Dos concepciones del pluralismo
Gandhi y Berlin nos permiten impulsar la idea de un horizonte humano com¨²n
Cuando se escriba la historia definitiva del pensamiento democr¨¢tico en el siglo XX, Mohandas K. Gandhi e Isaiah Berlin ser¨¢n considerados los dos te¨®ricos m¨¢s distinguidos de la tradici¨®n pluralista. La historia dice que Gandhi y sir Isaiah no llegaron a conocerse y que el segundo nunca escribi¨® nada sobre el primero. Sin embargo, Berlin visit¨® India en 1961 y se reuni¨® con Jawaharlal Nehru, aunque nunca abord¨® seriamente las ideas de Gandhi en su calidad de l¨ªder anticolonialista. En una conferencia pronunciada en Nueva Delhi el 13 de noviembre de 1961 sobre Rabindranath Tagore y la conciencia nacional,Berlin se present¨® como ¡°vergonzosamente desconocedor de la civilizaci¨®n india, incluso de sus partes m¨¢s valiosas e importantes¡±.
En este ensayo sobre las ideas de Tagore acerca del nacionalismo, Isaiah Berlin solo menciona a Gandhi en una ocasi¨®n, al se?alar que ¡°Hay otras v¨ªas de acceso al poder, pero Tagore las rechaza: el amoralismo nietzcheano y la violencia son contraproducentes, porque, a su vez, engendran reacciones violentas. En este sentido coincid¨ªa con Mahatma Gandhi y Tolst¨®i, pero no aceptaba las airadas simplificaciones de este, su tendencia al aislamiento y su actitud anarquista, ni tampoco los fines esencialmente ¡°apol¨ªticos¡± (se me podr¨¢ corregir en este sentido) y ¡°aseculares¡± del Mahatma. Podr¨ªamos decir que la caracterizaci¨®n que Berlin hace de Gandhi como figura hist¨®rica ¡°apol¨ªtica¡± y ¡°asecular¡± es un gran error, pero al hacerlo no incorporar¨ªamos la ¡°grandeza¡± que Berlin s¨ª ve¨ªa en Gandhi, algo que desarroll¨® en las largas conversaciones que con ¨¦l mantuve. Gandhi y Berlin son los protagonistas m¨¢s influyentes del pluralismo moderno. Aunque ambos comparten ese pluralismo como objetivo metapol¨ªtico, son distintas sus concepciones sobre la funci¨®n pol¨ªtica del mismo.
En tanto que Berlin se consideraba principalmente un pluralista de los valores, algunos calificaron a Mahatma Gandhi de ¡°pluralista integral¡±. Berlin se debati¨® entre el pluralismo y el monismo, y tambi¨¦n entre el universalismo y el particularismo. Rechaz¨® todas las formas de abordar la verdad desde el monismo, pero critic¨® el relativismo moral que conlleva la tradici¨®n intelectual moderna. En cuanto a Gandhi, su perspicaz forma de ver la religi¨®n, la cultura y la pol¨ªtica se conceb¨ªa, en cada uno de esos niveles, con una argumentaci¨®n contraria a las ideas monistas y partidaria del pluralismo de los valores.
La doctrina pluralista de Gandhi, seg¨²n la cual la verdad y la realidad presentan m¨²ltiples aspectos, se suele analizar en tanto que complemento de su filosof¨ªa de la no violencia. Pero tambi¨¦n podr¨ªamos interpretar su pluralismo moral como una alternativa al relativismo moral que insiste en el valor relativo de cualquier creencia, o como una forma de dar cabida a valores irreconciliables en un entorno pol¨ªtico que requerir¨ªa un m¨ªnimo nivel de margen de elecci¨®n. Tanto Berlin como Gandhi desconfiaban, stricto sensu, de los absolutos.
Ambos rechazan que sus pluralismos est¨¦n te?idos de relativismo
La reinterpretaci¨®n que hizo Gandhi de los valores hind¨²es se basaba principalmente en la construcci¨®n de un puente entre la idea del bien com¨²n y el desarrollo espiritual individual. Esta es la raz¨®n de que transformara lo que de negaci¨®n del mundo ten¨ªa la no violencia en una expresi¨®n pol¨ªtica que ve ese mundo desde la afirmaci¨®n y el amor. Sin embargo, para Gandhi, el hecho de ser un sujeto que ama el mundo ten¨ªa mucho que ver con su propio y s¨®lido compromiso con la verdad en tanto que praxis moral.
Gandhi basaba su teor¨ªa del pluralismo en la idea de que igual consideraci¨®n merecen todas las conciencias individuales y en la ausencia de certeza absoluta sobre la verdad. Dicho de otro modo, el pluralismo es necesario para otorgar el adecuado respeto a la inviolabilidad de la conciencia ajena. En materia de conciencia, Gandhi era un pluralista, aunque no un relativista. El hecho de que mostrara un mismo respeto a todas las culturas y religiones conllevaba la idea de que son necesarios el aprendizaje mutuo y el di¨¢logo interconfesional. Cuando Gandhi proclam¨® que ¡°No quiero que mi casa est¨¦ tapiada por todas partes y que mis ventanas est¨¦n cubiertas. Quiero que las culturas de todas las tierras recorran mi casa con la mayor libertad posible¡±, invocaba un esp¨ªritu de apertura que busca una sacralidad que va m¨¢s all¨¢ de la religiosidad y los credos organizados. Esencialmente, esta es la concepci¨®n del pluralismo de Berlin.
Seg¨²n Isaiah Berlin, en la vida nos enfrentamos a constelaciones de valores contrapuestos. Ante esa situaci¨®n, lo que nos queda es elegir. As¨ª describe su posici¨®n: ¡°Si, tal como yo creo, muchos son los objetivos de los hombres, y no todos ellos son en principio compatibles entre s¨ª, entonces la posibilidad del conflicto, y de la tragedia, nunca podr¨¢ eliminarse del todo de la vida humana, ya sea la del individuo o la social¡±. Esta es la s¨ªntesis de su concepci¨®n del pluralismo de los valores. Dos son las inevitables consecuencias de esa incompatibilidad de los valores: una tr¨¢gica elecci¨®n que siempre conlleva un sacrificio y la ausencia de una vida perfecta, en el sentido de una autorrealizaci¨®n total del ser humano.
Aceptan la existencia de valores compartidos o universales que hacen posible llegar a un acuerdo sobre algunas cuestiones morales
En consecuencia, no solo la idea de una comunidad de ideas es incoherente y ut¨®pica, sino que ning¨²n compromiso entre valores puede acercarnos a una resoluci¨®n de los conflictos hist¨®ricos. En ese sentido, su pluralismo de los valores penetra en todas nuestras culturas y subculturas, pero aunque ¡°podemos debatir los puntos de vista ajenos e intentar buscar puntos de coincidencia, puede que al final lo que t¨² busques no sea conciliable con los fines a los que yo creo que he dedicado mi vida¡±. Para Berlin, al contrario que para Gandhi, no hay una visi¨®n com¨²n de lo que es una buena vida. ¡°La soluci¨®n debe radicar en alg¨²n compromiso l¨®gicamente desordenado, flexible e incluso ambiguo. Toda situaci¨®n exige una pol¨ªtica propia y espec¨ªfica, ya que ¡®del fuste torcido de la humanidad¡¯, como dijo Kant, ¡®nada recto ha podido extraerse¡±.
Al contrario que Gandhi, que ve¨ªa en la no violencia la mejor soluci¨®n para las tensiones y los conflictos entre individuos y tradiciones, Berlin utiliza la met¨¢fora luterana del ¡°fuste torcido¡± para expresar su idea de la no reconciliaci¨®n de las contradicciones en la historia humana. Pero aunque Berlin ve¨ªa con gran pesimismo la posibilidad de erradicar los conflictos que suscitan los valores en las sociedades humanas, no dejaba por ello de esperar con optimismo la posible materializaci¨®n de lo que denominaba una ¡°sociedad decente¡±. As¨ª, su pluralismo iba unido a la idea de que existe un umbral de decencia humana, no inmutable a lo largo del tiempo.
Para Berlin, la historia humana est¨¢ libre de cualquier teleolog¨ªa que busque significados y, la acci¨®n humana, carente de objetivos previos a los que dirigirse. La ausencia de leyes y valores superiores que podamos invocar para justificar nuestras opciones pol¨ªticas e hist¨®ricas da lugar a una perspectiva mucho m¨¢s fragmentada del pluralismo, que se conjuga con una permanente sospecha de la tendencia humana a la violencia. A pesar de las diferencias que se pueden encontrar entre los fundamentos espirituales del pluralismo de Gandhi y las sospechas que en la visi¨®n del pluralismo de los valores de Berlin suscitan los principios metaf¨ªsicos y teleol¨®gicos, uno y otro reivindican la posibilidad y la aceptaci¨®n de la comunicaci¨®n moral, rechazando la acusaci¨®n de que sus pluralismos est¨¦n te?idos de relativismo. Para Gandhi y para Berlin, una de las formas de distinguir entre pluralismo y relativismo radica en admitir la existencia de un n¨²cleo de valores compartidos o universales que nos permita llegar a un acuerdo sobre, por lo menos, algunas cuestiones morales. A pesar de sus diferencias, ambas concepciones pueden considerarse complementarias para poder aferrarnos a la idea de que existe un horizonte humano com¨²n.
Ramin Jahanbegloo, fil¨®sofo iran¨ª, es catedr¨¢tico de Ciencias Pol¨ªticas en la Universidad de Toronto.
Traducci¨®n de Jes¨²s Cu¨¦llar Menezo.
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