M¨¢s all¨¢ de la ¡°pornograf¨ªa humanitaria¡±
La imagen es una herramienta potent¨ªsima para trasladar mensajes Sobre su papel a la hora de contar los conflictos o potenciar la cooperaci¨®n y la ayuda al desarrollo se debate estos d¨ªas en las I Jornadas de Fotograf¨ªa Social en Barcelona organizadas por la Fundaci¨®n Vicente Ferrer
Hubo un tiempo en el que se hac¨ªa ¡°pornograf¨ªa humanitaria¡±. Los lastimeros ni?os desnutridos rodeados de moscas esperando ayuda son el mejor ejemplo. Eran las primeras campa?as de las ONG, que consideraban esta t¨¢ctica la mejor para tocar la fibra de sus potenciales donantes. Este tiempo se ha superado, seg¨²n explica Josep Giralt, responsable de comunicaci¨®n de la Fundaci¨®n Vicente Ferrer (FVF) y de la expresi¨®n arriba entrecomillada. El proceso de transformaci¨®n ha sido lento, desde principios de los noventa, gracias a un cambio en la sensibilidad de los ciudadanos y a ¡°una gran autocr¨ªtica¡± por parte de las organizaciones. Pero la imagen sigue siendo una herramienta potent¨ªsima para trasladar mensajes. Es lo que se est¨¢ debatiendo desde el pasado martes en Barcelona en las I Jornadas de Fotograf¨ªa Social organizadas por la FVF y el Institut D'Estudis Fotogr¨¤fics de Catalunya.
Hoy no se busca dar l¨¢stima. Lo que se pretende es contar realidades. Y no siempre las m¨¢s tristes y miserables. Al otro lado del objetivo hay personas y, por muy obvio que parezca, actuar con esta premisa sirve de salvaguarda para un resultado digno y profesional. Lo explic¨® el fot¨®grafo argentino Pablo Tosco, que trabaja para Oxfam Interm¨®n desde hace seis a?os: ¡°Necesitamos empatizar para que el otro te legitime a retratarlo. No se obtiene lo que las personas llevan dentro en un instante, es imprescindible dedicar tiempo¡±.
Paciencia. Un t¨¦rmino que parece anticuado y casi incompatible con la avalancha de informaci¨®n cibern¨¦tica que muchas veces premia al m¨¢s r¨¢pido antes que al mejor. La ha cultivado como pocas Jane Evelyn, 66 a?os, m¨¢s de 40 con una c¨¢mara, a quien le crispa la simple menci¨®n de Internet y la idea de que sus im¨¢genes pululen por la red sin control. Ella, que ha dedicado una d¨¦cada a retratar mujeres en prisiones; ella, que se pas¨® ocho a?os viviendo con prostitutas para mostrar su realidad, asegura que alcanzar la intimidad con los fotografiados es fundamental para que la instant¨¢nea sea sincera y poderosa. Evelyn, cuyo trabajo sirvi¨® para desterrar algunas pr¨¢cticas abusivas de las penitenciar¨ªas norteamericanas, es muy esc¨¦ptica cuando se le pregunta si se puede cambiar el mundo con la imagen. ¡°Me conformo con que la gente sea consciente de lo que pasa, de mostr¨¢rselo de una manera en la que no lo ver¨ªan¡±. Y pone el ejemplo de uno de los proyectos que m¨¢s le ha marcado: los ¨²ltimos meses de vida de Jean-Louis, uno de los primeros europeos que, a finales de los ochenta, le pusieron cara al sida, una enfermedad por entonces temible, tab¨² y muy desconocida. Vivi¨® con ¨¦l durante semanas para contar que era ¡°una persona¡±, que la gente con sida ¡°exist¨ªa y podr¨ªa ser cualquiera¡±.
Y un concepto tan abstracto y hermoso como la empat¨ªa hay que respaldarlo con algo tan concreto y desagradable como la burocracia. Juan Carlos Tomasi, fot¨®grafo de M¨¦dicos sin Fronteras, testigo de un sinf¨ªn de conflictos en cada rinc¨®n del mundo en el ¨²ltimo cuarto de siglo, esgrim¨ªa unos papeles en la mano derecha: ¡°Sin esto no hacemos nada¡±. Eran formularios de autorizaci¨®n que usa siempre que retrata a personas con estigmas sociales (enfermedades, v¨ªctimas de maltratos o explotaci¨®n¡).
La premisa es que el anonimato y la dignidad no valen menos en unos continentes que en otros. Y que la indignidad no vende m¨¢s que la riqueza cultural, seg¨²n cont¨® Juan Alonso, documentalista de la Fundaci¨®n Vicente Ferrer, quien cree que mostrar la cotidianidad de aquellos a quienes se pretende ayudar debe de ser la aspiraci¨®n de cualquier organizaci¨®n. Giralt, en esta l¨ªnea, se mostr¨® autocr¨ªtico con el imaginario que se cre¨® con respecto a los pa¨ªses en desarrollo. ¡°Ahora nos planteamos el porqu¨¦ de cada foto, debatimos hasta la saciedad cu¨¢l es la m¨¢s adecuada, hemos superado el paternalismo y el eurocentrismo a la hora de mostrar lo que sucede en el mundo, pero es un proceso diario que contin¨²a. Todav¨ªa queda quien hace espect¨¢culo y busca audiencia con el sufrimiento de los dem¨¢s, como el programa de To?i Moreno de Televisi¨®n Espa?ola¡±, reflexiona.
Las cat¨¢strofes, los sucesos, son el caldo de cultivo perfecto para caer en estas pr¨¢cticas, incluso para profesionales que est¨¢n concienciados de que deben predicar con lo contrario. Es el ejemplo de los miembros de Groundpress, un colectivo de fotoperiodistas centrados en tem¨¢ticas sociales. Ocurri¨® con las revueltas mineras de 2012, como explic¨® Arianna Gim¨¦nez, una de sus integrantes: ¡°Fuimos dos de nosotros a pasar unas semanas con los mineros y cuando volvimos a seleccionar el material nos dimos cuenta de que s¨®lo ten¨ªamos neum¨¢ticos ardiendo. Exist¨ªan y hab¨ªa que mostrarlos, pero d¨¢bamos la sensaci¨®n de que un minero es una persona que se dedica a montar barricadas y a tirar piedras, sin fijarnos en el conflicto que hay detr¨¢s de eso y contribuyendo al clich¨¦¡±. Como su objetivo era justamente huir de ¨¦l, volvieron a pasar un mes con los mineros para buscar otros ¨¢ngulos.
La mayor¨ªa de los participantes en las jornadas coincidieron en autoaplicarse una frase de Ryszard Kapuscinski: ¡°Para ser buen periodista hay que ser buena persona¡±. Publicar im¨¢genes sin implicarse, sin tomar partido, incluso, les resulta casi imposible. Esto lo lleva al extremo el rumano Mugur Varzariu, para quien la c¨¢mara es una mera herramienta de cambio, como podr¨ªa usar otra, como la pol¨ªtica. Con 44 a?os, solo lleva cuatro dedicado a la fotograf¨ªa y, tras algunas incursiones a realidades lejanas a su pa¨ªs, se dio cuenta que no ten¨ªa que salir de sus fronteras para encontrar injusticias en las que mojarse. Es un abanderado de la defensa de las comunidades gitanas, un colectivo maltratado y discriminado en muchos lugares de Ruman¨ªa. Al contrario que Jane Evelyn, se muestra convencido de que puede cambiar cosas. Y presume de ello: ¡°Soy el enemigo p¨²blico n¨²mero uno de los pol¨ªticos en muchas ciudades de mi pa¨ªs. Gracias a mis fotos he conseguido movilizar a gente y ONG que no estaban haciendo nada para evitar desahucios y mejorar la vida de muchas personas. Yo, un solo hombre¡±.
Dar voz a quien no la tiene, ¨¦sa es la idea con la que coincidieron la mayor¨ªa de los ponentes. Los cambios y mejoras, si llegan, lo har¨¢n despu¨¦s. Primero hay que hacer visibles los problemas.
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