El debate sobre el plan independentista
He seguido con inter¨¦s la sesi¨®n parlamentaria en la que se debat¨ªa la toma en consideraci¨®n de la propuesta del Parlamento de Catalu?a. Despu¨¦s de escuchar todas las intervenciones, la conclusi¨®n es desoladora: el problema del encaje de Catalu?a en Espa?a hoy ¡ªPa¨ªs Vasco y Galicia ma?ana¡ª est¨¢ un poco m¨¢s lejos. Los nacionalismos ¡ªcentral y perif¨¦ricos¡ª no debatieron en busca de acuerdo. Hablaron (leyeron) para los suyos. En honor a la verdad el ¨²nico que ofreci¨® a unos y otros y a la C¨¢mara el inicio de un proceso que nos permita ¡ªa todas las nacionalidades¡ª seguir en la casa federalista com¨²n fue el se?or Rubalcaba.
Suscribo la necesidad, cada d¨ªa m¨¢s urgente, de afrontar una profunda modificaci¨®n de la Constituci¨®n de 1978. Me sorprenden las cr¨®nicas que subrayan que el se?or Rajoy ofreci¨® la posibilidad de afrontar la reforma constitucional. Nada m¨¢s lejos de la realidad, lo que vino a proclamar, una y otra vez, fue ¡°el que no est¨¦ conforme que inicie el proceso¡±; cuando lo prudente y responsable es que el debate se hubiera cerrado no con el resultado m¨¢s que previsible de la votaci¨®n, sino con un calendario para la modificaci¨®n de la misma. Somos muchos los que as¨ª lo deseamos.¡ª Emilio Cubera Pereira. Santiago de Compostela.
?Ya tenemos a pleno rendimiento la maquinaria propagand¨ªstica del nacionalismo en Catalu?a, clamando que Espa?a no es un pa¨ªs democr¨¢tico por no permitir un refer¨¦ndum de secesi¨®n. Es buen momento para recordar que Francia ¡ªtan admirada por Mas¡ª nunca ha admitido un refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n en C¨®rcega, Breta?a o el Rosell¨®n; que Italia nunca permiti¨® ning¨²n refer¨¦ndum en la Padania; que Alemania no admitir¨ªa la separaci¨®n de Baviera o Sajonia, o que hace unos meses Obama rechaz¨® un refer¨¦ndum igual de secesionista en Tejas y Florida. ?Acaso Francia, Italia, Alemania o Estados Unidos no son democracias?
Hay muchos pa¨ªses en el mundo, como Espa?a, en los que se prima la estabilidad y la seguridad jur¨ªdica frente a aventuras de ruptura llenas de incertidumbres que solo perjudican a empresas y ciudadanos.¡ª Raquel C. Ca?ellas. Barcelona.
Descreo del derecho a decidir. La Constituci¨®n est¨¢ precisamente para, antes de cualquier elecci¨®n, dejar claro aquello que ni las urnas pueden justificar. Una victoria arrolladora de un partido confesional, por ejemplo, no autorizar¨ªa a imponer una religi¨®n oficial. Y sentirse catal¨¢n o espa?ol es irrelevante, porque los sentimientos, como la religi¨®n, son privados, y la pol¨ªtica trata de la cosa p¨²blica. Adem¨¢s, si en la consulta gana el s¨ª pero en una comarca gana el no, esa comarca, en nombre del derecho a decidir, podr¨ªa separarse de Catalu?a para seguir siendo Espa?a.
Quienes est¨¢n en contra de este delirio deber¨ªan hacerse o¨ªr para intentar que vuelva la cordura, porque la erecci¨®n de fronteras no lleva m¨¢s que a odios y a ba?os de sangre. Los partidos nacionales deber¨ªan recuperar la responsabilidad y actuar conjuntamente para dejar claro que Espa?a es de todos. Los habitantes de un pueblo o una Comunidad Aut¨®noma son sus administradores, no sus propietarios. Y no a cambio de di¨¢logo ni de ninguna otra cosa, porque el cumplimiento de las leyes se exige sin contraprestaciones.¡ª Ricardo Moreno Castillo. Madrid.
Los representantes del Parlament que intervinieron en el debate en las Cortes defendieron, y yo creo que hasta con brillantez, el derecho de los catalanes a decidir. Seguramente consiguieron su objetivo, que no fue otro que el de encender a¨²n m¨¢s los ¨¢nimos de los independentistas, pues presentaron a Catalu?a como una v¨ªctima del espa?olismo m¨¢s intransigente. Eso s¨ª, se cuidaron muy mucho de quedarse en el mundo de las ideas y de no entrar en el estudio de las consecuencias reales que se derivar¨ªan.
Uno mencion¨® la continuidad en la UE de una Catalu?a independiente. Encontr¨® su argumento en el hecho de que Croacia y Bosnia han podido ingresar en la UE, a pesar de que ambos Estados fueron el resultado de una separaci¨®n traum¨¢tica, incluso con cr¨ªmenes contra la humanidad. Su argumento era que, si en tales circunstancias no ha habido inconveniente alguno, la separaci¨®n pac¨ªfica de Catalu?a no habr¨ªa de tenerlos tampoco. El representante catal¨¢n se olvidaba de un peque?o detalle: que esos pa¨ªses unidos en la antigua Yugoslavia no hab¨ªan pertenecido antes a la UE. El problema de Catalu?a ahora ser¨ªa muy distinto, pues su independencia conllevar¨ªa una realidad muy diferente de la que ahora tiene formando parte de Espa?a. Te¨®ricamente es defendible que cualquier pa¨ªs tiene el derecho a decidir su independencia o no, pero este ser¨ªa un pa¨ªs ideal, nunca un pa¨ªs real con todos sus v¨ªnculos como es el caso de Catalu?a.¡ª Juli¨¢n Sanz Pascual. Segovia.
Durante los ¨²ltimos 30 a?os padeciendo el terrorismo de ETA, he le¨ªdo y escuchado en infinidad de ocasiones a los pol¨ªticos argumentar que con violencia no hay nada que hablar, que los terroristas deben dejar las armas y someterse a las reglas democr¨¢ticas para poder hablar de autodeterminaci¨®n.
Ahora el pueblo catal¨¢n, como siempre ha hecho, cumpliendo las normas y sin violencia, pide hablar, consultar, debatir con el Gobierno central sobre el anhelo de una parte muy importante de su poblaci¨®n y la respuesta es indiferencia, displicencia y finalmente en el Parlamento un portazo en las narices.¡ª Carlos de Erausquin Roman¨ª. Madrid.
?Por qu¨¦ no intervino Cayo Lara en el debate sobre el traspaso a la Generalitat de la competencia, hoy exclusiva del Estado, sobre convocatoria de consultas mediante refer¨¦ndum? ?No considera importante dar a conocer las razones por las que un partido de ¨¢mbito nacional (IU) apoya una v¨ªa que tiene por meta la segregaci¨®n de una parte de Espa?a? ?Teme que si su electorado se entera con claridad de su posici¨®n en esta cuesti¨®n se lo reproche en las urnas? ?No pretender¨¢, a la postre, nadar y guardar la ropa?¡ª Jos¨¦ Antonio P¨¦rez Gonz¨¢lez. Madrid.
Vi el debate del Congreso sobre la consulta de Catalu?a, y escuch¨¦ la intervenci¨®n de la portavoz de UPyD, Rosa D¨ªez, y c¨®mo les expuso a los tres diputados catalanes seleccionados por el Parlamento catal¨¢n, y al Congreso en general, las cosas tal y como son. Solo tenemos que leer uno de sus argumentos: ¡°No hay nada que hablar con quien no respeta la ley¡±.
Espa?a necesita pol¨ªticos carism¨¢ticos, que sepan decir las cosas sin rodeos, directamente, siempre desde el respeto, y que no se escondan tras una serie de palabras vac¨ªas de significado. Los pol¨ªticos, y en este caso especialmente el Gobierno, deben dejar de escudarse en palabrer¨ªa barata y actuar para defender la unidad de Espa?a.¡ª Iv¨¢n Cabrera Mart¨ªnez. Alcorc¨®n, Madrid.
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