Asesores partidistas

La Comisi¨®n Europea tuvo ayer que desmentir de nuevo la especie de que una separaci¨®n de Catalu?a respecto de Espa?a no supondr¨ªa tambi¨¦n su exclusi¨®n de la Uni¨®n Europea. Lo hizo con hartazgo, al se?alar que ¡°lleva meses e incluso a?os¡± reiterando que un territorio que se segregase de un Estado miembro pasar¨ªa a ser un ¡°pa¨ªs tercero¡± al que no se le aplicar¨ªa el Tratado de la Uni¨®n Europea (TUE).

Bruselas desautorizaba as¨ª un texto del Consejo Asesor para la Transici¨®n Nacional que asesora a Artur Mas, m¨¢s pol¨ªtico-propagand¨ªstico que jur¨ªdico: cada vez que el llamado ¡°proceso¡± soberanista atraviesa un rev¨¦s, aparece un texto de este organismo para alentarlo, y ahora para fabricar la campa?a electoral europea de su patrocinador. Y que ilustra su decantaci¨®n hacia el partidismo en lugar de hacia la asesor¨ªa, si no neutral, al menos objetiva: cada uno de sus informes es de peor calidad que el anterior.

En este caso, es deficiente porque ningunea la posici¨®n del Ejecutivo comunitario, neg¨¢ndole categor¨ªa interpretativa o consider¨¢ndola sorteable mediante maniobras de ¡°flexibilidad¡± pol¨ªtica: la flexibilidad se emplea para completar la norma, no para reemplazarla o inventarla. Los redactores del informe parecen ignorar que la Comisi¨®n es la guardiana de los Tratados, la instituci¨®n que ¡°velar¨¢ por que se apliquen¡± y que ¡°supervisar¨¢ la aplicaci¨®n del Derecho de la Uni¨®n¡± (art¨ªculo 17 del TUE). Como olvidan que la Uni¨®n es una comunidad de derecho, en la que impera la ley y que esta no puede forzarse a capricho de los pol¨ªticos, contra lo que reclaman.

Los desatinos del informe son cuantiosos. Minimiza el art¨ªculo 4 del TUE que obliga a respetar y ¡°garantizar¡± la integridad de los Estados (y no, como inventa, a permanecer neutral entre sus defensores y los contrarios); menosprecia que las partes contratantes del Tratado sean los Estados firmantes y nadie m¨¢s; e ignora la existencia de los art¨ªculos 52 del TUE y 355 del texto hermano que explicitan el ¨¢mbito de aplicaci¨®n de los Tratados. Por eso sostiene que la ausencia de una cl¨¢usula a¨²n m¨¢s rotunda antisegregaci¨®n que la del art¨ªculo 4 constituye un ¡°vac¨ªo¡± que rellena al gusto del patr¨®n con una serie de ¡°escenarios¡± probables ¡ªo sea, ficticios¡ª siempre favorables al independentismo.

Entre sus errores de bulto en el uso de comparaciones olvida que el ingreso de los alemanes orientales a la UE estaba ya previsto en la Constituci¨®n de la RFA y que la apertura de negociaciones de Bruselas con Kosovo para un acuerdo de asociaci¨®n no es precedente alguno para uno de integraci¨®n: tambi¨¦n Franco y los militares turcos obtuvieron acuerdos preferenciales. Peor: el informe relativiza con contumacia el requisito de unanimidad de los socios en la secuencia de admisi¨®n de nuevos Estados miembros. Y da verosimilitud a alternativas a la UE tan estrafalarias como la de apuntar Catalu?a a la EFTA (Acuerdo Europeo de Libre Comercio): como si los suced¨¢neos fracasados fueran mejores que los originales validados por la historia.