Desalmados
Todos ellos tienen nombres y apellidos, y ninguno ha pedido perd¨®n, sobre todo a las v¨ªctimas
No es cierto que se haya tardado 10 a?os en saber la verdad sobre los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid. La verdad m¨¢s importante de aquello se conoci¨® enseguida. Nadie con la menor dosis de decencia e informaci¨®n dud¨® a las 24 horas de que se tratara de un ataque del islamismo radical contra la ciudadan¨ªa.
Luego, un grupo de periodistas escogidos entre la basura, al servicio de pol¨ªticos rencorosos y sin ning¨²n escr¨²pulo, se dedic¨® a sembrar sospechas que sumieron al pa¨ªs en la confusi¨®n y, sobre todo, aseguraron a las v¨ªctimas un eterno calvario de ajuste de cuentas con la realidad.
Los testimonios de Baltasar Garz¨®n o Javier G¨®mez Berm¨²dez; de numerosos responsables policiales; y, ahora, de un gran investigador, Fernando Reinares, que ha escrito un soberbio libro, ?Matadlos! (Galaxia Gutenberg, 2014), han despejado las dudas, pero tambi¨¦n los detalles de la conspiraci¨®n yihadista, y de paso, por eliminaci¨®n, la gran manipulaci¨®n de los que quisieron aprovechar de manera repugnante la matanza para deslegitimar al rival pol¨ªtico.
Todos ellos tienen nombres y apellidos, y ninguno ha pedido perd¨®n, sobre todo a las v¨ªctimas. Se llaman Federico Jim¨¦nez Losantos, Pedro J. Ram¨ªrez, Eduardo Zaplana, ?ngel Acebes y m¨¢s. Algunos callan ahora, otros siguen piando.
Mar¨ªa Dolores de Cospedal e Ignacio Gonz¨¢lez, por ejemplo, que ya reconocen que hay una sentencia seria despu¨¦s de un juicio serio. Pero siguen dejando en el aire que pueden aparecer nuevos datos, a los que se mostrar¨ªan receptivos, claro.
En cierto modo, yo entiendo su postura.
Es normal. Yo no tengo ninguna informaci¨®n de que Cospedal, Gonz¨¢lez o Rouco Varela, que se ha apuntado al carro, est¨¦n implicados en casos de trata de blancas.
Pues lo mismo. A ver si aparecen datos.
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