Socialdem¨®cratas, mirad hacia Londres
Miliband propone una ¡®predistribuci¨®n¡¯ que evite la intervenci¨®n del Estado
El pr¨®ximo mes de Mayo los ciudadanos de los 28 pa¨ªses que forman parte de la UE elegir¨¢n al nuevo Parlamento Europeo para el per¨ªodo 2014-2019. Una de las innovaciones fundamentales que se van a producir en estas elecciones es que el Partido de los Socialistas Europeos se presentar¨¢ a las mismas con un candidato com¨²n a la Presidencia de la Comisi¨®n Europea, el alem¨¢n Martin Schulz. He defendido en otro lugar (Estella, 2009) la necesidad de esta reforma, que no implica, adem¨¢s, una modificaci¨®n de los Tratados comunitarios, sino solamente un acuerdo entre los partidos nacionales que forman cada partido pol¨ªtico en el nivel europeo. En este terreno, el PSE ha tomado adem¨¢s el liderazgo dando el primer paso, puesto que tras el movimiento del PSE, el Partido Popular Europeo tambi¨¦n ha elegido a un candidato com¨²n a la presidencia de la Comisi¨®n Europea, el Luxemburgu¨¦s Juncker. De esta manera, las elecciones al Parlamento Europeo dejar¨¢n de ser unas elecciones ¡°ciegas¡± (en las que no se sabe muy bien a quien se est¨¢ votando) y pasar¨¢n a convertirse en un proceso electoral con nombre, apellidos y cara.
El problema est¨¢ en que las innovaciones de cara a estas elecciones acaban precisamente all¨ª. No hay nada demasiado nuevo, en particular, en lo que se refiere a las pol¨ªticas sustantivas que la socialdemocracia desarrollar¨ªa si ganara estas elecciones. Con respecto al PPE, en realidad su programa est¨¢ ya escrito en los Tratados actuales, con lo que no merece la pena darle muchas m¨¢s vueltas a la cuesti¨®n. Sin embargo, de los socialdem¨®cratas s¨ª que cabr¨ªa esperar algo m¨¢s. A pesar de ello, los documentos que hasta ahora se han publicado sobre Europa por parte del PSE (o de los propios partidos socialistas nacionales) en ning¨²n caso ponen en cuesti¨®n el actual rumbo de las pol¨ªticas comunitarias. Esta ausencia de propuestas novedosas y atractivas es si cabe m¨¢s llamativa en materia de pol¨ªtica econ¨®mica.
La socialdemocracia
no tiene ni idea de c¨®mo
hacer que la econom¨ªa
sea progresista
Pues bien, a pesar de la existencia de un estado de opini¨®n en nuestro pa¨ªs muy contrario a la forma en la que el Reino Unido tiene de entender sus relaciones con la Uni¨®n Europea (v¨¦ase por ejemplo Torreblanca: ¡°Brexit: ?Y qu¨¦?¡± publicado en este mismo diario el 27 de Febrero de 2014), es del Reino Unido de donde est¨¢n viniendo las propuestas m¨¢s interesantes en materia de pol¨ªtica econ¨®mica desde la socialdemocracia. Por tanto, Reino Unido, y en particular los laboristas brit¨¢nicos, tienen mucho que aportar a este debate. Desde esta perspectiva, Brexit importar¨ªa, y mucho adem¨¢s.
Dig¨¢moslo de la manera m¨¢s clara posible para enmarcar correctamente el debate que se est¨¢ produciendo en el Reino Unido: la socialdemocracia no tiene ni idea de c¨®mo generar una econom¨ªa socialmente justa, o si queremos una etiqueta, de c¨®mo hacer que la econom¨ªa (y nos solamente la sociedad, o la pol¨ªtica) sea, tambi¨¦n ella, progresista. Lo ¨²nico a lo que ha aspirado hasta ahora la socialdemocracia, despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial, ha sido a gestionar los fallos de mercado a trav¨¦s de la acci¨®n correctora del Estado. Pero por mucho que nos empe?emos en justificar esta posici¨®n en aras del pragmatismo, en realidad lo que ha hecho la socialdemocracia con ello ha sido renunciar a uno de sus principios m¨¢s b¨¢sicos, m¨¢s fundamentales, y por los cuales gan¨® cr¨¦dito a principios del siglo XX: el de que la econom¨ªa, tambi¨¦n ella, ser¨ªa reformada. La socialdemocracia ha aceptado no solamente a los mercados, sino tambi¨¦n al capitalismo (cuestiones que a menudo se confunden pero que son completamente distintas) y lo que ha hecho ha sido intentar corregir sus desmanes como ha podido. Hasta los a?os 80 esto m¨¢s o menos funcion¨®. Pero desde los a?os 80, dej¨® de funcionar. La Gran Recesi¨®n solamente ha sido el punto final en este proceso de progresiva incapacidad del Estado para embridar al capitalismo, sobre todo, al financiero.
Las elecciones europeas
no ser¨¢n "ciegas":
tendr¨¢n nombre,
apellidos y cara
En este contexto, ?qu¨¦ propone el l¨ªder del laborismo brit¨¢nico, Ed Miliband? Lo que propone es volver a retomar ese tema ¨Chagamos una econom¨ªa progresista, y no solamente una sociedad progresista- bajo el concepto de ¡°pre-distribuci¨®n¡±. La pre-distribuci¨®n trata, precisamente, de que sea la propia econom¨ªa la que genere resultados socialmente justos, reduciendo por tanto la necesidad de que luego el Estado act¨²e ex post facto y con resultados que son completamente desalentadores sobre todo en el contexto de hipertrofia de los mercados financieros y de globalizaci¨®n que tenemos por delante. Hay muchas propuestas en las que esta idea de pre-distribuci¨®n se concreta de manera muy espec¨ªfica: desde el establecimiento de un ratio entre sueldo medio y sueldo de los ejecutivos de las entidades financieras, hasta el establecimiento de un m¨¢ximo de cuota de mercado que los bancos y las entidades financieras puedan acaparar, de tal manera que se evite la tendencia a las concentraciones quasi-monopol¨ªsticas que se produce en este ¨¢mbito, y con la consiguiente reducci¨®n de los riesgos derivados de la existencia de entidades financieras que son ¡°too big to fail¡±.
La socialdemocracia europea tiene que mirar, por tanto, hacia el otro lado del estrecho. Al fin y al cabo, fue el Reino Unido uno de los principales lugares en los que, hist¨®ricamente, la izquierda gest¨® y desarroll¨® el principio de que la econom¨ªa, tambi¨¦n ella, deb¨ªa ser reformada y reorientada hacia resultados mucho m¨¢s justos.
Antonio Estella es profesor de Derecho en la Universidad Carlos III de Madrid.
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