Pistoletazo electoral
Rajoy y Rubalcaba se refuerzan en sus posiciones con la vista puesta en movilizar a los votantes
El ¨²ltimo debate sobre el estado de la naci¨®n antes de iniciar el apretado calendario de procesos electorales consisti¨® en una reafirmaci¨®n de las posiciones de cada cual. No hubo ninguna propuesta de pactos importante en el hemiciclo; ni siquiera un acuerdo de fondo para dialogar sobre temas de Estado como la cuesti¨®n de Catalu?a o el tratamiento de la inmigraci¨®n. Lo que hubo ayer fue un presidente del Gobierno que da por terminada la crisis econ¨®mica y una oposici¨®n que lo duda ampliamente.
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Respaldado por los datos que apuntan el comienzo de la recuperaci¨®n, Mariano Rajoy traz¨® un balance complaciente de las pol¨ªticas de su Gobierno y resalt¨® los ¡°sacrificios hechos por los espa?oles¡± como la base para la mejora en un futuro cercano. El esfuerzo, orientado a movilizar a los votantes dudosos o perdidos, incluy¨® gui?os a los bolsillos exhaustos, desde una rebaja de cotizaciones a la Seguridad Social (para favorecer la contrataci¨®n indefinida) hasta una reforma fiscal de la que apenas dio detalles, aunque s¨ª anticip¨® el n¨²mero de personas a las que producir¨¢ rendimientos: 12 millones de contribuyentes al IRPF, asegur¨®, y el plazo en que eso ocurrir¨¢: ¡°a partir de 2015¡± (el a?o en el que se concentrar¨¢n las elecciones locales, las auton¨®micas y las generales).
Como cab¨ªa esperar, el l¨ªder de la oposici¨®n cuestion¨® la recuperaci¨®n econ¨®mica proclamada por Rajoy y le reproch¨® haber elegido las opciones que m¨¢s da?o hacen a los trabajadores y a los sectores sociales m¨¢s d¨¦biles. En ese contexto encontr¨® un argumento de cierta efectividad ideol¨®gica: Rajoy ha ejecutado, con el pretexto de la crisis, el programa que la derecha siempre ha querido para Espa?a. Rubalcaba y Cayo Lara pidieron la retirada de la discutida reforma de la ley del aborto, y el jefe del Ejecutivo contest¨® que la mantiene; el l¨ªder socialista equipar¨® la reforma de la ley de seguridad ciudadana a un retroceso de las libertades, intenci¨®n que Rajoy neg¨®.
El presidente dedic¨® sus palabras m¨¢s solemnes a reiterar que no habr¨¢ refer¨¦ndum unilateral en Catalu?a y a defender el valor de la unidad nacional. ?nica novedad: dej¨® la puerta abierta a la posibilidad de un cambio de la Constituci¨®n ¡ª¡°se puede reformar¡±, dijo¡ª, lo cual matiza su anterior tono esc¨¦ptico al respecto. Rubalcaba insisti¨® en que no se puede contestar siempre que no ni negarse al di¨¢logo. Pero quien m¨¢s porfi¨® en la necesidad de hablar sobre Catalu?a fue el portavoz de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida, en el papel de defensor de un acuerdo que ¡°deber¨ªa consultarse a la ciudadan¨ªa de Catalu?a¡±. Rajoy no fue m¨¢s all¨¢ de recordar su preocupaci¨®n por las personas que viven en Catalu?a ¡ªaludiendo a problemas concretos, principalmente econ¨®micos¡ª y a la consabida primac¨ªa de la Constituci¨®n y de la ley.
El rifirrafe incluy¨® un problema aparentemente menor, pero importante desde el punto de vista constitucional, que es el grado de proporcionalidad de las leyes electorales. Fue a prop¨®sito de la reforma del Estatuto de Castilla-La Mancha, calificada de ¡°aut¨¦ntica cacicada¡± por Rubalcaba porque reduce el tama?o de su Parlamento para convertir el sistema proporcional en mayoritario, atribuy¨¦ndolo a un intento de favorecer la reelecci¨®n de Mar¨ªa Dolores de Cospedal. Rajoy tampoco contest¨® a esta acusaci¨®n.
Por lo dem¨¢s, mucho agravio mutuo, incluida la intensa tarea de hemeroteca a la que se entregaron Rajoy y Rubalcaba para tirarse titulares a la cabeza, y un intercambio de acusaciones sobre qui¨¦n es m¨¢s mentiroso de ambos. Todo muy preelectoral, muy de enfatizar lo que les diferencia; todo de utilidad relativa para una ciudadan¨ªa cada vez m¨¢s esc¨¦ptica con la pol¨ªtica.
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