No s¨¦
?Vamos a seguir ignorando/permitiendo esas concertinas, esa desolaci¨®n, esa carnicer¨ªa que nos har¨ªa llorar amargamente si la vi¨¦ramos en una pel¨ªcula?
No s¨¦ si has visto las heridas que las cuchillas de Melilla pueden hacer; googlea ¡°fotos heridas concertinas¡± y prepara el est¨®mago, porque son m¨¢s truculentas que la pel¨ªcula m¨¢s gore, carne abierta en canal, laceraciones mutiladoras, obscena casquer¨ªa. No s¨¦ si todav¨ªa guardas en la memoria las im¨¢genes del ¨²ltimo asalto a la valla (todos los d¨ªas lo intentan, todos los d¨ªas aparecen en televisi¨®n), esas decenas de personas recortadas en negro sobre el cielo gris como p¨¢jaros que se estrellan contra los barrotes de una jaula, individuos tan desesperados que est¨¢n dispuestos a colgar todo su peso de los alambres afilados, de las cuchillas que les rebanar¨¢n ensangrentados filetes de sus cuerpos.
No s¨¦ si habr¨¢s seguido leyendo este art¨ªculo hasta aqu¨ª, porque uno de los recursos de la supervivencia ps¨ªquica consiste en acostumbrarse al horror y dejarlo de ver. Los humanos somos criaturas maravillosamente adaptativas, pero eso tiene un precio, y es el de convertirnos en unos miserables. ?De qu¨¦ manera se va construyendo la ceguera ¨¦tica de una sociedad? Me recuerda el famoso poema del pastor Niem?ller: ¡°Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, guard¨¦ silencio, porque yo no era comunista¡¡± Cada ¨¦poca tiene su peque?o infierno, un cr¨¢ter moral ante el que nos medimos los ciudadanos. ?Vamos a seguir ignorando/permitiendo esas concertinas, esa desolaci¨®n, esa carnicer¨ªa que nos har¨ªa llorar amargamente si la vi¨¦ramos en una pel¨ªcula? Esta pasividad tiene consecuencias y hace crecer la mezquindad. Por ejemplo: una ONG de extrema derecha repartI¨® comida en Valencia s¨®lo a los espa?oles de pedigr¨ª. Pero, por otra parte, los emigrantes espa?oles empiezan a ser expulsados de B¨¦lgica, de Alemania. ¡°Cuando vinieron a buscarme, no hab¨ªa nadie m¨¢s que pudiera protestar¡±, como dec¨ªa Niem?ller.
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