Sin paternidad no hay para¨ªso

?Recuerdan cuando el soltero era el rey del caf¨¦ del lunes en la oficina? Entre sorbo y sorbo de cortado deslumbraba a sus compa?eros con hijos con sus conquistas, mientras las mujeres suspiraban por sus gre?as y su aire canalla. Nadie se habr¨ªa imaginado que el hombre que ahora provoca suspiros tiene m¨¢s treintaytantos que veintitantos y se sabe la canci¨®n de Dora la Exploradora. Lo ver¨¢n cualquier ma?ana empujando su carrito Bugaboo con aire de sofisticad¨ªsimo veh¨ªculo lunar (tuneado a su medida), mientras camina hacia el mercado. Su barba, perfectamente imperfecta, ya no asusta a los ni?os (ni?os, por cierto, que llevan las mismas Nike Air Vortex que su padre, pero en talla 22). Si alguien elogia su forma de vestir, siempre en equilibrio entre el gentleman y el bohemio, ¨¦l le devolver¨¢ una sonrisa desarmante: ¡°No s¨¦, me he puesto lo primero que he cogido. Con los ni?os no hay tiempo de m¨¢s¡±. Qu¨¦ rabia da esa respuesta, ?verdad? Pero hay algo que, en el fondo, da m¨¢s rabia: que es verdad.

Estas son las claves del se?or perfecto:

Saca tiempo para leer... a la vieja usanza. Es suscriptor de algunos peri¨®dicos online pero, como ¨¦l mismo dice,"algunas revistas merece la pena comprarlas en papel".

Es m¨¢s chulo que un ocho. Nada de mocasines. Nuestro hombre es un poco freak de las zapatillas y compra las suyas por internet, a ser posible, ediciones limitadas.

Un ni?o, una tableta. Los chiquillos de hoy aprenden a manejar pantallas t¨¢ctiles antes que a comer alimentos s¨®lidos. El padre de hoy lo sabe perfectamente.

"Ahora no puedo hablar". Sabe usar su iPhone 5S, llevar al ni?o de paseo y montar en su longboard al mismo tiempo. A veces se cae, pero eso lo hace todav¨ªa m¨¢s encantador.

Baby broom. El Bugaboo absorbe irregularidades del terreno, gira 360? en espacios reducidos y es customizable hasta el infinito. Podr¨ªamos estar hablando de un Range Rover pero es el carrito de beb¨¦ preferido de nuestro se?or perfecto.