25 a?os germinando a fuego lento
El movimiento 'Slow Food' cumple un cuarto de siglo creciendo como alternativa al consumo tradicional de alimentos. Un documental cuenta la historia de su fundador Carlo Petrini, un revolucionario que ahora anuncia un proyecto con el Papa Francisco
La fuerza de un hombre o de una mujer se ha medido a lo largo de la Historia por su n¨²mero de seguidores. Fieles, adeptos, correligionarios, hinchas, simpatizantes, partidarios¡ Followers. Carlo Petrini no tiene Twitter, pero s¨ª una marea de cientos de miles de seguidores por todo el mundo ¨Cy creciendo¨C, entre los que ahora se incluye el Papa Francisco y, desde hace a?os, el pr¨ªncipe Carlos de Inglaterra. Pero ?qui¨¦n es Carlo Petrini?
Con esa pregunta arranca el documental Slow Food. The Story, realizado con motivo de los 25 a?os que cumple ese movimiento gastron¨®mico, de fuerte base humanista, ambientalista y hedonista: ¡°Sencillamente es antinatural comer lo mismo en Pek¨ªn y en Finlandia, por ejemplo; pi¨¦nselo y analice todo lo que conlleva¡±, dice Petrini por tel¨¦fono desde su casa de Bra, el pueblo donde ¨¦l naci¨® hace 65 a?os y donde se gest¨® esta corriente de pensamiento centrada en la cultura alimentaria que no cesa de ganar aliados por todos los rincones del globo. Ya en 2008 The Guardian posicionaba a Petrini entre las 50 personas que podr¨ªan salvar el planeta. Y en septiembre de 2013 la ONU le galardon¨® con el premio Campeones de la Tierra.
¡°Soy un anciano del Piamonte¡±, dice Petrini de s¨ª mismo. Pero lo cierto es que es mucho m¨¢s. Es un catalizador de gentes, una especie de mes¨ªas contempor¨¢neo, que ha conseguido reunir en convenciones a la realeza brit¨¢nica y a una ahumadora de salmones noruega, y que ahora, siendo agn¨®stico, habla de un proyecto con el Papa que, anuncia, se conocer¨¢ este a?o, probablemente en oto?o. El pont¨ªfice le llamo a su m¨®vil hace unos meses, cuando paseaba por una calle de Par¨ªs camino de la presentaci¨®n de su ¨²ltimo libro Cibo e libert¨¤ (Alimentaci¨®n y libertad). Merece la pena detenerse en la an¨¦cdota.
¨C?Hola, soy el Papa Francisco.
¨C?Hola, yo soy Carlo Petrini, qu¨¦ sorpresa.
¨C?Le llamo para agradecerle su libro.
Semanas antes de esa inesperada llamada, Petrini le hab¨ªa hecho llegar a Jorge Mario Bergoglio un ejemplar de Terra Madre, uno de sus libros anteriores. La conversaci¨®n ¨Cla primera de una relaci¨®n que ha seguido adelante y que ¡°dar¨¢ sus frutos pronto¡±¨C dur¨® ¡°unos 25 minutos¡±. El Papa ¨Cque una semana despu¨¦s le escribir¨ªa otra carta¨C quer¨ªa agradecerle el detalle y hablaron ¡°de inmigraci¨®n, de agricultura, de la importancia de dignificar el trabajo de los campesinos y de las peque?as explotaciones; y de preservar la diversidad y la calidad de los productos aut¨®ctonos de la Tierra¡±, que es de lo que va Slow Food. Y m¨¢s concretamente del Piamonte, donde confluyen sus or¨ªgenes: ¡°Los m¨ªos se instalaron en Tur¨ªn de Asti, abriendo un peque?o caf¨¦ en la esquina con via Garibaldi¡±, asegura Petrini que le cont¨® el pont¨ªfice. Tambi¨¦n recordaron a sus respectivas abuelas. Petrini le cont¨® que la suya era cat¨®lica practicante pero que dej¨® de acudir a la iglesia porque se cas¨® con un comunista y que ¨¦l era definitivamente agn¨®stico a pesar de haber sido monaguillo¡
Slow Food, nacida con ese nombre en contraposici¨®n a la Fast Food, es hoy una corriente revolucionaria que apuesta por la econom¨ªa real (casi familiar), frente a la especulaci¨®n de la econom¨ªa de los mercados financieros. Un movimiento humanista que parte de algo tan b¨¢sico como la riqueza productiva y particular de cada lugar, del alimento, del disfrute del buen comer y de las costumbres y manifestaciones culturales que lo acompa?an, frente a la homologaci¨®n y la uniformidad que conlleva la globalizaci¨®n. Desde hace un cuarto de siglo no ha hecho m¨¢s que sumar gente a sus filas. Sus responsables hablan de ¡°decenas de cientos de miles¡±, aunque nada comparado con los 25.000 millones de comidas que cada a?o sirve alguno de los McDonalds que crearon los hermanos Dick y Mac MacDonald all¨¢ por 1940. La clave del reinado mundial de la hamburguesa ¡°est¨¢ en las gigantescas campa?as publicitarias¡±, seg¨²n el profesor de la universidad de Granada Jose Lu¨ªs Ros¨²a, que hace unas semanas impart¨ªa una conferencia al respecto durante un congreso nacional celebrado en su ciudad.
¡°Hoy Slow Food es una bocanada de aire fresco que pelea dentro de un mundo dominado, con enormes inversiones publicitarias, por las multinacionales y los grandes grupos de alimentaci¨®n, que son quienes deciden c¨®mo se come¡±, asegura. ¡°Se trata de una corriente gastron¨®mica y de pensamiento que pretende dignificar y aportar la visi¨®n del campesino, mostrar que la gastronom¨ªa es algo que va mucho m¨¢s all¨¢ de las buenas artes culinarias y de los men¨²s de dise?o¡±.
As¨ª, frente a esl¨®ganes sugerentes y directos como ¡°I¡¯m lovin¡¯ it¡± de Mc Donalds o ¡°Have it your way (¡°C¨®melo a tu manera¡±) de Burger King, proponen uno m¨¢s complejo: ¡°Good, clean and fair¡± (¡°Bueno, limpio y justo¡±). ¡°Est¨¢n proponiendo una cultura de gastronom¨ªa alimentaria frente a la burbuja gastron¨®mica potenciada por los programas de televisi¨®n¡±, explica Ros¨²a.
Las diferencias siguen siendo abismales. Y frente a un negocio como el de las hamburguesas que mueve miles de millones de euros al a?o (mil millones de euros de ventas en Espa?a en 2012, seg¨²n datos de la compa?¨ªa), Slow Food es una exitosa fundaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro con 100.000 socios que pagan su tasa anual religiosamente. Tiene delegaciones repartidas por 170 pa¨ªses que compiten contra los 50.000 restaurantes de McDonald y Burger King que se esparcen por 120 estados del globo. Slow Food cuenta con la ¨²nica universidad del mundo dedicada exclusivamente a las Ciencias Gastron¨®micas, que este a?o titular¨¢ ¨Ccon estudios perfectamente homologados¨C a su cuarta generaci¨®n de gastr¨®nomos. Aunque Mc Donald financia tambi¨¦n la Universidad de la Hamburguesa, con una decena de campus asociados en todo el mundo. Slow Food ha creado m¨¢s de 1.300 convivium, seg¨²n su p¨¢gina web (38 de ellos en Espa?a), o n¨²cleos o sociedades que difunden y trabajan con la filosof¨ªa de esta corriente de acci¨®n y pensamiento.
Dos modelos de sociedad, dos formas de vida, dos maneras de mirar el futuro desde la alimentaci¨®n: Un mundo global uniformado y de f¨¢cil identificaci¨®n colectiva frente a un mundo que pone el ¨¦nfasis en la biodiversidad y en la riqueza de las m¨²ltiples identidades que pueblan el planeta.
Petrini. Una vida en una pel¨ªcula. Un ni?o feliz en Bra, un pueblecito de campesinos piamonteses, entre las entonces pobres colinas de las Langas, hoy llenas de vi?edos y de cooperativas que producen algunos de los mejores vinos de Italia. Petrini. Un adolescente que empez¨® con un asociacionismo festivo que desencaden¨® la llamada Fiesta del huevo para poner en valor el trabajo de los granjeros de Bra y consigui¨® atraer a miles de j¨®venes hasta all¨ª en los a?os sesenta. Petrini. Un estudiante de Sociolog¨ªa ¨Chijo de ferroviario y hortelana-- que milit¨® con los comunistas italianos y cre¨® una radio (Onde Rosse, Ondas rojas) contestar¨ªa y semiclandestina en momentos complicados. Petrini. Un joven l¨ªder pol¨ªtico (Partido de la Unidad Proletaria de Bra) que se desencant¨® del poder y volvi¨® a la tierra madre, en busca de algo m¨¢s real. Petrini. Uno de los tipos que promovi¨® en los a?os setenta el nacimiento de la revista gastron¨®mica Il gambero rosso ¨CLa gamba roja, hoy un referente en el mundo gastron¨®mico¨C que se encartaba originariamente con el diario italiano Il Manifesto y que ¡°los de izquierdas¡± compraban por ideolog¨ªa y ¡°los de derechas¡± por las informaciones y cr¨ªticas culinarias de la revista. Petrini. Creador en los ochenta de la asociaci¨®n Arcigola, y del Sal¨®n del gusto de Tur¨ªn y, finalmente, del movimiento internacional Slow Food en 1989. Petrini, un hombre arrollador que, emulando a No¨¦, est¨¢ creando ¡°un arca¡±, que hoy tiene 4.000 productos de todo el mundo, para catalogarlos, preservarlos y dignificar el trabajo de quienes los fabrican y promover el placer entre quienes los consumen. Desde la cebolla roja de Zalla en Vizcaya hasta la leche de camello de la tribu Karrayyu en Etiop¨ªa o las patatas dulces de Pampacorral en Per¨². Petrini. Un hombre que habla por tel¨¦fono y se cartea con el Papa Francisco.
¡°La actividad de Slow Food y Terra Madre, dirigida a promover m¨¦todos de producci¨®n alimentaria en armon¨ªa con la naturaleza, suscita en mi ¨¢nimo sentimientos de sincero agradecimiento. Los animo, por tanto, a proseguir tan importante labor¡±. [¡] ¡°Existe tanta necesidad de personas y asociaciones que favorezcan el cultivo y la custodia de la Creaci¨®n. Cultivar y proteger la Creaci¨®n es una se?al que Dios nos dio no solo al comienzo de la historia (cfr Gen 2,15), sino que nos dona a cada uno de nosotros para hacer crecer el mundo con responsabilidad, transformarlo para hacer de ¨¦l un lugar habitable para todos¡±. Reza una de las cartas del pont¨ªfice.
Desde 2004 funciona ¨Cprevia transformaci¨®n del castillo neog¨®tico de Pollenzo que fuera antigua residencia de los Saboya¨C la Universidad de Ciencias Gastron¨®micas, de la que ya han salido 1.500 j¨®venes ¡°gastr¨®nomos¡±.
¡°Abordamos las ciencias gastron¨®micas desde un punto de vista epistemol¨®gico: desde la microbiolog¨ªa hasta el arte. Es una universidad que crece y se inventa cada d¨ªa, con 16 profesores fijos y otros muchos visitantes, con una parte pr¨¢ctica que incluye viajes y otra te¨®rica; con diplomaturas y masters; que empez¨® con 70 estudiantes por a?o y ahora vamos por 300, el 60% extranjeros¡¡±, explica el rector Carlo Grimaldi. Eso s¨ª, un a?o de matr¨ªcula sale por 3.500 euros.
Una de esas estudiantes extranjera fue la ovetense Carmen Ordiz, de 22 a?os: ¡°Me matricul¨¦ con 17 a?os. Fui la m¨¢s peque?a de mi promoci¨®n. Lo m¨¢s interesante son los viajes que hacemos ¨Ccuatro al a?o¨C, que te permiten conocer realidades desde Sud¨¢frica hasta Nueva York. Yo me diplom¨¦ como gastr¨®noma all¨ª y ahora me estoy especializando en protocolo para montar eventos gastron¨®micos en todo el mundo y he creado un blog: G de Gastronom¨ªa¡±
Jorge Hern¨¢ndez, que ser¨ªa algo as¨ª como el alter ego de Carlo Petrini en Espa?a, es un ingeniero agr¨®nomo que desde 1996, y bajo el paraguas de Slow Food, impulsa redes de alimentaci¨®n y horticultura local sostenible desde Zaragoza, su tierra natal. ¡°Comenzamos en 2003, junto a Germ¨¢n Arrien, de la Cofrad¨ªa Gastron¨®mica de San Sebasti¨¢n y algunos otros compa?eros de Valencia, Madrid y el Garraf. Tras la creaci¨®n del n¨²cleo de San Sebasti¨¢n, nos dimos cita en Noviembre 2003 en Zaragoza, donde construimos SlowFood Zaragoza y una primera Red en Espa?a¡±, cuenta. ¡°En nuestra acci¨®n diaria estamos abordando varios aspectos: promover la biodiversidad alimentaria, la Red de restaurantes km 0, que trabajan con los productores locales de la zona; promovemos el turismo local en el mundo rural, la red SlowWine que favorece el desarrollo de las bodegas con vinos hechos con uvas aut¨®ctonas, la ganader¨ªa sostenible frente al modelo intensivo; y lo m¨¢s importante es que estamos levantando microempresas que ya trabajan en pro de una ecogastronom¨ªa de calidad que restaura las tradiciones locales: Ecomonegros con el pan, el queso de Benabarre, las cervezas artesanas de Populus, las alcaparras y el azafr¨¢n de los Baluartes¡¡±.
A falta de campa?as publicitarias millonarias que fidelicen al pueblo, el movimiento Slow Food, de la mano de un mes¨ªas nacido en Bra, parece haber encontrado ahora al mejor de los padrinos, al rey de los fieles, al gran icono publicitario de nuestro tiempo: el papa Francisco. El todav¨ªa secreto y enigm¨¢tico resultado de esa relaci¨®n se ver¨¢ ¡°pronto¡±.
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