y populista ahoga las libertades: ¡°En Am¨¦rica Latina (como en Espa?a con el PSOE) las grandes reformas las han hecho, por lo general, Gobiernos de izquierda que abandonan toda ret¨®rica revolucionaria a cambio de la v¨ªa reformista, adoptando esquemas liberales o socialdem¨®cratas¡ Los mismos pa¨ªses que hace unos a?os levantaron su voz airada en el golpe de Honduras, han permitido que en Venezuela y otros pa¨ªses de ALBA se ahoguen las libertades c¨ªvicas hasta volver impracticable a la democracia¡±.
En segundo lugar, no solo es que en Am¨¦rica Latina exista una izquierda muy heterog¨¦nea y dif¨ªcilmente clasificable en una sola categor¨ªa, sino que adem¨¢s en la regi¨®n coexisten tres grandes tendencias pol¨ªticas (de centroderecha, de centroizquierda y del ¡°socialismo del siglo XXI¡±).
Cuando hace una d¨¦cada se acu?¨® el famoso (y simplista) concepto de ¡°giro a la izquierda¡±, este t¨¦rmino olvidada no solo la heterogeneidad de esa izquierda sino la existencia de fuerzas de centroderecha en el poder, como el PAN en M¨¦xico, ARENA en El Salvador y el uribismo en Colombia. Pero ahora la situaci¨®n es a¨²n m¨¢s marcada pues el centro y el centroderecha gobiernan de forma mayoritaria en Norte y Centroam¨¦rica (el PRI de Enrique Pe?a Nieto en M¨¦xico, Otto P¨¦rez Molina en Guatemala, Porfirio Lobo en Honduras, Laura Chinchilla en Costa Rica y Ricardo Martinelli en Panam¨¢) y en el Caribe (Danilo Medina en la Rep¨²blica Dominicana). Dos son las excepciones entre los 8 pa¨ªses de esa zona: Mauricio Funes en El Salvador (que es un ejecutivo de centroizquierda democr¨¢tico y reformista, con serias diferencias con la marxista exguerrilla, su te¨®rico apoyo legislativo) y Daniel Ortega en Nicaragua.
En Sudam¨¦rica la situaci¨®n es, ciertamente, m¨¢s equilibrada pero tambi¨¦n heterog¨¦nea ya que 3 gobiernos son de centroderecha, 3 de centroizquierda y 3 del ¡°socialismo del siglo XXI¡± adem¨¢s de la inclasificable Argentina de Cristina Kirchner. Existen tres presidentes de centroderecha (Juan Manuel Santos en Colombia, Horacio Cartes en Paraguay y todav¨ªa Sebasti¨¢n Pi?era en Chile), 3 de centroizquierda (Ollanta Humala en Per¨², Dilma Rousseff en Brasil y Jos¨¦ Mujica en Uruguay) y 4 del tambi¨¦n heterog¨¦neo ¡°socialismo del siglo XXI¡± y aliados (Nicol¨¢s Maduro en Venezuela, Rafael Correa en Ecuador, Evo Morales en Bolivia y Cristina Kirchner en Argentina).
Se trata, por lo tanto, de una regi¨®n dividida en tres tercios casi iguales, donde ninguna de las tendencias tiene un predominio abrumador y donde los cambios electorales mantienen la coexistencia de esas mismas tendencias. De hecho, el ¡°socialismo del siglo XXI¡± experimenta un claro estancamiento, pues desde 2009 ning¨²n nuevo pa¨ªs se ha unido al club del ALBA, que ha perdido aliados como la Honduras de Manuel Zelaya (2009) o el Paraguay de Fernando Lugo (2012). El centroderecha ha avanzado, sobre todo en Centroam¨¦rica (Panam¨¢ en 2009, Honduras en 2010 y Guatemala en 2011) y el m¨¢s fuerte incremento se ha dado en el centroizquierda, sobre todo en Sudam¨¦rica, con las victorias de Humala en 2011 o Bachelet en 2013.
As¨ª, las elecciones presidenciales de 2013 fueron un fiel reflejo de esta situaci¨®n: ganaron los candidatos del ¡°socialismo del siglo XXI¡± donde ya gobernaban (en febrero en Ecuador y en abril Venezuela), el centroderecha en Paraguay y Honduras, y el centroizquierda en Chile. Una heterogeneidad que, a priori, va a seguir en 2014, a?o en el que la derecha es favorita para ganar en Costa Rica, El Salvador (al menos en la segunda vuelta) y Colombia, la izquierda moderada en Brasil y Uruguay y el socialismo del siglo XXI en Bolivia.
La conclusi¨®n es que, a diferencia de los a?os 90, en la actualidad existe una regi¨®n variada, heterog¨¦nea y con fuertes diferencias internas en la izquierda. Am¨¦rica Latina hoy estalla en matices, colores y tendencias.
Rogelio N¨²?ez Castellano es subdirector de Infolatam Investigador del IELAT (Universidad de Alcal¨¢).
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