Beber y ganar

C omo cada a?o se celebr¨® el concurso de cata por parejas de Vila Viniteca, la m¨ªtica tienda de vinos barcelonesa. Esta vez se celebraba en Barcelona (el a?o anterior toc¨® en Madrid). Vinieron sumiller y aficionados del mundo entero. Aunque la mayor¨ªa de participantes siguen siendo hombres, por un orgullo gremial me alegra decir que esta vez hubo m¨¢s mujeres participantes que otros a?os. De hecho, la pareja ganadora estaba formada por hombre y mujer.

Vayamos a los vinos. Las parejas deb¨ªan determinar el tipo de uva, la D.O., el pa¨ªs, la a?ada, el nombre del vino y el elaborador. La gracia del concurso es que la mayor¨ªa de nosotros no podremos permitirnos catar todo lo que se cat¨® en el concurso. Por ejemplo, el Chateau Haut-Brion 2006 vale unos 600 euros. Solo por esa copa, pues, val¨ªa la pena concursar y equivocarse en casi todo. Y al lado de esa copa, vinos maravillosos y perfectamente asequibles. Entre los de la primera fase, un cava Recaredo Brut Nature 2004 y un Ribeiro que nos trajo (al menos a mi pareja y a m¨ª) por la calle de la amargura. Emilio Rojo 2011. T¨®menlo si tienen ocasi¨®n, porque, realmente, es un vino que no se parece a nada. Despu¨¦s ven¨ªa un cabernet del Valle de Napa y luego el Burdeos del que habl¨¢bamos, cosa que demuestra la inteligencia retorcida de quien escogi¨® y dispuso el orden de los vinos. Que antes del Burdeos hubiese otro cabernet, pero de Napa, era una hermosa perversidad. A¨²n faltaban los de la segunda fase, a la que llegaron pocos elegidos.

Lo divertido de un concurso como este es que los aficionados nos equivocamos y acertamos tanto como los que saben. Es divertido poner en com¨²n el examen al final de la cata. Es maravilloso ver de tan cerca a ?lvaro Palacios, uno de los miembros del jurado, bendito sea.