Incombustibles

Ya podemos hacer leyes y normas sobre transparencia o corrupci¨®n, que poco se conseguir¨¢ en el buen gobierno de las Instituciones relevantes de este pa¨ªs si los implicados en la cosa no asumen la finitud y eventualidad de sus cargos.

Las im¨¢genes del ¨²ltimo funeral de Estado mostr¨¢ndonos a pol¨ªticos y altos cargos resultan preocupantes: algunos de los all¨ª presentes llevan m¨¢s de 20 a?os en el mismo puesto. A su vez tenemos al frente de organizaciones sindicales, empresariales, federaciones deportivas, Gobiernos aut¨®nomos, Diputaciones (?para qu¨¦ sirven las Diputaciones?), Ayuntamientos, etc¨¦tera, a personas que han renovado su cargo en m¨²ltiples ocasiones.

Parece l¨®gico que por higiene democr¨¢tica y por pundonor un parlamentario, un cargo pol¨ªtico, no deber¨ªa permanecer en su puesto mas all¨¢ de dos o tres legislaturas; al igual que el presidente de una instituci¨®n p¨²blica o semip¨²blica.

Perpetuarse en estos cargos no lleva a nada bueno. La p¨¦rdida de perspectiva de la realidad se agrava con el tiempo y el clientelismo y el amiguismo, entre otros peligros, les presionan y les acechan.

Los ciudadanos nos merecemos dirigentes ligeros de equipaje, con personalidad, sentido com¨²n y eficaces. Para ello la rotaci¨®n y el cambio son imprescindibles.¡ª Joan V. LLacer Mont.