Dibujos por el desarrollo
Grandes ilustradores como Miguel Gallardo, ?lvaro Ortiz, Sonia Pulido o Cristina Dur¨¢n ponen su arte al servicio de proyectos de cooperaci¨®n Bajo el programa ¡®Mas y mejor ayuda¡¯ de Intermon Oxfam, han viajado a Colombia, Marruecos, Nicaragua y Rep¨²blica Dominicana para conocer de primera mano los proyectos
¡°Cuando hablas de cooperaci¨®n, a la gente le viene a la cabeza la idea de unos t¨ªos que te piden dinero por la calle. O de un avi¨®n que va tirando sacos de arroz mientras sobrevuela un pa¨ªs pobre. O de una escuelita que alguien construye en un pueblo perdido y a los tres d¨ªas queda abandonada¡±. Son palabras de Miguel Gallardo, uno de los m¨¢s prestigiosos dibujantes de c¨®mics de Espa?a, que quiere contar a trav¨¦s de sus dibujos que la ayuda al desarrollo no va por ah¨ª. A esta tarea se han unido otros compa?eros de oficio como la pareja Cristina Dur¨¢n y Miguel ?ngel Giner, Paco Roca, ?lvaro Ortiz con la periodista Isabel Cebri¨¢n o Sonia Pulido. Bajo el paraguas del proyecto M¨¢s y mejor ayuda de Oxfam Intermon, han viajado a pa¨ªses donde Espa?a desarrolla proyectos de cooperaci¨®n que se han visto afectados por las pol¨ªticas de austeridad del Gobierno.
Espa?a ha recortado un 70% el presupuesto en ayuda al desarrollo en los ¨²ltimos cuatro a?os, seg¨²n la ONG. Para denunciar la gravedad de este tijeretazo, Oxfam Intermon ha creado M¨¢s y mejor ayuda, una campa?a de dos millones de euros financiada gracias a la Fundaci¨®n Bill y Melinda Gates (que tambi¨¦n financia parcialmente la secci¨®n Planeta Futuro de este medio). La meta es crear una corriente ciudadana que apoye la cooperaci¨®n ense?ando a la poblaci¨®n en qu¨¦ se gasta el dinero Espa?a cuando se habla de ayuda al desarrollo y por qu¨¦ es importante. ¡°Queremos mostrar que estas iniciativas funcionan y queremos apoyarlas¡±, explica Alejandra Mach¨ªn, coordinadora de contabilidad y log¨ªstica del proyecto. ¡°No se trata de dar pena o compasi¨®n o impresionar a la gente, porque ese mensaje est¨¢ pasado. Se trata de ense?ar la utilidad de esto¡±, asegura Gallardo.
Para sensibilizar a la sociedad, se ha apostado por el c¨®mic como una nueva v¨ªa de comunicaci¨®n con la que se busca que los usuarios entren en las historias y conozcan la realidad de estos recortes de maneras m¨¢s sencilla y directa. ¡°Si te llega un informe de cooperaci¨®n en Marruecos no te lo vas a leer, te cuesta, pero un c¨®mic hace que te identifiques mejor con los personajes; entra mucho mejor. Se puede contar cualquier historia¡±, reflexiona la ilustradora Cristina Dur¨¢n.
Desde noviembre hasta ahora, estos cuatro prestigiosos ilustradores han viajado a Mauritania, Colombia, Marruecos, Nicaragua y Rep¨²blica Dominicana. All¨ª han conocido de primera mano los proyectos que se est¨¢n desarrollando con mayor o menor dificultad, han puesto rostro y voz y a sus protagonistas y, como verdaderos corresponsales, han vuelto y lo han contado como mejor saben: a trav¨¦s de ilustraciones que ya est¨¢n disponibles de manera gratuita mediante una aplicaci¨®n para tel¨¦fonos m¨®viles (iOs y Android), tabletas y ordenadores. Otros como David Rub¨ªn, Antonia Santolaya y Enrique Flores viajar¨¢n pr¨®ximamente a otros pa¨ªses de Latinoam¨¦rica y ?frica. La idea es que el proyecto permanezca vivo y que los cuadernos se multipliquen poco a poco.
Cuesta leer un informe sobre cooperaci¨®n, pero un c¨®mic entra por los ojos
Los recortes en cooperaci¨®n se dejan ver en lugares como Larache, en Marruecos, donde m¨¢s de cinco mil mujeres agricultoras han aprendido durante los ¨²ltimos tres a?os que ellas tienen derechos que deben ser respetados como un sueldo digno o el poder afiliarse a la Seguridad Social. Hasta all¨ª viaj¨® ?lvaro Ortiz, dibujante y guionista zaragozano, y observ¨® en primera l¨ªnea las condiciones laborales de estas mujeres que trabajan encorvadas recogiendo fresas de sol a sol por menos de cinco euros al d¨ªa. ¡°Aunque es ilegal, hay muchas ni?as que desde los 12 a?os trabajan porque viven en aldeas muy peque?as que solo tienen escuela primaria. Como las ciudades est¨¢n lejos y el transporte es complicado, en seguida dejan de estudiar¡±, cuenta. Ortiz fue testigo de c¨®mo las mujeres que ya han sido formadas en derechos laborales ahora est¨¢n realizando esa labor de educaci¨®n con otras de su entorno.
El problema en Larache es que no se podr¨¢ poner en marcha la segunda parte de este proyecto, que consist¨ªa en dotar a estas mujeres de otras v¨ªas de financiaci¨®n m¨¢s all¨¢ de la fresa. ¡°Ellas han tenido muchas ideas, como cultivar hierbas arom¨¢ticas, pero ahora es poco probable que se pueda poner nada en marcha¡±, lamenta Mach¨ªn. Y, sin embargo, los avances han sido palpables: Entre 2011 y 2012, 9.996 trabajadoras de la fresa fueron sensibilizadas y aumentaron un 52% las personas inscritas en la seguridad social marroqu¨ª. ¡°Ahora empezaran a desaparecer los proyectos porque todos tienen una continuidad de entre tres y cinco a?os¡±, explica. ¡°No empezar¨¢n nuevos y no se renovar¨¢n los que est¨¢n finalizando¡±.
Miguel Gallardo es el autor del c¨¦lebre comic Maria y yo, en el que aborda su relaci¨®n con su hija, que padece autismo. Est¨¢ acostumbrado a tratar temas delicados, pero lo que encontr¨® en Rep¨²blica Dominicana fue una realidad muy diferente a la que venden las agencias de viaje con ex¨®ticas fotos de playas caribe?as. ¡°Los recortes que ha hecho el Gobierno son jodidos¡±; sentencia, y recuerda que Espa?a era el segundo pa¨ªs que m¨¢s dinero donaba a proyectos en este pa¨ªs. Entonces Gallardo habla de Sergia Gal¨¢n, una mujer que le impresion¨® especialmente porque ella sola sostiene, como puede, la que una vez fue una red de oficinas para ayudar a mujeres victimas de abusos sexuales. ¡°Antes tenia sucursales por todo el pa¨ªs, y ahora solo queda una en la capital, en un pa¨ªs en el que los abusos sexuales y las violaciones est¨¢n a la orden del d¨ªa¡±, relata. Y Sergia no tiene ni para condones.
Varios proyectos pueden desaparecer; el presupuesto se ha reducido un 70% en cuatro a?os
Impresionados regresaron tambi¨¦n Cristina Dur¨¢n y su compa?ero, Miguel ?ngel Giner, que visitaron Nicaragua. Ten¨ªan experiencia previa porque ellos fueron los encargados de hacer el proyecto piloto de la campa?a: otro cuadernillo sobre Guatemala bas¨¢ndose en un informe de la ONG. Pero la segunda experiencia incluy¨® un viaje al otro lado del Atl¨¢ntico. En Nicaragua visitaron proyectos de cooperaci¨®n con mujeres ganaderas y con recolectoras de caf¨¦, pero cuando realmente comprendieron las dimensiones de los recortes fue tras conocer el albergue Nidia White, en Costa Caribe, al norte del pa¨ªs. En Nidia White viven ni?as provenientes de poblados ind¨ªgenas que han sufrido abusos sexuales por parte de adultos, muchas veces sus propios padres.
Las organizaciones que operan en la zona intentan detectar casos de abusos y sacan a esas ni?as de su entorno. En el albergue tienen una segunda oportunidad. ¡°Ver ni?as de diez a?os con beb¨¦s en brazos es muy duro, algunas ni siquiera pueden sonre¨ªr¡±, recuerda Dur¨¢n. ¡°Luego visitas algunas aldeas, ves a otras cr¨ªas con m¨¢s bebes y piensas que las primeras hasta son afortunadas, pero de estas no sabemos si podremos decir lo mismo¡±.
El mensaje que la campa?a M¨¢s y mejor ayuda intenta transmitir es que la cooperaci¨®n al desarrollo no solo va, tambi¨¦n viene. ¡°Ellos nos pueden ense?ar mucho a nosotros porque all¨ª viven en una crisis perpetua, pero tienen una resiliencia incre¨ªble en unas condiciones que aqu¨ª no tenemos¡±, elogia Gallardo. ¡°All¨ª lo llevan con una dignidad y buen humor que nosotros no tenemos¡±.
Y no es v¨¢lida la idea de que el dinero que se utiliza para ayudar debe ir destinado a los espa?oles porque tambi¨¦n lo pasamos mal. Mach¨ªn lo tiene muy claro: ¡°Esas partidas son una peque?a gotita de los presupuestos del Estado, y lo que se ha recortado ya tampoco ha servido para mejorar la Sanidad o la Educaci¨®n¡±. Para dar la vuelta a la situaci¨®n, Oxfam conf¨ªa en que los espa?oles, considerados tradicionalmente solidarios, presionen al Gobierno con la misma intensidad con la que lo han hecho por otras causas. ¡°Vamos a crear una marea ciudadana¡±, sentencia.
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