Tolerancia cero con la violencia
No se pueden banalizar las agresiones en el deporte de base
De poco sirve ense?ar a los ni?os c¨®mo deben comportarse correctamente en las competiciones de f¨²tbol si algunos adultos se conducen como salvajes en presencia de chavales de 6 y 7 a?os. Esto es lo que ocurri¨® el 15 de marzo en un barrio de Le¨®n, donde dos hombres de 29 y 27 a?os la emprendieron a pu?etazos con el ¨¢rbitro, un chico de 16 a?os de origen magreb¨ª que sufri¨® varias lesiones, la peor en un ojo. Los agresores se presentaron ante la polic¨ªa al cabo de tres d¨ªas y han sido puestos en libertad, con una citaci¨®n judicial pendiente por lesiones.
?Y eso es todo? No deber¨ªa ser as¨ª. Dos adultos que agreden a un menor delante de otros, en un partido de prebenjamines, merecen la roja directa. Que no vuelvan a pisar un terreno deportivo, por lo menos en las competiciones de base. No se puede ceder por m¨¢s tiempo ni encogerse de hombros, incluso si persona tan cabal como Vicente del Bosque intenta restar importancia a lo sucedido calific¨¢ndolo de ¡°hecho aislado¡±. Hace un a?o, un jugador de 27 a?os le dio una paliza a un ¨¢rbitro de 17 que perdi¨® el bazo a consecuencia de la salvajada, en este caso en la localidad valenciana de Burjassot.
Es verdad que no hay incidentes constantes ¡ªsolo faltaba¡ª, pero es f¨¢cil reunir testimonios de padres que asisten a la banalizaci¨®n de los malos modos en los campos, donde sus hijos se ven azuzados por exaltados. La violencia latente que acompa?a a muchos encuentros de alta competici¨®n se entiende mejor si desde las edades m¨¢s tempranas se les deja claro que eso es lo normal. Algo habr¨¢ que hacer para salvar en ellos el esp¨ªritu deportivo.
La pasi¨®n que llena los estadios, la responsabilidad de los jugadores ante audiencias millonarias en los grandes partidos: todo eso est¨¢ muy bien. Pero empecemos por el principio: no se puede ense?ar a los ni?os que vale todo con tal de ganar, y que si pierden se debe solo a una injusticia que autoriza o justifica propinarle una buena paliza al se?alado como culpable. Por mucho que sirva el f¨²tbol para el desfogue de las multitudes, nunca se debe ser tolerante con los pendencieros.
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