¡°No me qued¨¦ en Colombia para estar callada¡±
La periodista, comprometida con el relato de una guerra que lastima su pa¨ªs desde hace 50 a?os, promueve la campa?a 'No es hora de callar'
Volver a Madrid es para Jineth Bedoya vivir una especie de flash-back. Fue aqu¨ª donde, en 2009, cont¨® por primera vez al mundo la violencia brutal de la que hab¨ªa sido v¨ªctima nueve a?os antes. Era el mayo de 2000 y ella era una joven reportera que investigaba sobre tr¨¢fico de armas que involucraba funcionarios y miembros del grupo militar Autodefensas Unidas de Colombia. Fue secuestrada, torturada y violada durante horas hasta que la soltaron, rota, en medio de la calle. ¡°Hace cinco a?os era una mujer lista para contar su situaci¨®n, y hoy tengo esta misma sensaci¨®n pero es gratificante, en medio del dolor, mirar hacia atr¨¢s y darte cuenta de que vali¨® la pena hablar. Vuelve a haber l¨¢grimas pero son l¨¢grimas empoderadas¡±, comenta Bedoya, mientras sus grandes y oscuros ojos en su cara delgada se humedecen.
Desde que decidi¨® contar lo que hab¨ªa sufrido su vida ha dado un giro de 180 grados. Ahora, adem¨¢s de ser una periodista comprometida con el relato de una guerra que lastima su pa¨ªs desde hace 50 a?os, es, dice, una activista. Lucha para que no pasen en silencio los cr¨ªmenes contra las mujeres, los m¨¢s olvidados del conflicto armado colombiano. ¡°Con los estudios que hemos hecho tenemos una cifra aproximada no oficial de medio mill¨®n de mujeres violadas en las ¨²ltimas d¨¦cadas por el conflicto, pero puede que el total llegue a los dos millones¡±, dice. ¡°Y si algo se va a sacrificar en el proceso de paz que se est¨¢ llevando a cabo en la Habana es la violencia contra las mujeres. Ni siquiera estamos incluidas en el punto cinco de la negociaci¨®n que es el que concierne a las v¨ªctimas¡±.
La campa?a de concienciaci¨®n que ha lanzado, apoyada por Oxfam Interm¨®n, la organizaci¨®n de mano de la cual hace cinco a?os decidi¨® contar sus vivencias, se llama No es hora de callar. Ella ha decidido no hacerlo nunca m¨¢s, aunque duela a diario. ¡°Durante nueve a?os era la ¨²nica que cargaba con mi dolor y me escudaba mucho en mi trabajo [es ahora subdirectora del diario colombiano El Tiempo], pero fue mucho m¨¢s duro hablar porque te conviertes en un referente p¨²blico. Y muchas veces uno no se falla a si mismo por no fallarles a los dem¨¢s. Cuando yo empec¨¦ a hablar muchas mujeres lo hicieron. Te haces cargo de otros dolores y es mucho m¨¢s complicado¡±.
En 2011, tras contar su caso en Colombia en un programa de televisi¨®n de m¨¢xima audiencia, la investigaci¨®n judicial, que volvi¨® a estancarse poco despu¨¦s, se reactiv¨® y uno de sus tres raptores fue identificado. ¡°Hab¨ªa gente que me dec¨ªa que era valiente. Pero en octubre de ese a?o volv¨ª a caer en una gran depresi¨®n. Sent¨ªa que no era capaz de seguir. En menos de un mes me acab¨¦ f¨ªsicamente, pesaba 41 kilos. Un d¨ªa estaba en mi cama y dec¨ªa ¡®Dios m¨ªo me quiero ir porque no soy capaz y necesito que me des una respuesta¡¯. Y en ese momento mi madre entr¨® se arrodill¨® delante de m¨ª y me dijo: ¡°Jineth si usted no quiere vivir para usted, viva por m¨ª que yo a¨²n la necesito¡±. Se levant¨® sin una l¨¢grima y se fue. Pens¨¦ que era la respuesta que yo estaba pidiendo a Dios. Y pens¨¦ que me ten¨ªa que levantar y no solo por mi mam¨¢. Sino por las mujeres que hab¨ªan confiado en m¨ª¡±, cuenta. Un a?o despu¨¦s recibir¨ªa de mano de Hillary Clinton y Michelle Obama el Premio Internacional a las Mujeres Coraje. ¡°En Colombia ning¨²n caso de violaciones de Derechos Humanos ha llegado a un tribunal internacional pero yo estoy segura de que la violencia sexual contra las mujeres s¨ª va a llegar porque es comparable con lo que ha ocurrido en el Congo¡±, dice. Ella se ha prometido a si misma dedicar a esto el resto de su vida, una vida que desde hace 14 a?os est¨¢ bajo escolta. ¡°Pero hay que hacerlo. Yo no me qued¨¦ en Colombia para estar callada¡±.
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