Colchones

Las Baleares est¨¢n pobladas por el mismo porcentaje de bobos o sinverg¨¹enzas que el resto de los pa¨ªses del mundo. Sabemos que esos porcentajes son uniformes desde el ?rtico hasta el Ant¨¢rtico. Lo que diferencia a unos sitios de otros son las costumbres (que pueden cambiarse) y las leyes (que tambi¨¦n).

Pero es en Baleares donde ha surgido una iniciativa pionera que puede colocar a las islas en un destacado lugar en el ranking de la golfer¨ªa institucional. Bueno, condiciones las hab¨ªa: no hay m¨¢s que recordar a un partido como Uni¨® Mallorquina, que tiene a casi todos sus militantes en la c¨¢rcel por haberse puesto ciegos con las comisiones de la construcci¨®n. O a los jefes del Partido Popular que andan, como Jaume Matas, a la puerta de los centros penitenciarios despu¨¦s de haber pasado unos a?os en las de los juzgados.

Pero ahora se le ha ocurrido al PP de all¨ª una idea genial: democratizar la corrupci¨®n pol¨ªtica a trav¨¦s de los consumidores. El m¨¦todo es sencillo y consiste en que los que militen en el partido pueden obtener la tarjeta blava (azul corporativo pepero) con la que alcancen significativos descuentos en comercios de toda clase. Si es usted del PP, le pueden rebajar hasta un 15% en una colchoner¨ªa. En la onda m¨¢s cl¨¢sica del clientelismo predemocr¨¢tico de la ¨¦poca de Romanones, que se resum¨ªa en "un voto, un colch¨®n", pero que se moderniza con lavadoras o tratamientos de belleza.

Hasta ahora, los partidos o los sindicatos, desde el PNV hasta la UGT, han jugado con ofertas de empleo para siempre, como se comprueba analizando los curr¨ªculos de los candidatos electorales. Pero esto es revolucionario. Es mucho m¨¢s democr¨¢tico. No afecta a la funci¨®n p¨²blica, por ejemplo.

Usted puede votar y pedir un descuento en Viagra.

Y no hay que leerse un programa, sino las ofertas.