¡°Se nos est¨¢ acabando la comida¡±, denuncian las princesas prisioneras
La madre de Sahar, Jawaher, Maha y Hala, hijas del rey Abdal¨¢, pide a Obama que interceda por ellas durante su visita a Arabia Saud¨ª, que empieza este viernes
¡°Se nos est¨¢n acabando las provisiones; quieren matarnos de hambre hasta que claudiquemos¡±, asegura la princesa Sahar, quien estima que a ella y a su hermana Jawaher solo les queda comida hasta el pr¨®ximo fin de semana. Ambas son dos de las cuatro mujeres que han denunciado que su padre, el rey Abdal¨¢ de Arabia Saud¨ª, las mantiene encerradas desde hace 13 a?os. Su madre, Alanoud Alfayez, ha pedido al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que interceda por ellas cuando se entreviste con el monarca durante su visita al reino.
¡°Como madre, [espero] que sea capaz de liberar a las cuatro hijas detenidas por su padre, el rey, hace ya m¨¢s de 13 a?os, [cuyo] futuro [se ha] echado a perder¡±, implora la princesa Alanoud en un mensaje enviado a la cuenta de Twitter de Obama (@BarackObama).
La mujer, a quien The New York Times y The Washington Post rechazaron un art¨ªculo relatando su caso, tambi¨¦n explica al presidente estadounidense el deterioro de la situaci¨®n en que viven sus hijas. ¡°Reciente privaci¨®n de comida a dos de mis hijas, demostraci¨®n de fuerza del rey, ejemplo para asustar a EEUU, apoyar a un sanguinario TIRANO ¨¢rabe le empeque?ece [a usted]¡±, afirma la mujer.
Alanoud est¨¢ divorciada desde 2001 de Abdal¨¢, con quien la casaron cuando apenas ten¨ªa 15 a?os. Hoy tiene 57 y ha hecho p¨²blica la situaci¨®n de sus hijas al ver que el tiempo pasaba y no lograban encontrar una salida.
¡°Estamos bajo arresto domiciliario absoluto, siguen sin dejarnos salir y ni siquiera nos ofrecen comida, que en cualquier caso rechazar¨ªamos porque en el pasado nos han puesto drogas en el plato¡±, relata Sahar a EL PA?S v¨ªa Internet.
Sahar, de 42 a?os, y Jawaher, de 38, viven juntas en un destartalado chalet dentro del complejo palaciego de Al Murjan, en Yeddah. Hace un par de a?os que no han visto a sus otras dos hermanas, Maha, de 41, y Hala, de 39, a quienes creen encerradas en otra casa y por cuya salud temen.
Hasta ahora, Sahar y Jawaher pod¨ªan salir a comprar alimentos y otras necesidades cada dos meses, pero a ra¨ªz de que EL PA?S intentara visitarlas el pasado d¨ªa 16, las mujeres vieron rechazada su solicitud. Desde entonces, solo comen una vez al d¨ªa, normalmente un bocadillo.
¡°Hice pan con algo de harina que nos quedaba, tenemos un poco de queso y fiambres; tambi¨¦n algunas latas, pero solo funciona el aire acondicionado de una habitaci¨®n y las conservas se est¨¢n echando a perder¡±, relata Sahar, quien a pesar del encierro consigue mantener el contacto con el exterior a trav¨¦s de una l¨ªnea de m¨®vil extranjera.
M¨¢s grave resulta la escasez de agua porque la del grifo ¡°no es potable en Arabia Saud¨ª¡± y, tal como denunci¨® Jawaher en un v¨ªdeo, apenas les quedan unas botellas. ¡°Necesitamos encontrar una forma de potabilizar todo lo que podamos para sobrevivir¡±, declara Sahar.
Su mayor preocupaci¨®n ahora son sus animales, dos perros y un gato que son su ¨²nica compa?¨ªa desde que su padre, el rey, las encerrara en palacio. Aunque al parecer nadie les dio explicaciones, Sahar atribuye el castigo a que otra de las hermanas, Hala, de 39 a?os, denunci¨® que estaban ingresando a presos pol¨ªticos en el ala de psiquiatr¨ªa del Hospital Militar, donde hac¨ªa sus pr¨¢cticas.
En Arabia Saud¨ª, las mujeres est¨¢n sometidas a la tutela legal del padre o el marido, sin cuyo permiso no pueden salir de casa, estudiar, trabajar o incluso ser intervenidas quir¨²rgicamente. Sahar y Jawaher han convertido la atenci¨®n medi¨¢tica por su caso en una plataforma para denunciar los abusos de los derechos humanos en su pa¨ªs.
¡°La ¨²nica soluci¨®n es que la opini¨®n p¨²blica presione a los [responsables] saud¨ªes. Tenemos much¨ªsimos presos de conciencia que tienen que ser liberados¡±, concluye Sahar.
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