La adolescencia de las ni?as Mei Ming
La primera generaci¨®n de ni?as chinas adoptadas por familias espa?olas alcanza la pubertad Las cien primeras adoptadas llegaron a Espa?a en 1995. Un documental ahonda en las preocupaciones y los miedos de estas adolescentes: seis de ellas hablan sobre sus vidas, recuerdos, proceso de adopci¨®n, sus or¨ªgenes o su integraci¨®n
¡°Me imagino que me abandonaron en una cestita, como en las pel¨ªculas¡ pero bueno, no todo es un cuento de hadas¡±. Esto conjetura Irene Rong, de sonrisa t¨ªmida, ante una c¨¢mara de v¨ªdeo. Irene, de 18 a?os, supo que era adoptada desde que tuvo uso de raz¨®n porque se daba cuenta de que sus rasgos faciales eran diferentes a los de su padre y su madre. Ella fue una de las 100 primeras ni?as chinas adoptadas en Espa?a, en 1995, y la primera que lleg¨® a Salamanca; tambi¨¦n fue la que se intentaba redondear los ojos con los dedos ante el espejo cuando cre¨ªa que nadie la miraba. Hoy, ya adulta, es la mujer que se siente tan orgullosa de sus or¨ªgenes como de su pa¨ªs de adopci¨®n y su familia.
El camino de Irene, que lleg¨® a Salamanca con 17 meses, no ha sido f¨¢cil. Tampoco lo est¨¢ siendo ahora el de esa primera generaci¨®n de ni?as chinas que salieron de los orfanatos en los noventa con destino a Espa?a y que hoy han llegado a la adolescencia, una etapa en la que surgen muchas preguntas ¨Cpara las que no siempre hay respuesta¨C sobre el abandono que sufrieron, su proceso de adopci¨®n, la integraci¨®n en su nuevo entorno, su doble identidad o su pa¨ªs de origen.
Seis de estas ni?as se han puesto delante de una c¨¢mara para reflexionar sobre su experiencia y sus preocupaciones en el documental Generaci¨®n Mei Ming: miradas desde la adolescencia, del director salmantino David G¨®mez Roll¨¢n. El trabajo permite conocer un pedacito de la vida de estas primeras ni?as que hoy se enfrentan a un tr¨¢nsito desde la pubertad lleno de interrogantes. ¡°Tenemos un plus de dificultad en comparaci¨®n con los que no son adoptados. Nosotros pensamos en nuestros or¨ªgenes, en por qu¨¦ nos abandonaron¡ son preguntas que alguien que no ha sido adoptado no se plantea¡±, explica Irene.
Espa?a, con 18.000 menores de procedencia china, es el segundo pa¨ªs del mundo que m¨¢s ha adoptado, la mayor¨ªa ni?as. El auge se produjo en los noventa, doce a?os despu¨¦s de la implantaci¨®n de la ley del hijo ¨²nico en el pa¨ªs asi¨¢tico, una medida de control de la poblaci¨®n aplicada en zonas urbanas del pa¨ªs en 1979 con el fin de reducir el excesivo crecimiento demogr¨¢fico. Esta norma conllev¨® un cambio en la planificaci¨®n familiar de millones de personas y tuvo como consecuencia el abandono de miles de ni?as cuando la familia buscaba tener un var¨®n. El drama de los beb¨¦s dejados en estaciones, casas de acogida o en plena calle se conoci¨® en Espa?a a trav¨¦s del documental Las habitaciones de la muerte, que retrata las condiciones de vida de estos ni?os en los orfanatos del pa¨ªs asi¨¢tico. Y as¨ª comenzaron los espa?oles a adoptar en los ¨²ltimos a?os del siglo XX y principios del XXI. En el a?o 2005, de los 5.423 menores que llegaron, 2.753 eran chinos.
Mei Ming (Sin Nombre) son las ni?as de aquellos que abrieron el inter¨¦s internacional por la adopci¨®n china. Las que s¨ª salieron del pa¨ªs dejaron de ser Mei Ming para tener un nombre. ¡°El documental las llama as¨ª como homenaje y recuerdo a todas aquellas que nunca pudieron dejar los orfanatos pero cuya visibilidad dio la oportunidad de que las dem¨¢s si llegaran a salir y si tuvieran un nombre, una familia y una vida¡±, explica G¨®mez Roll¨¢n.
?Cu¨¢les son los principales problemas de una adolescente china? La inseguridad, la falta de autoestima y los ataques racistas, que suelen comenzar en la adolescencia. Estela, de 12 a?os y residente en un pueblecito vallisoletano de 300 habitantes, tuvo problemas al entrar en el instituto el curso pasado. ¡°Hab¨ªa un ni?o que iba a por ella. La llamaba puta china y le dec¨ªa que se fuera a su pa¨ªs¡±, recuerda su madre, Mariv¨ª. ¡°Cuando me rechazan por el hecho de ser china me afecta, me duele que solo por eso no me vayan a aceptar¡±, dice la adolescente. ¡°Que te llamen china no es un insulto, pero te lo dicen como si lo fuera¡±, lamenta Irene.
¡°De china tengo los ojos pero no tengo el idioma, y de Espa?a tengo el idioma pero no tengo los rasgos, as¨ª que soy rara en todas partes¡±, sentencia Marina, sevillana de 17 a?os. Todas las protagonistas del documental desearon, en alg¨²n momento de su vida, parecerse al resto de ni?os de su entorno para no llamar la atenci¨®n, pero los ojos rasgados y la melena negra y lacia las delatan. Aqu¨ª entra el trabajo de los padres para lograr que sus hijas mantengan una buena autoestima y se acepten.
La ayuda de los progenitores, sin embargo, es finita. ¡°Es dif¨ªcil protegerlas, igual que a cualquier otro hijo. Hay que hablar con ellas, darles herramientas para que se acepten y hacer que siempre tengan muy claro c¨®mo fue su proceso de adopci¨®n, que no tengan que descubrir nada fuera de casa¡±, afirma ?ngel Gonz¨¢lez, padre de Irene Rong y presidente de la Asociaci¨®n Nacional de Defensa del Ni?o (Andeni). No siempre es sencillo porque en el caso de los beb¨¦s chinos, se suele disponer de muy poca informaci¨®n: de Irene solo se sabe que fue abandonada a los 52 d¨ªas en la puerta de un orfanato; Ana Ling, santanderina de 14 a?os, sabe que sus padres la recogieron en otro a los diez meses, y Estela que es de la etnia han ¨Cmayoritaria en el pa¨ªs¨C y que cuando la abandonaron iba cubierta con una manta roja, color de la fortuna. ¡°Supongo que me la pusieron para que me diera suerte¡±, dice la ni?a.
A las dificultades propias de la adolescencia se suma, generalmente, que los padres llegan a esta etapa de las vidas de sus hijas igual de perdidos que ellas. ¡°Mucha gente tiene miedo a adoptar porque cree que cuando los ni?os se hagan mayores querr¨¢n marcharse a buscar a sus padres biol¨®gicos en su pa¨ªs y se olvidar¨¢n de su familia de aqu¨ª¡±, asegura el director del documental, que adem¨¢s tiene una hermana china de 10 a?os, tambi¨¦n adoptada. Pero no hay nada m¨¢s lejos de la realidad. ¡°A veces he pensado que estar¨ªa mejor en China, pero no puedo saberlo; all¨ª no tendr¨ªa familia, no tendr¨ªa el amor que tengo de mi madre¡¡±, reflexiona Estela a sus 13 a?os. ¡°No me siento adoptada, mis padres son mis padres sin ninguna etiqueta¡±, indica Irene en el documental. ¡°Los padres biol¨®gicos que est¨¢n en China s¨ª que la tienen; no los conozco y no forman parte de m¨ª¡±, asevera.
Los ni?os ya no vienen de China
El mayor n¨²mero de adopciones de ni?os chinos en Espa?a tuvo lugar en 2005: de 5.423 menores, 2.753 proven¨ªan de este pa¨ªs. El a?o siguiente las cifras comenzaron a bajar gradualmente, coincidiendo con la decisi¨®n de Pek¨ªn de restringir las adopciones. En 2012, ¨²ltimo a?o del que se disponen datos, llegaron a Espa?a 447 ni?os chinos, seg¨²n el ministerio de sanidad. "Su descenso se debe al aumento progresivo y considerable de los tiempos de espera, que seg¨²n la Asociaci¨®n para la defensa del ni?o (Andeni) est¨¢ en torno a los siete a?os, y a los nuevos requisitos para los solicitantes que entraron en vigor el 1 de mayo de 2007.
Ahora, quien quiera adoptar un menor chino, tendr¨¢ que tener pareja, pues no se aceptan familias monoparentales, demostrar que su nivel de estudios est¨¢ por encima del bachillerato o equivalente, que dispone de unos ingresos anuales m¨ªnimos de 10.000 d¨®lares por cada miembro de la unidad familiar m¨¢s el futuro adoptado, o que no padece ciertas enfermedades o discapacidades.
La clave para que las ni?as acepten su proceso de adopci¨®n como algo natural es decirles siempre la verdad desde el principio, pero en funci¨®n de lo que puedan entender. ¡°Con tres a?os, Irene tuvo un berrinche gord¨ªsimo porque vio una foto de mi mujer embarazada de nuestra hija mayor y ella quer¨ªa la misma foto¡±, explica ?ngel. ¡°Ah¨ª le contamos una parte de su historia, la que puede entender una ni?a de su edad¡±.
El documental Generaci¨®n Mei Ming ha sido presentado en Salamanca, Madrid, Valencia, Extremadura y Gij¨®n, y su director planea llevarlo en los pr¨®ximos meses al resto de provincias. La sorpresa ha sido encontrarse con que la cinta no solo est¨¢ dando respuesta a muchos interrogantes que tienen las peque?as; tambi¨¦n ha abierto las v¨ªas de comunicaci¨®n entre padres e hijas. Las ni?as ven que esos problemas que cre¨ªan solo suyos son compartidos por muchas otras adolescentes, que no est¨¢n solas y que es normal plantearse esas preguntas. ¡°A m¨ª me hubiese encantado tener una referencia cuando era m¨¢s peque?a, creo que ayudamos a que otras chicas se abran y hagan preguntas a sus padres¡±, afirma Ana Ling.
Los cabezas de familia, por su parte, pierden el miedo a hablar con sus hijas sobre sus or¨ªgenes. ¡°Muchos padres me comentan, tras ver el documental, que no sab¨ªan que sus hijas estaban d¨¢ndole vueltas a cosas como saber m¨¢s de d¨®nde proviene¡±, indica el director de la cinta. ¡°Ahora hay m¨¢s comunicaci¨®n¡±.
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