?Indignaci¨®n o violencia?

La ¡°ley Fern¨¢ndez¡± sobre Seguridad Ciudadana presenta serias objeciones. La principal es la que alude a la creaci¨®n de ¡°manifestorios¡±, eufemismo de guetos donde se confinar¨ªan a todas las personas que estimen oportuno ejercer su derecho a mostrar su ¡°enfado vehemente¡± acerca de alg¨²n particular. Es decir, mostrar la indignaci¨®n, a la que por cierto los Gobiernos incompetentes de turno deben su existencia. Siempre ha habido indignados, con uno u otro Gobierno, hasta llegar a un cl¨ªmax tal que sus protagonistas decidieron bautizar su haza?a: surgi¨® as¨ª un 15-M o un 22-M evocando, a mi juicio, lo mejor del esp¨ªritu de la Transici¨®n.

Se trata de salidas espont¨¢neas a la calle donde se expresa el descontento y el rechazo a las medidas adoptadas por un partido en el Gobierno que, todo sea dicho, no tiene nada de popular. Estos disensos p¨²blicos se han llevado a cabo en actitud pac¨ªfica, sin sabotajes ni heridos ni muertos. Son los grup¨²sculos de radicales de extrema izquierda o derecha los que desvirt¨²an la conducta digna y meritoria de los ciudadanos que caminan en paz y en libertad. El ministro de Interior debe excluir del documento de su ley de Seguridad cl¨¢usulas de dudosa constitucionalidad y concebirla para librar a las gentes de los desafueros de hordas extremistas de uno u otro signo que, en ning¨²n caso, representan a la ciudadan¨ªa.

Indignaci¨®n s¨ª, violencia no.¡ª Manuel Castellanos Plaza.