Sin Francia

Cay¨® Par¨ªs. Una vez m¨¢s cay¨® ante la potencia de las armas alemanas. Y lo hizo quiz¨¢ en el momento m¨¢s inoportuno para quienes esperaban de Francia una pol¨ªtica alternativa a la que Angela Merkel ha conseguido ya imponer a toda Europa. Austeridad para todos, lo que conduce a una socialdemocracia herida de gravedad.

El problema fundamental de la socialdemocracia es demostrar que habr¨ªa otra pol¨ªtica distinta de la que Alemania nos ha obligado. No solo porque es muy dif¨ªcil mostrar a los ciudadanos los mecanismos que llevar¨ªan a mejorar sus vidas machacadas, sino por un serio problema de credibilidad: los socialdem¨®cratas alemanes se convirtieron en aliados fundamentales de Merkel para que esta impusiera su discurso sobre el pacto fiscal. Y Martin Schulz, el cabeza de filas, el candidato socialista a la presidencia de la Comisi¨®n Europea, es alem¨¢n.

Claro que hay matices: en el discurso de Martin Schulz y los socialistas europeos hay puntos que corrigen la despiadada pol¨ªtica de los populares. Por ejemplo, la atenci¨®n a las pol¨ªticas de empleo en los pa¨ªses deprimidos, la inversi¨®n en los territorios devastados para mejorar la situaci¨®n de sus habitantes. Espa?a no es, ni mucho menos, ajena a eso. Entre las diez regiones europeas con mayor desempleo hay siete espa?olas. Es cierto, eso es m¨¢s que un matiz, pero tiene que concretarse con acciones muy concretas y de dif¨ªcil venta en una campa?a electoral.

Hay otra importante cuesti¨®n en lo que nos jugamos en las elecciones de mayo: la de la profundizaci¨®n democr¨¢tica de Europa. La puesta en valor del Parlamento, su decisiva participaci¨®n en la decisi¨®n sobre la presidencia de la Comisi¨®n Europea es uno de los retos fundamentales para que Europa sea algo m¨¢s, para que Europa sea, de veras, un objetivo que los ciudadanos puedan percibir como beneficioso. Y en eso no hay divisiones entre los distintos socialdem¨®cratas europeos. La profundizaci¨®n de la democracia tiene que ser vendida de forma convincente. Porque los ciudadanos elegimos parlamentarios, y de ellos tiene que surgir la legitimidad del poder.

En las elecciones de mayo nos jugamos la profundizaci¨®n democr¨¢tica de Europa

La tercera cuesti¨®n tiene que ver con la pol¨ªtica dom¨¦stica. Y es la de los nacionalismos. Ante su potente ofensiva, dentro del ¨¢mbito de los problemas europeos, caben dos opciones: la de la ignorancia o la del discurso finalizador. Es posible que las dos sean buenas (si es que de esto puede salir algo bueno), pero la segunda puede tener un inter¨¦s redoblado: el discurso de Artur Mas es un discurso suicida: si obtiene m¨¢s fuerza, m¨¢s acelerar¨¢ su destrucci¨®n, porque legitimar¨¢ una organizaci¨®n europea que va a ser implacable con los partidarios de la secesi¨®n.

La socialdemocracia europea se enfrenta a las alternativas populares, encabezadas por Merkel, que no son sino m¨¢s de lo mismo, sin piedad; se enfrenta a un racimo de propuestas particularistas que resumen su presencia en el euroescepticismo; por ¨²ltimo, a las propuestas a su izquierda, cargadas de razones, aunque tambi¨¦n sobrecargadas de voluntarismo y atomizadas. ?C¨®mo vender todo esto en un pa¨ªs que pide a gritos soluciones concretas y visibles a corto plazo? Sin Francia est¨¢ complicado.