En defensa de la abuela Peggy
Los nietos de la sobrina de Solomon Guggenheim exigen a la justicia que haga cumplir la voluntad de la gran mecenas del arte sobre su legado
No es enorme: apenas un piso y ocho ventanas por las que entra la delicada luz del Gran Canal de Venecia. Desde el vaporetto, destacan seis ¨¢rboles m¨¢s altos que el mismo Palacio Vernier dei Leoni, un edificio modesto que debi¨® contar con tres pisos, pero nunca fue terminado. Entre 1948 y 1979 all¨ª vivi¨® la rica coleccionsita de arte Peggy Guggenheim. Tres a?os antes de morir, en 1976, don¨® las alrededor de 350 obras que forman su colecci¨®n a la ciudad. Entre ellas destacan piezas de Pablo Picasso, Joan Mir¨®, Juan Gris, Marcel Duchamp, Constantin Brancusi, Jackson Pollock (que fue amante y artista protegido de Peggy), Ren¨¦ Magrite y Marx Ernest (segundo marido de la mecenas), y m¨¢s maestros del siglo XX.
La semana pasada, esta invaluable colecci¨®n se convirti¨® en el centro de una guerra emprendida desde la capital francesa por los nietos de Peggy. Los herederos piden al Tribunal de Par¨ªs que considere que la Fundaci¨®n Guggenheim de Nueva York, responsable desde 1979 de la conservaci¨®n del patrimonio art¨ªstico y de la organizaci¨®n de exposiciones, no ha respetado al pie de la letra la voluntad de la coleccionista. Por ello, solicitan crear un nuevo comit¨¦. En su testamento, la mecenas escribi¨®: ¡°Mi colecci¨®n debe permanecer intacta en Venecia y mantendr¨¢ mi nombre, aunque ser¨¢ administrada por la Fundaci¨®n. Nada deber¨¢ ser tocado¡±.
La Colecci¨®n Peggy Guggenheim posee uno de los jardines m¨¢s grandes y hermosos de Venecia. Es una casa-museo visitada cada a?o por 500.000 personas. En el jard¨ªn, bajo la sombra de un ¨¢rbol, yacen las cenizas de la mecenas y, muy cerca, se encuentran los restos de los 16 perritos que la acompa?aron a cenas, exposiciones y citas con artistas. Al frente de la guerra por respetar su legado est¨¢n Nicolas y David H¨¦lion, hijos de Pegeen, nacida del matriomonio de Peggy y el pintor franc¨¦s Jean H¨¦lion. Y, junto a ellos, Sandro Rummey, nacido de un segundo matrimonio de Pegeen con el pintor ingl¨¦s Ralph Rummey. Seg¨²n los nietos, la Fundaci¨®n Solomon Guggenheim ¡ªque lleva el nombre del t¨ªo de Peggy¡ª no ha respetado la ¨²ltima voluntad de la coleccionista. El haber incluido esculturas en el jard¨ªn habr¨ªa contribuido a la ¡°profanaci¨®n de su sepultura¡±, sostienen. ¡°La transformaci¨®n de la colecci¨®n de nuestra abuela se ha producido progresivamente. Primero fueron eliminados los objetos de arte primitivo, que estaban mezclados con obras de vanguardia de los a?os sesenta y cincuenta. Adem¨¢s, toda la fisionom¨ªa del museo ha sido alterada. Ha sido destruido, por ejemplo, el comedor amueblado con preciosas piezas venecianas del siglo XV¡±, declaraba al diario italiano La Reppublica el nieto de descendencia inglesa, Ralph Rummey.
¡°La Fundaci¨®n ha cumplido fielmente sus deseos¡±, dicen desde Nueva York
Los herederos reclaman a la Fundaci¨®n Guggenheim que devuelva el aspecto original del Palacio Venier dei Leoni. Solicitan, adem¨¢s, la eliminaci¨®n de otras colecciones que se han ido a?adiendo a las obras adquiridas por la mecenas y donadas a Venecia. Desde Nueva York, Eleanor R. Goldhar, de la Fundaci¨®n Solomon Guggenheim, recuerda que un tribunal franc¨¦s, en 1994, ya rechaz¨® las solicitudes de los nietos de Peggy. Desde la muerte de la coleccionista, ¡°la Fundaci¨®n ha cumplido con fidelidad y constancia su deber, respetando los deseos de Peggy, que so?aba con ampliar y difundir el arte moderno que tanto amaba. Bajo la direcci¨®n de la Fundaci¨®n, la Colecci¨®n Peggy Guggenheim se ha convertido en el mejor museo de arte americano del siglo XX en Italia y se encuentra entre lo m¨¢s visitados¡±, declara a EL PA?S Goldhar. El pr¨®ximo 25 de mayo un juez parisiense decidir¨¢ cu¨¢l de las partes tiene raz¨®n.
Digan lo que digan, caminando por la casa-museo se siente el fantasma de esta mujer extravagante, due?a de una cabeza muy bien amueblada, amante del arte, y de los artistas. Nacida en Nueva York, en 1898, Peggy Margheritte Guggenheim perteneci¨® a una familia rica de jud¨ªos suizos. Su vida estuvo repleta de eventos que marcaron su existencia. Cuando ten¨ªa 14 a?os, su padre, Benjam¨ªn Guggenheim, muri¨® en el hundimiento del Titanic. Nunca tuvo una buena relaci¨®n con su madre y, gracias a los contactos en el mundo del arte de su t¨ªo Solomon, a los 20 a?os contrajo matrimonio con el pintor Laurence Vail. Siendo una veintea?era viaj¨® a Par¨ªs, donde inici¨® su amistad con Duchamp. Cuentan que en aquel per¨ªodo lleg¨® a tener cientos de amantes. Siempre se sinti¨® atra¨ªda por los artistas y sonado fue su romance con el pintor Jackson Pollock. M¨¢s adelante, se enamor¨® locamente del joven pintor italiano Tancreddi Parmeggiani, con quien vivi¨® en su casa del Gran Canal. Pero muri¨® sola, el 23 de diciembre de 1979, a los 81 a?os, en la ciudad de Padua. Su figura ha sido determinante en la historia del arte del siglo pasado.
El museo veneciano, al que dedic¨® tanta energ¨ªa, es la mejor prueba de su talento.
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