Lewinsky contra el estigma
Diecis¨¦is a?os despu¨¦s del esc¨¢ndalo que sacudi¨® la Administraci¨®n Clinton, la becaria m¨¢s famosa del planeta ha decidido que es la hora de hablar. ¡°La persona m¨¢s humillada del mundo¡± se sincera en ¡®Vanity Fair¡¯. Un ¨²ltimo intento de desprenderse de su propia sombra
No es una confesi¨®n ni la necesidad de notoriedad, por m¨¢s que la primera dama la considerase una ¡°loca narcisista¡±. No es un repaso al pasado, para algunos lejano ¡ªhay quien ya dice ¡°?Monica qu¨¦?¡± cuando alguien pronuncia su nombre¡ª ni un ajuste de cuentas. Es la hora de hablar porque desea dotar su vida y su futuro de un prop¨®sito y luchar contra la cultura de la humillaci¨®n, que en la era de Internet ha lanzado la ignominia a niveles estratosf¨¦ricos. ¡°Cuando estall¨® mi aventura con Bill Clinton, podr¨ªa decirse que fui la persona m¨¢s humillada del mundo¡±, escribe Monica Lewinsky en un ensayo que se publica en el pr¨®ximo n¨²mero de la revista Vanity Fair¡ªya asequible en la web.
¡°Gracias al Drudge Report, tambi¨¦n fui quiz¨¢ la primera persona cuya humillaci¨®n planetaria se hizo a trav¨¦s de Internet¡±, explica la mujer que por el resto de su vida llevar¨¢ la etiqueta de la becaria m¨¢s famosa del globo.
El sitio web de Matt Drudge, creador y editor del portal de contenidos informativos americanos Drudge Report, fue quien sac¨® a la luz en 1998 el esc¨¢ndalo que sacudir¨ªa la Casa Blanca de Bill Clinton despu¨¦s de que los jefes de Newsweek decidieran en el ¨²ltimo momento no publicar la historia que hab¨ªa trabajado en exclusiva el periodista Michael Isikoff, priv¨¢ndole con ese volantazo de escribir y dar a conocer la que quiz¨¢ hubiera sido la noticia de su vida.
¡°Tambi¨¦n fui la primera persona cuya humillaci¨®n planetaria se hizo a trav¨¦s de Internet¡±
El t¨ªtulo de la pieza que escribe Lewinsky ya adelanta el sentir de una mujer que asegura que vive cada d¨ªa bajo la sombra de la afrenta p¨²blica a la que fue sometida entonces. Verg¨¹enza y supervivencia supone un reto para todos aquellos que en un momento determinado decidieron, deciden o decidir¨¢n colgar una letra escarlata alrededor de su cuello. ¡°Cumpl¨ª 40 el a?o pasado y decid¨ª que hab¨ªa llegado la hora de dejar de pasar de puntillas sobre mi pasado¡±, relata Lewinsky. ¡°Estoy decidida a dar un final distinto a mi historia y dotar de un prop¨®sito la narrativa hasta ahora vivida¡±, explica. ¡°Lo que esto pueda acarrearme¡ pronto lo sabr¨¦¡±, dice Lewinsky al aceptar los interrogantes que le aguardan tras la publicaci¨®n de su historia.
Lewinsky no revela nada nuevo, nada que no est¨¦ escrito en las m¨¢s de 440 p¨¢ginas del informe del fiscal independiente Kenneth Starr que propiciaron el ¨²nico impeachment (juicio pol¨ªtico por desafuero) sufrido por un presidente de EE?UU en el siglo XX. Cierto es que Lewinsky ya ha hablado con anterioridad, pero quiz¨¢ nunca con la sinceridad y madurez con que lo hace ahora. Habl¨®, poco despu¨¦s del esc¨¢ndalo, con la veterana Barbara Walters y con Larry King. En los a?os siguientes, Lewinsky dej¨® o¨ªr su voz de forma irregular y en general en programas de humor nocturnos.
En una ocasi¨®n, la becaria que guard¨® como trofeo (o recuerdo, sin duda como prueba¡) un vestido azul manchado con semen presidencial ¡ªque parece conserva a¨²n¡ª acept¨® participar en un coloquio en el que contestar¨ªa preguntas de la audiencia y que fue grabado por la cadena de cable HBO para hacer un documental sobre su vida. En su art¨ªculo, Lewinsky admite que fue ingenua al pensar que al abrirse a la audiencia podr¨ªa cambiar el tono del mensaje que se hab¨ªa dado de ella hasta entonces y desviar la conversaci¨®n hacia asuntos de m¨¢s calado, como el balance de poder o la desigualdad de sexos que existe en la pol¨ªtica y los medios de comunicaci¨®n. Efectivamente, fue ingenua. Era principios de 2001, casi tres a?os despu¨¦s de ocurrido el esc¨¢ndalo ¡ªya con otro presidente en la Casa Blanca, un republicano que hab¨ªa dejado atr¨¢s el alcohol y las mujeres y se acostaba a las nueve de la noche¡ª, y un estudiante le lanz¨® la siguiente pregunta: ¡°?C¨®mo le sienta ser la reina de las mamadas de Am¨¦rica?¡±.
Seg¨²n el relato de Lewinsky, entre la audiencia hubo numerosos pitidos y gente que le dijo a gritos que no contestara. Pero contest¨®. ¡°Es doloroso e irrespetuoso¡±, comenz¨®. ¡°Y a pesar de lo insultante que es para m¨ª, lo es todav¨ªa mucho m¨¢s para mi familia. Sigo sin entender por qu¨¦ toda esta historia sigue versando sobre sexo oral¡ Fue una relaci¨®n consensuada. El hecho de que se siga hablando solo de eso quiz¨¢ es porque vivimos en una sociedad dominada por los hombres¡±.
Con el auditorio todav¨ªa revuelto, lo que nadie se esperaba era la respuesta que Lewinsky dio a continuaci¨®n al joven estudiante que consideraba haber realizado una proeza: ¡°Esa pregunta quiz¨¢ vaya a costarme otro a?o de terapia¡±. Lewinsky confiesa ahora que ha callado durante mucho tiempo porque, aparentemente, se permit¨ªa que los dem¨¢s pontificaran sobre ella, pero, sin embargo, ella era criticada por hablar. ¡°Rechac¨¦ ofertas que me pod¨ªan haber reportado m¨¢s de diez millones de d¨®lares porque sent¨ª que lo contrario no hubiera estado bien¡±, explica. Tambi¨¦n hay quien cree ¡ªla mujer del exvicepresidente Dick Cheney¡ª que habla ahora para evitar ser un problema y te?ir de esc¨¢ndalo la eventual lucha por la Casa Blanca de Hillary Clinton en 2016.
La mujer que acumula en su haber varios negocios fracasados, pero tambi¨¦n un t¨ªtulo de Psicolog¨ªa Social por la London School of Economics, declara que muchos atribuyeron su silencio de estos ¨²ltimos a?os a que los Clinton la hab¨ªan comprado. ¡°Nada puede estar m¨¢s alejado de la realidad¡±, asegura. Lewinsky relata c¨®mo no pasa un solo d¨ªa sin que en las redes sociales, en un programa de televisi¨®n, en la prensa escrita¡ exista una referencia a su caso, a ¡°esa mujer¡±, como la defini¨® el 42? presidente de la naci¨®n cuando quiso poner distancia con la becaria de la Casa Blanca con la que inici¨® una relaci¨®n sexual en 1996. ¡°Claro que sufr¨ª un abuso por parte de mi jefe¡±, explica, ¡°pero siempre he querido ser contundente en un punto: la relaci¨®n fue consensuada¡±. El ¡°abuso¡± vino despu¨¦s, cuando ¡°me convert¨ª en un chivo expiatorio para que se pudiera proteger su poderosa posici¨®n¡±.
En los instantes m¨¢s duros ¡°mi madre no me dejaba sola, dorm¨ªa a mi lado porque yo ten¨ªa ideas suicidas¡±
Monica Lewinsky reconoce que la idea del suicidio se le pas¨® en m¨¢s de una ocasi¨®n por la cabeza, pero que nunca intent¨® ponerla en pr¨¢ctica. Y, sin embargo, lo que supuso un punto de inflexi¨®n en su vida fue el suicidio en 2010 de un joven estudiante en Nueva York cuya homosexualidad fue puesta al descubierto cuando su compa?ero de cuarto le grab¨® bes¨¢ndose con un chico y lo hizo p¨²blico en Internet. Relata Lewinsky que su madre sufri¨® mucho con aquella historia y que descubri¨® que la raz¨®n era porque le recordaba a los momentos vividos juntas tras el esc¨¢ndalo. ¡°Se lo tom¨® de una manera muy personal¡±, dice en el art¨ªculo sobre el suicidio de Tyler Clementi. En los instantes m¨¢s duros de 1998, ¡°no me dejaba sola ni un momento; dorm¨ªa a mi lado porque yo tambi¨¦n ten¨ªa ideas suicidas¡±.
El cierre de ejercicio para Lewinsky se resume en la quema de la famosa boina y el tristemente c¨¦lebre vestido azul. Tambi¨¦n en una declaraci¨®n de arrepentimiento. ¡°Lamento much¨ªsimo lo que sucedi¨® entre el presidente Clinton y yo¡±, escribe en Vanity Fair. Y con un toque de humor repite: "Lamento. Mucho. Lo. Que. Sucedi¨®". Recuerdan, ?no? Clinton negando la mayor: ¡°No. Tuve. Relaciones. Sexuales. Con. Esa. Mujer¡±.
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