El triunfo de ¡®madre coraje¡¯
La argentina Susana Trimarco ve recompensada su lucha contra la trata de mujeres con la condena de los secuestradores de su hija
Susana Trimarco ten¨ªa 47 a?os cuando ¡ªel 3 de abril de 2002¡ª su hija Mar¨ªa de los ?ngeles Ver¨®n, Marita, desapareci¨® en Tucum¨¢n (Argentina). De 23 a?os de edad, regentaba una tienda y era madre de una ni?a de tres a?os. Alguien la golpe¨® con la culata de una pistola en plena calle y la introdujo en un coche rojo. Susana Trimarco emprendi¨® entonces una b¨²squeda desesperada que la llev¨® a recorrer las peligrosas e inmundas rutas de la prostituci¨®n forzada, un lucrativo negocio que secuestra, tortura y explota a mujeres j¨®venes, muchas menores.
En estos 12 a?os Susana Trimarco ha removido cielo y tierra. Haci¨¦ndose pasar por prostituta y gan¨¢ndose la confianza de las mujeres que encontraba en los prost¨ªbulos ha podido averiguar que Marita fue drogada, violada y obligada a a prostituirse, que se qued¨® embarazada y que tuvo un hijo. Pero no ha podido encontrarla, ni a ella ni al ni?o.
En sus largas pesquisas logr¨®, sin embargo, identificar a quienes la hab¨ªan mantenido esclavizada y llevar ante la justicia al proxeneta Jos¨¦ Fernando G¨®mez, alias El Chenga, y otros 12 mafiosos. Fueron juzgados en 2012, pero los jueces los absolvieron.
Fue un duro rev¨¦s, pero Susana Trimarco no se hundi¨®. Emprendi¨® una nueva batalla para revocar la decisi¨®n judicial. Ahora acaba de lograr la primera recompensa a su tenacidad: otro tribunal de Tucum¨¢n ha condenado a penas de entre 10 y 22 a?os a 10 de los acusados.
La prostituci¨®n forzada es una forma de esclavitud moderna que tiene atrapadas, seg¨²n Naciones Unidas, a m¨¢s de 11 millones de mujeres. Y sigue creciendo: entre 2008 y 2010 la prostituci¨®n forzada aument¨® en Europa un 18% seg¨²n Eurostat.
A ese mundo se ha enfrentado en solitario Susana Trimarco, a la que Estados Unidos concedi¨® en 2007 el premio internacional Madre Coraje. Mientras buscaba a su hija cre¨® la Asociaci¨®n Mar¨ªa de los ?ngeles para rescatar a j¨®venes atrapadas. Pero no es f¨¢cil. Las mafias que las explotan son tan violentas que las tienen aterrorizadas; y tan poderosas, que corrompen todo lo que tocan. Por eso hay que ir m¨¢s all¨¢ en las pol¨ªticas de persecuci¨®n y abordar la trata de mujeres como una aut¨¦ntica vulneraci¨®n de los derechos humanos.
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