El jurado popular encuentra culpable de asesinato a la mujer acusada de matar a la presidenta de su comunidad de vecinos
El veredicto se ha alcanzado por unanimidad en menos de 24 horas y ahora la mujer se enfrenta a un m¨¢ximo de 28 a?os de prisi¨®n por el crimen

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Un jurado popular ha encontrado culpable por unanimidad a Marta C., la mujer acusada de matar y calcinar a Pilar Moreno, la presidenta de su comunidad de vecinos en Carabanchel, como consecuencia de unas discusiones por el impago de unas deudas. Los ciudadanos seleccionados para este jurado han tardado menos de 24 horas en alcanzar un veredicto y han determinado que la muerte fue un asesinato premeditado y que la acusada falsific¨® los recibos de banco. La fiscal¨ªa ha elevado su petici¨®n de condena a 18 a?os de prisi¨®n, la acusaci¨®n particular ejercida por Santiago Torres mantiene los 28 a?os, y la defensa, 16 a?os. En la sala, Marta no ha hecho ning¨²n gesto. Al finalizar, uno de los sobrinos de la v¨ªctima y su abogado se han fundido en un largo abrazo.
El 27 de febrero de 2023 Marta, entonces de 34 a?os, y Pilar, de 68, se vieron en casa de la primera. Ambas viv¨ªan en el mismo rellano. Marta viv¨ªa de alquiler e iba a abandonar el piso al d¨ªa siguiente. Pilar hab¨ªa asumido hac¨ªa unos meses la presidencia de la comunidad y estaba intentando poner orden en las cuentas porque hab¨ªa problemas con recibos impagados, entre ellos, dos de Marta por valor de 1.045 euros. Ella insist¨ªa en que s¨ª los hab¨ªa abonado. En los mensajes de m¨®vil de las semanas previas, se percibe c¨®mo aumenta su nerviosismo ante los reclamos de su casera, a la que la presidenta de la comunidad y la administradora de la finca insist¨ªan en que las transferencias no constaban en las cuentas y que los justificantes que la vecina hab¨ªa presentado pod¨ªan ser falsos.
La polic¨ªa cree que este asunto se convirti¨® en una obsesi¨®n para la acusada y decidi¨® que la soluci¨®n para librarse era acabar con Pilar. Por eso, concluye la investigaci¨®n, esa ma?ana acudi¨® a su domicilio desde su pueblo con una maleta, hizo pasar a su v¨ªctima con alg¨²n pretexto a su casa y all¨ª muri¨®. Las pesquisas no han podido determinar en qu¨¦ modo falleci¨® porque despu¨¦s Marta se llev¨® el cuerpo a su pueblo en Toledo y lo calcin¨®.
La familia de la v¨ªctima se dio cuenta de su desaparici¨®n esa ma?ana y denunci¨® ese mismo d¨ªa, lo que hizo que la polic¨ªa asumiera el caso desde el inicio y pudieran vigilar a Marta, la principal sospechosa, desde las primeras horas. Esa vigilancia los condujo hasta la escombrera en la que luego confesar¨ªa que hab¨ªa arrojado los restos. Al d¨ªa siguiente, los agentes efectuaron un registro en la vivienda de la acusada en Carabanchel y hallaron restos de sangre en el ba?o y en el sal¨®n, a pesar de que Marta hab¨ªa limpiado ¡°a conciencia¡±. El d¨ªa 1 de marzo, la mujer fue detenida en las inmediaciones de la casa en la que se cometi¨® el crimen con el papelito del buz¨®n con el nombre de su v¨ªctima en el bolsillo.
La acusada siempre defendi¨® que la muerte de Pilar hab¨ªa sido fruto de un accidente, que la v¨ªctima se resbal¨® y se golpe¨® la cabeza. Marta C. sostiene que se asust¨® y no fue capaz de reaccionar para llamar a los servicios de emergencias. El jurado no ha cre¨ªdo esta versi¨®n y ha considerado que s¨ª prepar¨® la muerte de su vecina. En el d¨ªa del crimen y el posterior, la acusada realiz¨® b¨²squedas en Google sobre cr¨ªmenes sin resolver, c¨®mo detectar sangre y cu¨¢nto tiempo hay que esperar para denunciar una desaparici¨®n.
Las psic¨®logas y psiquiatras que declararon en el juicio determinaron que Marta no sufr¨ªa ninguna patolog¨ªa mental y que era una persona ¡°fr¨ªa y distante¡±. Las especialistas determinaron que a la procesada le afectaba mucho la imagen exterior que quedara de ella, como en su pueblo, y que manten¨ªa una distancia con los hechos por los que ha sido juzgada.
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