La peque?a Mahi necesita m¨¦dicos
Mahi Abbas, antes del accidente / Imagen cedida por la familia.
El retraso de la administraci¨®n espa?ola en la concesi¨®n del estatuto de protecci¨®n internacional a refugiados acarrea consecuencias para quienes lo esperan. Quiz¨¢ no sean situaciones tan graves como la que vivi¨® Manar, esa mujer siria que permaneci¨® en Melilla con el 90% de su cuerpo quemado durante tres meses, hasta que la presi¨®n medi¨¢tica consigui¨® agilizar los tr¨¢mites. Su familia y ella obtuvieron en tiempo r¨¦cord ¨Cun d¨ªa- los papeles que hab¨ªan solicitado. Gracias a ellos pudo viajar a la Pen¨ªnsula y recibir los cuidados m¨¦dicos que en Melilla no pod¨ªan darle.Este fue un caso excepcional pero, lamentablemente, existen muchas personas, muchos rostros tras los cuales encontramos una buena raz¨®n por la que deber¨ªan obtener hoy mismo la protecci¨®n internacional, aunque no sean situaciones de vida o muerte, son importantes para quienes las sufren. Es el caso de Kamiran Abbas.
Kamiran es una de las primeras personas que conoc¨ª cuando hu¨ª de la guerra que sufre mi pa¨ªs, Siria. Nos encontramos en Egipto y viajamos juntos varios meses por todo el mundo, siempre conducidos por la organizaci¨®n que nos hab¨ªa prometido hacernos llegar a Europa. Juntos acabamos en Madrid pese a que su destino era Alemania y el m¨ªo, Suiza. Juntos tambi¨¦n hemos vivido en el mismo Centro de Acogida al Refugiado de Madrid durante el ¨²ltimo a?o. Puedo decir que, despu¨¦s de tantas experiencias juntos, nos hemos convertido en buenos amigos.
Kamiran es kurdo, tiene 41 a?os, es padre de cuatro hijos y tiene una esposa. Todos ellos est¨¢n en Qamishli, su ciudad natal, ubicada al norte de Siria. Lleva un a?o y medio sin verles y les echa de menos terriblemente pero, sobretodo, no vive de la preocupaci¨®n.
Hay tres razones que le quitan el sue?o a mi amigo: la primera es la precaria situaci¨®n econ¨®mica en la que se encuentra su familia, que incluso ha ido a Turqu¨ªa a buscar trabajo pero se ha vuelto al cabo de un mes porque no encuentra nada. ?l, de momento, no puede ayudarles porque a¨²n no ha encontrado trabajo en Espa?a. Est¨¢ aprendiendo el idioma todav¨ªa. La segunda es la posibilidad de que el Gobierno sirio llame a filas a su hijo mayor, de 19 a?os, y este tenga que meterse en una guerra donde matas o te matan. Pero la tercera preocupaci¨®n es la peor de todas: se trata de Mahi, su hija de 11 a?os, cuya salud pende de un hilo.
Mahi fue atropellada hace ahora tres a?os, pocas semanas antes del inicio de la revoluci¨®n. Estaba en la carretera que pasa por delante de la casa familiar, en Damasco, cuando un coche irrumpi¨® a gran velocidad y se la llev¨® por delante, dej¨¢ndola medio muerta en medio de la v¨ªa. El conductor huy¨®, ni siquiera se detuvo, y ni siquiera se ha averiguado qui¨¦n fue.
La familia llev¨® a la ni?a al hospital a toda velocidad y, una vez llegados, el diagn¨®stico fue desalentador porquelos m¨¦dicos dijeron que, seguramente, no iba a sobrevivir. Fue ingresada en coma en la unidad de cuidados intensivos del hospital, donde la enchufaron a un mont¨®n de m¨¢quinas.
Al cabo de 20 d¨ªas, Mahi abri¨® un ojo, solo uno. Pasaron tres d¨ªas m¨¢s y abri¨® el segundo. A¨²n as¨ª, las secuelas eran graves. Estuvo un mes m¨¢s en la UCI y otros tres en planta, donde recibi¨® tratamiento m¨¦dico y de fisioterapia. Entre otras cosas, se hab¨ªa roto la v¨¦rtebra n¨²mero 5, no pod¨ªa mover ni piernas ni brazos y una peque?a hemorragia craneal le imped¨ªa hablar como antes.
Al cabo de tres meses recibi¨® el alta y la familia huy¨® a Qamishli, ciudad natal de Kamiran, porque la revoluci¨®n estaba aviv¨¢ndose y les pareci¨® m¨¢s seguro refugiarse all¨ª en vez de seguir en Damasco. Mahi ten¨ªa que haber seguido con su rehabilitaci¨®n pero los recursos empezaron a escasear; ya no era tan f¨¢cil encontrar un fisioterapeuta. A¨²n as¨ª dieron con uno y, gracias a su ayuda, Mahi pas¨® de vivir en la cama a poder levantarse y caminar. No obstante, la situaci¨®n del pa¨ªs ha ido a peor y, por tanto, los cuidados que requiere Mahi son cada vez m¨¢s dif¨ªciles de administrar.
Hoy, la ni?a puede andar, pero tiene la mitad izquierda del cuerpo medio paralizada. No dobla la rodilla y no puede subir el brazo m¨¢s arriba de su cabeza porque le duele mucho. Habla con lentitud a consecuencia de esa peque?a hemorragia en la cabeza. Adem¨¢s solo puede tomar l¨ªquidos y alimentos pasados por pur¨¦ porque perdi¨® casi todos los dientes en el atropello.
La guerra empeor¨® y Kamiran no tuvo m¨¢s remedio que irse de Turqu¨ªa porque debido a su militancia pol¨ªtica est¨¢ buscado por el r¨¦gimen. La ¨²ltima vez que vio a su hija pens¨® que todo ser¨ªa mucho m¨¢s f¨¢cil; que en pocos meses habr¨ªa llegado a Alemania, donde podr¨ªa reunir a su familia en cuanto le concedieran la protecci¨®n internacional, un tr¨¢mite que tarda unos tres meses. All¨ª pensaba buscar un buen hospital donde dieran a Mahi los cuidados necesarios para que su estado de salud mejore.
Pero todo el viaje se torci¨® y acabamos en Madrid, donde nos est¨¢n tramitando la solicitud de protecci¨®n internacional. El problema es que, seg¨²n el Convenio de Dubl¨ªn, una persona que pida asilo en un pa¨ªs debe quedarse all¨ª hasta que se lo concedan. Y en Espa?a, el retraso es escandaloso. En teor¨ªa, el Gobierno tarda seis meses en concederlo, pero, seg¨²n el Ministerio de Interior, en noviembre hab¨ªa unos 3.300 casos pendientes, 711 de ciudadanos sirios. Es casi el triple de las solicitudes registradas tan solo en 2012: 1.280, 755 de ellas, de sirios tambi¨¦n.Nosotros llegamos el 24 de enero de 2013 a Barajas y ese mismo d¨ªa lo pedimos. El mes pasado fuimos a la oficina de asilo y refugio a preguntar por el estado de nuestra solicitud y ambos obtuvimos la misma respuesta de la funcionaria: no sabe nada, no tiene nada. Lo de siempre.
Hasta que Kamiran no obtenga los papeles, no podr¨¢ pedir la agrupaci¨®n de su familia, algo que necesita por encima de todo para que Mahi pueda recibir en Espa?a una atenci¨®n m¨¦dica adecuada. Lo importante aqu¨ª es que el retraso de la administraci¨®n est¨¢ suponiendo a una ni?a de once a?os una situaci¨®n que se podr¨ªa evitar. El Gobierno tiene que agilizar los tr¨¢mites para toda la gente que est¨¢ esperando, pero en este caso, a¨²n con m¨¢s raz¨®n.
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