Que se lo pasen

He aqu¨ª un fotograma del encuentro provocado por Jordi ?vole entre Artur Mas y Felipe Gonz¨¢lez. Le parece a uno que la imagen cobra m¨¢s valor a medida que pasan las semanas. A ver, estos dos se?ores se sentaron a la mesa con posiciones antag¨®nicas, casi irreconciliables, que mantuvieron a lo largo de la pl¨¢tica. Ninguno de los dos se ape¨® de sus posiciones de salida, ninguno cedi¨®, ninguno renunci¨® a sus convicciones, y sin embargo no ¡°discutieron¡± en el sentido malo que tiene entre nosotros con frecuencia el verbo discutir. No se agredieron ni se pelearon: hablaron, conversaron, departieron, dialogaron, se comunicaron, con vehemencia, s¨ª, pero una vehemencia que en ning¨²n momento convirti¨® el encuentro en desencuentro. Lo bueno es que al comunicarse entre ellos pusieron en comunicaci¨®n algunas partes de nosotros que tienen tambi¨¦n dificultades para relacionarse entre s¨ª, especialmente en asuntos pol¨ªticos tan complicados como el encaje de Catalu?a en Espa?a. De eso justamente iba el programa. Dieron una lecci¨®n de cortes¨ªa in¨¦dita entre nuestros personajes p¨²blicos.

Ten¨ªa uno la impresi¨®n de que si encerrabas a estos dos hombres en un despacho, conmin¨¢ndoles a que llegaran a un acuerdo en aras del bien com¨²n, saldr¨ªan m¨¢s pronto que tarde con un papel firmado que dejar¨ªa resuelto el problema para diez o veinte a?os, quiz¨¢ m¨¢s. Esto es la civilizaci¨®n, se dec¨ªa uno mientras asist¨ªa al juego de tenis de mesa verbal moderado por el individuo que aparece en el centro. Nos preguntamos si vio el programa Rajoy. Si no, que se lo pasen.