Los principios liberales de izquierda
Los conservadores se aprovecharon del t¨¦rmino para frenar los avances de la socialdemocracia
Pocas palabras sufren una confusi¨®n tan injusta como liberal. Por un lado, la derecha conservadora se la apropia sin que su acci¨®n pol¨ªtica se ajuste un mil¨ªmetro al ideario b¨¢sico. Por otro, la izquierda, que se acerca mucho m¨¢s a su programa, la rechaza e incluso la utiliza como descalificaci¨®n contra aquellos a los que identifica como partidarios de un r¨¦gimen econ¨®mico sin reglas y perjudicial para los asalariados. Para mayor confusi¨®n, en Estados Unidos se identifica a los liberales como los socialdem¨®cratas europeos. Es decir, si aqu¨ª llamamos a Merkel liberal, en Estados Unidos el Tea Party insulta as¨ª al Obama de la t¨ªmida reforma sanitaria.
?Qu¨¦ es el liberalismo? Desde luego, ninguna de las caricaturas que estamos acostumbrados a leer. La propia esencia del liberalismo hace que sea dif¨ªcil expresar un corpus ideol¨®gico definido, sino una serie de principios innegociables de los que se derivan las acciones pol¨ªticas liberales, estas s¨ª flexibles a las circunstancias hist¨®ricas. El derecho natural a la libertad est¨¢ por encima de las legislaciones, y ninguna legitimidad posterior puede reclamarse en contra de ella. Resumiendo mucho, este principio b¨¢sico dio origen a teor¨ªas econ¨®micas que lideraron el mundo a partir del siglo XVIII con la as¨ª llamada Ilustraci¨®n escocesa, con autores como Adam Smith y John Mill (padre de otra de las figuras destacadas del liberalismo, John Stuart Mill).
Pero no solo consiguieron libertad para el comercio y flexibilidad en los mercados laborales. William Robertson, historiador escoc¨¦s e impulsor del liberalismo, hablaba ya en 1769 de que ¡°el esp¨ªritu y el celo con el que se luch¨® por las libertades y los derechos, aun atento solo a los objetivos comerciales, no dejaban de difundir por Europa nuevas y liberales ideas en relaci¨®n con la justicia y el orden¡±. ?Un beneficio colateral? No solo. Hubo pensadores liberales que, desde principios radicales de libertad reclamaron derechos que hoy se sostienen como revolucionarios desde una perspectiva de izquierda. ?Desobediencia civil? No es un invento del siglo XX europeo como muchos parecen creer ahora, no es de Mayo del 68, mucho menos de los movimientos de protesta asamblearios surgidos en la actual crisis econ¨®mica. Entre otros, el fil¨®sofo norteamericano Henry David Thoreau ya teoriz¨® sobre ¨¦l, y lo ejerci¨®, en el siglo XIX en Estados Unidos.
Es el progresismo el que luch¨® contra los oligopolios, contra los gremios, contra los abusos laborales
Es innegable que el progreso de Europa es hijo del liberalismo pol¨ªtico, y sin embargo, parecemos avergonzarnos de ¨¦l. Sin duda, una de las razones reside en la apropiaci¨®n indebida que el conservadurismo europeo, y especialmente el espa?ol, han hecho del t¨¦rmino. El liberalismo fue el mantra que el conservadurismo encontr¨® para vencer a la imparable socialdemocracia, su aval, su relato social legitimador. Amparado en su nombre se cometieron los mayores abusos laborales y legislativos, se precariz¨® la vida del trabajador medio y se dio carta de naturaleza a la desigualdad econ¨®mica como un mal necesario e inevitable. Siendo ese el modelo que se impone desde Europa, no es de extra?ar que exista una reacci¨®n al¨¦rgica a todo lo que se define o vende como liberal.
Pero todo es fruto de un malentendido, o del ¨¦xito de una pol¨ªtica de comunicaci¨®n que ha confundido a una socialdemocracia inane. ?C¨®mo pudo la izquierda liberal dejarse arrebatar la palabra que mejor la define a manos de los representantes de los grupos sociales contra los que hubo que luchar para conseguirla? Es la socialdemocracia europea la que mejor representa los principios esenciales del liberalismo, de la libertad. La que luch¨® contra los oligopolios, contra los gremios, contra los abusos laborales, la que consigui¨® establecer ascensores sociales realmente ¨²tiles. La que de veras consigui¨® que hubiese algo parecido a un sistema meritocr¨¢tico. Y en nuestros d¨ªas es la que ha ampliado derechos, la que no pone excusas para d¨¢rselos o neg¨¢rselos a minor¨ªas sociales, sexuales o raciales.
Bajando a las arenas movedizas de nuestro pa¨ªs, la confusi¨®n es a¨²n m¨¢s llamativa. El PSOE huye de la palabra liberal, e incluso es frecuente escuchar c¨®mo muchos dirigentes tachan a algunos de sus compa?eros como social-liberales¡¯ cuando quieren referirse a los partidarios m¨¢s radicales del libre mercado, contribuyendo as¨ª al hundimiento del prestigio de una palabra que el PSOE deber¨ªa llevar a gala despu¨¦s de casi 40 a?os de clandestinidad y casi otros 40 de democracia, en los que ha contribuido como ning¨²n otro a establecer y ampliar las libertades en Espa?a.
Son conocidas las sentencias de Indalecio Prieto y Fernando de los R¨ªos. El primero afirm¨® que era ¡°socialista a fuer de liberal¡±, y el segundo respondi¨® a Lenin que quer¨ªa ¡°libertad para ser libre¡±. A?os despu¨¦s, Felipe Gonz¨¢lez desmontar¨ªa gran parte del Estado corporativo que manten¨ªa a Espa?a en el provincianismo casposo y nos abri¨® al mundo, y Zapatero reconocer¨ªa, entre otros, el derecho de los homosexuales a la igualdad civil plena y la libertad de la mujer a decidir sobre su maternidad. ?No es un legado liberal que merezca reivindicarse? Sin duda, y m¨¢s ahora, cuando se utiliza la crisis econ¨®mica como excusa para imponer agendas conservadoras que nada tienen que ver con el liberalismo que se autoimputan los que las patrocinan.
De modo que, en Espa?a, los que orgullosamente se declaran liberales est¨¢n bien lejos de serlo, y los que m¨¢s se acercan a ello, se averg¨¹enzan. La recuperaci¨®n del concepto liberal de la pol¨ªtica ha de ser uno de los m¨¦ritos de los debe volver a presumir el centro-izquierda espa?ol. Arrebat¨¢rselo a la derecha no es s¨®lo un acto de justicia hist¨®rica, sino una necesidad social ante el giro conservador que ha dado el partido en el Gobierno. La libertad es otra cosa, y estar¨ªa bien que el PSOE nos lo contara.
Antonio Garc¨ªa Maldonado es periodista y editor.
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