?Sostenibilidad a la carta?

El tiempo se agota frente a la fecha prevista para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Estos objetivos fueron dise?ados en el a?o 2000. Se supon¨ªa que iban a ocuparse del llamado mundo en desarrollo antes del 2015, a trav¨¦s de la lucha contra la pobreza extrema, la educaci¨®n, la asistencia sanitaria, adem¨¢s de otra serie de temas. Si bien se ha realizado un progreso importante, no podemos decir, exactamente, que el trabajo est¨¦ hecho. Por poner un ejemplo, los ODM han abordado muy pobremente la discriminaci¨®n que la mitad de la poblaci¨®n del mundo (ni?as y mujeres) sufre, y que est¨¢ frenando su progreso, el de sus familias, comunidades y pa¨ªses. Por si fuera poco, nos enfrentamos, cada vez m¨¢s, a grandes desaf¨ªos mundiales en otras ¨¢reas.

As¨ª pues, ahora todo de lo que se habla va de qu¨¦ ser¨¢ lo que siga a los ODM, y qu¨¦ podemos hacer mejor esta vez, despu¨¦s del 2015. El desarrollo sostenible es la expresi¨®n del momento. Algunos se atreven a hablar de una agenda de transformaci¨®n. No hay duda de que necesitamos una pero, ?est¨¢n los l¨ªderes mundiales por la labor? Lo que llama la atenci¨®n en todo discurso donde se mencionan objetivos, metas e indicadores posteriores al 2015 es que pocos parecen dispuestos a abordar la llamada cuesti¨®n qui¨¦n: ?a qui¨¦n (o a qu¨¦ pa¨ªses) se aplicar¨¢?

La conclusi¨®n general es que el norte rico no deber¨ªa dictar al sur m¨¢s pobre. Pero, nos preguntamos: ?hay alg¨²n tipo de acuerdo sobre si el marco debe ser universal y aplicarse a todos los pa¨ªses? Es, de hecho, la falta de acuerdo sobre la "universalidad" la que podr¨ªa dejar sin apoyo a una agenda inclusiva y de transformaci¨®n.

Nadie dijo que fuera f¨¢cil dise?ar un marco universal. Al contrario. No todos los pa¨ªses son iguales. No tienen las mismas prioridades, no est¨¢n en la misma fase de desarrollo y no siguen el mismo camino hacia el progreso. Pero la universalidad es la clave para abordar temas como el cambio clim¨¢tico, la degradaci¨®n ambiental y las repetidas crisis econ¨®micas. As¨ª que todos los pa¨ªses, incluidos los estados miembros de la Uni¨®n Europea (UE), deber¨ªan comprometerse a una agenda universal.

Pero el camino no es sencillo y deben introducirse cambios clave en la manera en la que los miembros de la UE operan. No obstante, la universalidad liderar¨¢ el cambio si se toma en serio.

Un marco ¡°a la carta¡±, donde unos deciden quedarse dentro y otros fuera, no es un comienzo, ya que podr¨ªa enviar mensajes errados, y probablemente echar por tierra las negociaciones internacionales. De ah¨ª la importancia de que los miembros de la Uni¨®n (y otros pa¨ªses ricos) se comprometan, claramente y desde el principio, a establecer un marco verdaderamente universal. Y seamos sinceros, no hay muchas ¨¢reas en las que los miembros de la UE puedan decir que no se necesita mejora.

Tomemos la igualdad de g¨¦nero como ejemplo: estamos orgullosos de tener una sociedad abierta e igualitaria en gran parte de Europa, ?no es as¨ª?

Entonces, c¨®mo es posible que en la Europa del siglo XXI haya tres hombres por cada mujer en los parlamentos nacionales? ?o que en uno de cada dos pa¨ªses europeos no haya ni una sola mujer que dirija una gran empresa que cotice en Bolsa? ?o que las desigualdades de g¨¦nero persistan en casi todos los aspectos de la vida (ya sea en cuesti¨®n de ingresos, patrones de trabajo o expectativas sobre el cuidado informal) comprometiendo la independencia (econ¨®mica) de la mujer durante toda su vida.

Por otro lado, la violencia contra las mujeres y ni?as no conoce fronteras geogr¨¢ficas, diferencias ¨¦tnicas, distinci¨®n de clases o edad. Se estima que una de cada cinco mujeres ha sido v¨ªctima de la violencia dom¨¦stica y que siete mueren cada d¨ªa en Europa debido a ella.

Por esta raz¨®n, el eurodiputado Mikael Gustafsson y la ONG Plan Internacional est¨¢n convencidos de que Europa, tambi¨¦n, se beneficiar¨ªa de metas universales y de largo alcance. Una de ellas deber¨ªa concentrarse en la igualdad de g¨¦nero y el empoderamiento de mujeres y ni?as. Esta ¨²ltima cuesti¨®n deber¨ªa adem¨¢s ser incorporada transversalmente en el resto de metas.

Dada la naturaleza y la magnitud de los desaf¨ªos a los que el mundo se enfrenta, ya no es posible imaginar un marco dise?ado principalmente para ser implementado por los pa¨ªses en desarrollo. Las metas universales deben pertenecer a todos los pa¨ªses y todos los pa¨ªses deben contribuir al progreso en su propio contexto.

Europa no debe tener miedo al compromiso con un marco universal. Europa debe predicar con el ejemplo y preparar el terreno para que todos los pa¨ªses lleven a cabo un cambio sostenible, gracias a una agenda post-2015, inclusiva y de transformaci¨®n.

Mikael Gustafsson es presidente de la comisi¨®n sobre derechos de la mujer e igualdad de g¨¦nero en el Parlamento europeo.

Tanya Cox es responsable de incidencia pol¨ªtica de Plan International en Europa, y co-directora del grupo Europeo de la campa?a Beyond 2015