Agnese Landini, la anti primera dama de Italia
La esposa de Matteo Renzi renuncia a tener un papel oficial para seguir trabajando como profesora interina La pareja se conoci¨® en los scouts, ella ten¨ªa 17 a?os, ¨¦l dos m¨¢s Agne vivir¨¢ en Florencia con sus tres hijos
Absorta, serena, sin joyas y casi sin maquillaje, Agnese Landini escuch¨® a su marido. Sentada en la tribuna del palacio Madama, sede del Senado, junt¨® a ratos sus manos como si rezara. Matteo Renzi, primer ministro de Italia desde el s¨¢bado, hablaba desde el centro de la C¨¢mara a la que lleg¨® para pedir la confianza para su flamante Gabinete. ¡°Necesitamos sue?os y valent¨ªa¡±, dijo. Ella sonri¨®. ¡°Tenemos que capear la deuda soberana para el bien de nuestros hijos¡±, a?adi¨® ¨¦l, y ella se conmovi¨®. Cuando el pol¨ªtico anunci¨® inversiones y atenci¨®n para la educaci¨®n, ella frunci¨® el ce?o concentrada. Las palabras del primer ministro se reflejaban en el rostro de ella. Agne, como la llama su esposo, es la confidente y asesora m¨¢s cercana del mandatario. Le observa, le sigue, le acompa?a. Pero desde lejos. Esta va a ser la actitud de la nueva primera dama de Italia, una profesora interina de literatura e historia, de 37 a?os y con tres hijos, criada a las puertas de Florencia, en esa campi?a laboriosa y tranquila. Una mujer devota de su marido y de su familia pero no de los focos.
¡°No ir¨¦ con Matteo a Roma¡±, confes¨® a la prensa en una fugaz declaraci¨®n. ¡°Tengo una familia en Florencia y lo que me preocupa sobre todo es que los ni?os asimilen el cambio¡±. Francesco, Emanuele y Ester ¡ªde 12, 10 y 7 a?os¡ª deben acostumbrarse a la ausencia de un padre que hasta la semana pasada era alcalde de su ciudad y a partir de ahora va a trasladarse a la capital para ser l¨ªder del pa¨ªs. ¡°El mayor le toma el pelo, lo lleva bien¡±, cuenta ella. ¡°A los peque?os les explico que su papi va a estar menos tiempo en casa porque est¨¢ haciendo una cosa grande, para el bien de tantos ni?os como ellos¡±. Su voz, frente a la c¨¢mara de la cadena La7, es firme y tranquila. Su rostro esboza una sonrisa t¨ªmida. ¡°Este es el momento de Matteo. Por favor, haced como si yo no existiera¡±, implor¨® a los periodistas cuando su pareja desde hace 20 a?os decidi¨® participar en las primarias del Partido Democr¨¢tico: los ¨²nicos comicios nacionales que hasta el momento Renzi gan¨® y que le abrieron el camino hacia el palacio Chigi. Ahora que gu¨ªa el Ejecutivo, ella lo explicita a¨²n m¨¢s: ¡°Nunca me comportar¨¦ como una primera dama¡±.
Tan discreta, sencilla, se la ve pasear por la ciudad de los Uffizi en vaqueros y camiseta, recogiendo a los ni?os de la escuela, subi¨¦ndose a los trenes de cercan¨ªas que la llevan cada vez a un instituto distinto, all¨ª donde debe cubrir las bajas de los profesores con n¨®mina. La que hasta hace unos d¨ªas era la esposa del alcalde de Florencia no aparece en las fiestas e inauguraciones mundanas, prefiere las librer¨ªas o los campos de f¨²tbol donde los hijos juegan al bal¨®n. Esquiva de la misma manera los m¨ªtines de partido, los eventos de la campa?a electoral que su marido protagoniz¨® a bordo de un autob¨²s en el oto?o de 2012.
Agnese es muy distinta a Michelle Obama, con agenda propia paralela a la del presidente de EE UU que Renzi cita como modelo en la mayor¨ªa de sus discursos. Ella es la guardiana de la privacidad de la familia. La tutora de la educaci¨®n y tranquilidad de sus hijos. Una mujer religiosa como toda la familia. Una defensora de su marido al que conoci¨® en los scouts. Era el a?o 1994. Agnese ten¨ªa apenas 17 a?os, Matteo dos m¨¢s.
En Italia, campa?a electoral tras campa?a electoral, la figura del primer ministro se hace cada vez m¨¢s personal. En cambio, las primeras damas no crecen en visibilidad. Las esposas de los l¨ªderes italianos no asumen la importancia que tienen, por ejemplo, en Reino Unido. Suelen permanecer entre bastidores hasta el punto de no trasladarse al Palacio Chigi, la residencia del primer ministro. As¨ª ocurri¨® con la esposa, mientras lo fue, del l¨ªder m¨¢s carism¨¢tico de los ¨²ltimos a?os, Silvio Berlusconi. Veronica Lario nunca se mud¨® a vivir en la capital, sino que se mantuvo bien alejada del ajetreo pol¨ªtico, encerrada en su mansi¨®n de Macherio, cerca de Mil¨¢n.
Entre las varias similitudes con Il Cavaliere que los analistas encuentran en Renzi, hay que a?adir tambi¨¦n esta. Aunque Veronica Lario y Agnese no tienen nada que ver.
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