Yoko Ono: ¡°No me sorprendi¨® que John Lennon se sintiera atra¨ªdo por m¨ª¡±
El Museo Guggenheim de Bilbao dedica una retrospectiva a Yoko Ono, la viuda de John Lennon Ahora, cuando Paul McCartney ha firmado definitivamente con ella la paz
En un local del Soho neoyorquino es la cita. Por Broome Street, a la altura de West Broadway, un antro con cristales y fachada gris que parece medio abandonado. Se trata del estudio de su hijo Sean, el que Yoko Ono tuvo con John Lennon en 1975 y que ha seguido la estela art¨ªstica de sus padres. Muebles vintage y dibujos de la madre decoran las paredes. Al fondo se apilan fundas de guitarras antiguas. ?Ser¨ªan del eterno beatle? Tambi¨¦n unos pianos de pared y cat¨¢logos de arte.Llega con retraso y entra a lavarse las manos. Aparece con abrigo y sombrero, protegida por gafas oscuras. Se quita el abrigo, pero se deja el resto. Estoy obligado a creer que es Yoko Ono, por fe en la cita que hemos pactado por medio del Museo Guggenheim de Bilbao, que desde el pasado d¨ªa 14 le dedica una retrospectiva. Aunque frente a m¨ª solo se mueven unos p¨®mulos anchos y una boca peque?a de la que emana un ingl¨¦s con marcado acento japon¨¦s.
Se deja caer mucho por Espa?a. Algunas veces, pero para m¨ª no suficientes. Hice eso del Ebro en Zaragoza, estuve en Mallorca, ahora Bilbao.
Para mostrarnos 60 a?os de trabajo, ni m¨¢s ni menos. El tiempo pasa. S¨ª, 60 a?os de obra ya. Pero no he cambiado tanto.
?Ha pensado usted en un concepto sobre su propio trabajo? ?Cu¨¢l ser¨ªa? Pues diversi¨®n, que me he divertido mucho.
No es poco. Est¨¢ bien el balance, ?no?
?Incluso obsesion¨¢ndose con esos dibujos puntillosos que hace? Hasta eso me divierte. Pero lo m¨¢s destacable, aparte de todo, es que me he sentido muy libre. Y dicho detalle es muy importante. En mi trabajo y en mi vida personal.
He calculado que hacia 2050 reinar¨¢ la paz en el mundo
?C¨®mo se libera uno a lo largo de su existencia? Siempre me he sentido as¨ª.
?Desde que era ni?a? Desde el d¨ªa que nac¨ª. Yo lo recuerdo.
?C¨®mo? ?A la manera de las memorias intrauterinas que Dal¨ª describi¨® en su libro ¡®La vida secreta¡¯? Bueno, como un sue?o o, m¨¢s bien, una pesadilla. Me preguntaba: ¡°?De d¨®nde procede esa pesadilla?¡±. Pues del mismo momento en que vine al mundo.
Dal¨ª dec¨ªa que recordaba la humedad en la placenta de su madre. ?Usted? Yo tambi¨¦n. No era muy feliz. Lo que recuerdo m¨¢s que ninguna otra cosa es el silencio.
?Un silencio que podr¨ªa describir? No estaba mal.
Despu¨¦s apareci¨® en el Jap¨®n de antes de la guerra. ?D¨®nde le queda esa memoria? Era usted de buena familia. Claramente. Muy bien. De todo, de todo me acuerdo. Yo era una ni?a obsesionada con comunicarme, pero estaba siempre sola, y eso me entristec¨ªa.
Comunicarse¡ ?en qu¨¦ sentido? A un nivel muy simple. Con mi primo, por ejemplo. ?l era mayor que yo y ya iba a la escuela, recuerdo que siempre me hac¨ªa ilusi¨®n esperarle. Ten¨ªa tres a?os m¨¢s que yo. Era un muchacho incre¨ªblemente inteligente y con una maravillosa sensibilidad art¨ªstica. Dibuj¨¢bamos, jug¨¢bamos en el jard¨ªn.
?Fue su primer amor? Eso, eso, mi primer amor. ?Qu¨¦ gracia! Kio se llamaba. Todo lo relativizaba. Un d¨ªa le esperaba en su habitaci¨®n y romp¨ª una de sus flechas. Todo el mundo se puso muy tenso advirti¨¦ndome que cuando llegara se enfadar¨ªa. Pues bueno, lleg¨®, se lo dijeron y, en vez de molestarse, agarr¨® otra flecha, la parti¨® delante de todo el mundo y dijo: ¡°Muy bien, y qu¨¦ pasa¡±. Fue un gran detalle.
Con eso quiz¨¢ aprendi¨® que no hab¨ªa que exagerar ciertas reacciones, a relativizar. Algo as¨ª, ¨¦l era esa clase de persona, empatizaba.
?Aparecer¨¢ su primo en las memorias que esperamos para 2015? No creo que las publique para esa fecha. Ni he empezado. Ya s¨¦ que todo el mundo las espera, pero no soy capaz de hacerlo.
Jap¨®n es todo un misterio en usted, ?por qu¨¦ nos lo oculta? Lo s¨¦, lo s¨¦. Es un misterio.
Los a?os de guerra, por ejemplo, ?c¨®mo fueron? Recordar eso me entristece. Yo ya hab¨ªa viajado a Estados Unidos antes de que se declarara la guerra, ten¨ªa amigos aqu¨ª y me dio mucha pena. No pod¨ªa imaginar que pasar¨ªa algo as¨ª. Un trauma. Aunque al comenzar, segu¨ªamos viviendo igual de bien. Mi ni?ez y mi adolescencia eran pura alegr¨ªa. Mis t¨ªas, mi madre, siempre con sus fiestas.
?Viv¨ªan el glamour? Ni siquiera pens¨¢bamos eso. Para nosotros era normal. Hasta que invitaron a una echadora de cartas.
?Y qu¨¦ pas¨®? Nos predijo que nuestras familias lo perder¨ªan todo. Se rieron de ella y creyeron que era rid¨ªculo, que si los Yashuda, la familia de mi madre, quedaban sin nada, significaba que el pa¨ªs tambi¨¦n. Y as¨ª fue.
Les resultar¨ªa inimaginable. Absolutamente. Pero ocurri¨®. La mujer daba miedo.
?Sus recuerdos de infancia afloran ahora que ha cumplido 81 a?os con m¨¢s intensidad? No, no creo. Realmente, toda mi vida yo he sido muy observadora. Ten¨ªa m¨¢s talento para afrontar todo as¨ª que para experimentar sobre m¨ª misma. Eso ha sido bueno, porque me ha salvado completamente de muchas cosas que he visto venir. Esto es muy interesante. Incluso cuando la gente me ataca, cuando empiezan a decir que soy una arp¨ªa, una mujer fatal, una dragon lady, me quedo pensando: qu¨¦ interesante.
Se supone que soy una 'dragon lady', pero no lo s¨¦, usted ver¨¢
?En serio? ?Sabe tomar distancia o es un mecanismo de defensa por lo que le han atacado? Bueno, en cierto sentido me duele, pero no tanto. Me coloco como una outsider en cada situaci¨®n.
De hecho, no le importa equipararse a personajes como la ¨²ltima emperadora china, a la que todo el mundo consideraba eso, una ¡®dragon lady¡¯. Bueno, despu¨¦s me enter¨¦ de que la llamaban as¨ª porque el Gobierno brit¨¢nico encontr¨® una gran oposici¨®n en ella cuando quisieron invadir China, as¨ª que por ello empezaron a llamarla de ese modo y a inventar cuentos sobre la mujer.
Muy familiar. Su caso y esa estrategia brit¨¢nica de desarmar al enemigo con propaganda. Mire la ¡®leyenda negra¡¯ espa?ola. Mientras ellos exterminaron el norte, en el sur se impon¨ªa algo tan celebrado en la posmodernidad como el mestizaje. No se f¨ªe de los ingleses¡ Ya.
Dentro de aquel ambiente familiar suyo, la hija de un padre banquero, ?c¨®mo les sent¨® que quisiera ser artista? Nada mal. Mi madre tambi¨¦n pintaba y mi padre, no hay que olvidarlo, era pianista. Se hizo banquero porque mi abuelo se empe?¨®. Y al morir este, le enterr¨® con el primer sueldo que mi padre gan¨®. Se lo meti¨® en el ata¨²d. Para demostrarle que le hab¨ªa obedecido. Pero ¨¦l fue un artista toda su vida. Sufri¨® mucho aquella decisi¨®n. Lleg¨® a dar varios conciertos y con buenas cr¨ªticas. Me viene a la mente que hay algo muy curioso entre los espa?oles y Jap¨®n.
?Qu¨¦? Cuando llegaron por all¨ª, les dijeron que pod¨ªan quedarse solo en Nagasaki. El ADN me dice que existe alguna mezcla dentro de m¨ª.
?Espa?ola? S¨ª.
Mire qu¨¦ bien. ?No le parece gracioso?
?Claro! Pues en Jap¨®n eso est¨¢ muy mal visto, al menos en el pasado. Las mezclas, ya sabe, daban lugar a mucho cotilleo. La cultura espa?ola y la portuguesa me han llamado siempre la atenci¨®n por ese motivo. El catolicismo estaba prohibido y se escond¨ªan bajo tierra, como en las catacumbas romanas. Todav¨ªa hasta hace poco se pod¨ªan encontrar im¨¢genes enterradas de Jesucristo y la Virgen como si fueran Budas. Muy curiosos. Ocurri¨® que para averiguar qui¨¦n realmente era cat¨®lico en tiempos de persecuci¨®n, extend¨ªan las im¨¢genes cristianas en el suelo y obligaban a la gente a pisarlas. Quien no lo hiciera, se delataba solo y lo crucificaban. As¨ª fue como por lo menos se han canonizado 40 santos.
?Siente usted simpat¨ªa por los cat¨®licos por eso? No, por los cat¨®licos no en especial, aunque s¨ª me llama la atenci¨®n su valent¨ªa en ese sentido. Tambi¨¦n me interesa el budismo, aunque soy una existencialista, respeto las religiones. Pero la valent¨ªa de aquellos cat¨®licos me hubiese gustado heredarla para mis propios principios. Los rend¨ª homenaje al inicio de mi carrera con una obra que vino de aquello.
Iba a preguntarle si con el tiempo se ha convertido en una mujer religiosa. No.
?Ni siquiera cree en un dios? Solo creo en m¨ª misma.
Ya lo dijo Nietzsche, que cada uno de nosotros pod¨ªa llevar un embri¨®n divino dentro de s¨ª. Estoy de acuerdo.
?Y un demonio? No, eso no lo creo. No concibo una figura divina, a Dios en este caso, como algo moralista. Dios no es la palabra correcta para lo que quiero decir. Diosa, quiz¨¢ s¨ª.
Mejor. Lo planteo para relativizar el poder masculino. Hagamos una mezcla. Lo que digo es que me respeto mucho a m¨ª misma y estoy orgullosa de lo que soy. Quiero enfatizar lo del orgullo porque si algo no me gusta de las religiones es precisamente que han sido creadas y utilizadas por las clases dominantes para someter a los dem¨¢s precisamente machacando su orgullo y aconsej¨¢ndoles humildad. No les conven¨ªa. ?Humildes para qui¨¦n?
Vanguardia y pacifismo
(Tokio, 1933) Yoko Ono es una artista de vanguardia vinculada a grupos como Fluxus en la Nueva York de los a?os sesenta (arriba, en una imagen de 1968). Pintora, creadora de instalaciones, performances, m¨²sica impulsora de grupos como la Plastic Ono Band, se crio en la alta sociedad japonesa y se cas¨® en 1969 con John Lennon en lo que fue su tercer matrimonio despu¨¦s de haberlo estado con el compositor Toshi Ichiyanagi y con el m¨²sico de jazz Anthony Cox, con quien tuvo a su hija Kyoko. Junto a ?Lennon y despu¨¦s de su muerte, ha destacado como una activista del pacifismo y ha seguido con su labor art¨ªstica, adem¨¢s de encargarse del multimillonario legado que dej¨® el m¨²sico, con quien tuvo un hijo, Sean.
Le pondr¨¦ una prueba de humildad. Echando la vista atr¨¢s, para alguien que vivi¨® en Jap¨®n el trauma de la bomba at¨®mica, que despu¨¦s se ha dedicado en cuerpo y alma a predicar la paz, contemplar hoy el mundo, con sus tensiones y sus guerras, ?le produce sensaci¨®n de fracaso? ?Ha tenido sentido? Terrible. Pero precisamente por eso hay que esforzarse el doble, para limpiar las heridas y curar.
?As¨ª que sigue siendo una idealista? ?Qu¨¦ le vas a hacer! ?Te vas a quedar parada mientras la gente se mata? No tenemos otra elecci¨®n. Mire, yo soy muy pragm¨¢tica, algunos creen que me paso de optimista y en realidad lo que yo hago es desechar ese optimismo. Le voy a hablar en t¨¦rminos pragm¨¢ticos sobre algo que tengo calculado.
?Qu¨¦? Que la paz se impondr¨¢ en el mundo hacia 2050.
?Lo predice? S¨ª.
Quiz¨¢ cuando a finales de los sesenta promov¨ªa el pacifismo con John Lennon, ambos cre¨ªan que hacia el a?o 2000 ya vivir¨ªamos en un mundo tranquilo, y mire. No, no me imaginaba un mundo as¨ª ni en pintura. Pero en este caso lo veo claro.
?En qu¨¦ se basa? M¨¢s que pragmatismo, me parece magia. No es magia.
Conv¨¦nzame. Tiene que convencerse usted. Piense¡
A ver. Mire alrededor y comprender¨¢.
Veo bastante guerra y conflicto. Porque se fija en eso, pero ponga sus sentidos en otras cosas. Mire esa gente que ni se habla y se dedica solo a teclear sus smartphones.
Terrible. En absoluto. Est¨¢ empezando a ocurrir en Jap¨®n que muchos ni?os se encierran en sus habitaciones. Los hikikomori, les llaman. Sus padres se preocupan alarmantemente y hasta les dejan la comida a la puerta de su cuarto. No existe ninguna comunicaci¨®n y creen que es tremendo, aunque yo no lo veo as¨ª. En realidad est¨¢n encerr¨¢ndose en s¨ª mismos en vez de compartir con otros, pero ese fue el mismo camino que escogieron Buda o los monjes cartujos. Buscan un rumbo para mejorar y se ha contagiado a pa¨ªses como Estados Unidos. Tiene un componente budista, pero sin serlo. El budismo, al fin y al cabo, se ha convertido aqu¨ª en algo muy esnob. Veo todo ese fen¨®meno como un camino de meditaci¨®n positiva. Cuando aquello transforme su rabia, an¨®nimamente, en vez de preocuparnos por el hecho de que no nos hablen, deben saber que ser¨¢ por ah¨ª por donde llegue la revoluci¨®n. Silenciosamente. Eso solo por una parte. Por otra, que hay Gobiernos como el de Obama que van a reducir los gastos militares. Lo hace por razones financieras, pero es una tendencia que seguir¨¢ su curso por todo el mundo.
China acaba de anunciar que los aumenta. Pues cualquier Gobierno inteligente acabar¨¢ d¨¢ndose cuenta de que eso es un derroche. Ocurrir¨¢ gradualmente.
Un gran paso para la paz, en lo que le concierne personalmente, fue lo que dijo el otro d¨ªa Paul McCartney: que The Beatles se hubieran separado igual, estuviera o no usted por medio. ?Ya son amigos? Yo siempre me he llevado bien con ¨¦l. El mundo es un lugar curioso. Les encanta pensar que estamos siempre pele¨¢ndonos. Como en un ring de boxeo. Y les decepciona ver que no es as¨ª. Para ¨¦l supone un riesgo admitirlo: el hecho de que, en fin, Yoko est¨¢ bien. Lo dicho, se supone que soy una v¨ªbora.
?Pero no lo es? Pues no lo s¨¦.
As¨ª, de cerca, no me lo parece. Usted ver¨¢.
?No debo fiarme de las apariencias? Depende de usted¡
?Qu¨¦ colgar¨ªa hoy en esos ¨¢rboles del deseo que promueve? Bueno, es otro elemento que ayuda a construir la paz. Hacer florecer deseos en la gente en vez de que nos d¨¦ por matarnos. Para este a?o, lo que he pedido es que todo el mundo sea feliz.
Dif¨ªcil. ?En absoluto! Eso es porque usted se empe?a todo el rato en encontrar complicaciones. ?No diga eso, hombre!
Ser feliz es m¨¢s sencillo de lo que parece, lo que ocurre es que la angustia y la amargura tienen mucho prestigio entre la intelectualidad. Yo tambi¨¦n lo creo. Pero esa es la actitud que busco, hay que tener m¨¢s confianza en el ser humano. Lo que ocurre es que nos pasamos la vida obsesionados por mantenernos, por sobrevivir. ?Por qu¨¦? No lo s¨¦.
Pero hubo una ¨¦poca en que usted no lo consegu¨ªa. Cuando era joven quiso suicidarse. No era feliz, pero tampoco infeliz. Aquello fue muy extra?o. Contemplaba mi vida y hac¨ªa balance. ?Ad¨®nde quer¨ªa llegar? No s¨¦, pero pronto me reconfort¨¦ convenci¨¦ndome de que el camino que hab¨ªa elegido por medio del arte era el correcto. No llegu¨¦ a estar desesperada realmente. Tambi¨¦n la posguerra fue un momento dif¨ªcil. Yo ten¨ªa que ocuparme de mis hermanos, alimentarlos, darles cobijo. Para eso fui muy fr¨ªa y us¨¦ mi cabeza en todo momento. Nos trasladamos de la ciudad a vivir al campo y la gente no era muy amable con nosotros, los de la ciudad, tanto que nos obligaban a lograr sustento en otros pueblos de alrededor; buscarse la vida ya daba sentido a todo en s¨ª.
No creo en Dios, creo en m¨ª misma
?C¨®mo ve su etapa m¨¢s vanguardista en la que colaboraba con m¨²sicos como John Cage o La Monte Young? Eran tipos muy interesantes. Lo que logr¨® John Cage ha pasado a la historia. A m¨ª no me llegaba tanto porque su trabajo se inspiraba mucho en cuestiones asi¨¢ticas que yo conoc¨ªa, relativas al budismo tambi¨¦n. Lo que realmente me impresionaba de ¨¦l era que se trataba de un gran cocinero y que preparaba unas ensaladas magn¨ªficas.
?Qu¨¦ gracia, oiga! ?Qu¨¦ es lo que encuentra tan gracioso?
?Y La Monte Young? Brillante, pero hay que dejarle tranquilo, darle espacio para que se desarrolle como ¨¦l quiere hacerlo.
Realmente, con ellos se encontraba usted fuera del mundo. Porque asombra que cuando conoci¨® a Lennon en una galer¨ªa de arte ni siquiera sab¨ªa qui¨¦nes eran The Beatles. ?Es cierto! ?No lo sab¨ªa! Pero es que a los que nos dedic¨¢bamos a otros ¨¢mbitos no nos interesaba. Yo era algo elitista, es verdad.
?Cree que fue eso, el hecho de que ni lo conociera, lo que le atrajo de usted? No s¨¦ qu¨¦ le atrajo, quiz¨¢ eso.
?No se lo confes¨® con el tiempo? No, la verdad. En fin, a m¨ª no me sorprendi¨® que yo le atrajera.
?Y a usted de ¨¦l? Me fascin¨®, aunque viniera de un mundo por el que yo no sent¨ªa ning¨²n inter¨¦s concreto, ni mucho respeto, por desconocimiento, me result¨® incre¨ªblemente brillante. Eso, sin duda, influy¨®.
Pero en aquella ¨¦poca, cuando ustedes se conocieron, a ellos s¨ª les atra¨ªa la vanguardia. Incluso la incorporaron a sus canciones consiguiendo que resultara atractiva para el gran p¨²blico. Era f¨¢cil de escuchar lo que hac¨ªan. No es que fueran simples, es que ellos consegu¨ªan llegar a todo el mundo de manera muy sencilla. Acercar una calidez vital. Eso resultaba realmente impactante.
Pero complicado. No tanto. Musicalmente, no.
Con los a?os se ha ido demostrando que no crearon cosas tan f¨¢ciles. Es su opini¨®n. Y no me malinterprete, no quiero decir que el hecho de que fuera simple sea malo, creo que eso en s¨ª es una clave fundamental porque les hizo llegar a todo el mundo.
?Sigue sin perdonar a Chapman, el asesino de John? No.
?Ni siquiera ahora que ha dicho entrar en una segunda vida pasados los 80? ?Se siente moderna? Siempre, aunque es una palabra que no me gusta. La ha usado usted.
M¨¢s moderna que posmoderna, me refiero. Me siento yo misma; el resto de adjetivos, que los pongan los cr¨ªticos
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