Encanto
Es preferible advertirle que si usted pertenece a esa clase de hombres que le dicen a una mujer ¡°encanto¡±, tan solo por el poder mismo de la palabra, puede pasar a ser sospechoso. ?De qu¨¦?, se preguntar¨¢; ?qu¨¦ habr¨¦ hecho ahora? Encanto es de esas palabras que pueden llegar a producir cosquillas en el pelo, o un ataque de risa. De entrada, atribuye a su destinatario connotaciones de ligereza, armon¨ªa y agrado capaces de hacer brotar una gran vanidad. Pero hay que tener cierto atrevimiento para dirigirse a alguien con este vocativo, ya de otra ¨¦poca, con su caja sonora de playboys y tipos duros; pocos jovenzuelos habr¨¢ que se llamen encanto. De churri a tesorote, pitufa, rey, princesa o bizcochito, a mima o mi negra ¨Ccomo gustan los caribe?os¨C, las diatribas sobre c¨®mo se nombran hombres y mujeres en la intimidad, tanto en fase de cortejo como de convivencia, acaban mostrando lo imp¨²dico que resulta el cari?o. En caris, gordis y pichurris, la i destaca como vocal triunfadora, una rendici¨®n al amor a trav¨¦s de la infantilizaci¨®n del ser querido. El amor se pega a los diminutivos. Al sufijo afectivo que empeque?ece a su portador. A la cama deshecha y los calcetines barriendo el suelo. A una vulgaridad consentida.
Puede que usted sea creativo e individualice el sentimiento hacia la mujer querida: aceitunita, pueden llegar a decirle si naci¨® en Ja¨¦n; o luada ¨Cque significa luz de luna en portugu¨¦s¨C si es de Lisboa. No s¨¦ que sentir¨ªan mis amigas si alguien las llamara luada. Puede que prefirieran el cl¨¢sico guapa, que funciona incluso entre compa?eros de trabajo, y tambi¨¦n forma parte de las palabras melindrosas, capaces de abrir alguna puerta, empezando por la sonrisa. O todo lo contrario, usted es rotundo, y la llama amor, porque no hay palabra m¨¢s elevada. Esa s¨ª que es una declaraci¨®n de intenciones: llamar al todo por la parte. Se identifica a la persona por el nombre del sentimiento que le profesa: amor. Aunque hoy en d¨ªa, a partir de la friendlizaci¨®n del lenguaje, tambi¨¦n se use entre amigos o compa?eros de trabajo enrollados. ¡°Amor, esto no era as¨ª¡±. O amore. O vida. Tambi¨¦n hay gente m¨¢s correcta y funcional, parejas que se llaman por el apellido, S¨¢nchez y Claver, con la intenci¨®n de juntar camarader¨ªa y juego de rol.
En tiempo de avatares y nicknames, los nombres de las parejas languidecen entre el lugar com¨²n y la domesticidad. No importa tanto la palabra como la complicidad que implican, porque aquellos que poseen un alfabeto particular tienden a tejer v¨ªnculos m¨¢s fuertes, seg¨²n aseguran algunos expertos en terapia de pareja. Aun con todo, si usted es de las raras especies que siguen llamando encanto al objeto de su deseo, reciba nuestra m¨¢s cordial enhorabuena. Le ha ganado la partida a los emoticonos na¨ªf cuyo abuso no deja de sonrojarnos. Por tanto, usted ¨Csiempre que no pronuncie encanto en estado de ebriedad¨C dejar¨¢ de ser sospechoso, camino de convertirse, como los libros, los peri¨®dicos, o el unisex, en una reliquia.
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