"Mi madre es chica de alterne"
El director franc¨¦s Samuel Theis narra la historia de su progenitora en ¡®Party Girl¡¯, que ayer se estren¨® en el festival de Cannes
Como todo el mundo, Samuel Theis tiene una madre. Pero la suya es algo diferente a las dem¨¢s. Durante la mayor parte de su vida, su progenitora Ang¨¦lique ha ejercido un oficio muy particular: ese al que los franceses denominan entra?neuse, t¨¦rmino intraducible con el que se designan las chicas que trabajan de gancho en cabarets y clubes de alterne. Nunca se acuestan con los clientes. Se limitan a darles conversaci¨®n e incitarles a consumir una copa tras otra, a pagar alguna que otra botella de champ¨¢n, a no marcharse sin dejar una propina generosa. El problema es que Ang¨¦lique ya ha cumplido los 60 y las cosas no son como en sus a?os mozos. Un d¨ªa, cuando uno de sus mejores clientes se presenta para proponerle matrimonio, Ang¨¦lique se plantear¨¢ un dilema de proporciones hamletianas. ?Prefiere seguir viviendo en la marginalidad o abrazar esa normalidad con la que se conforma el resto de los mortales?
Semidesconocido actor de 35 a?os, el galo Samuel Theis siempre supo que ten¨ªa una madre con una vida novelesca, que daba para un centenar de relatos. No fue hasta que se ali¨® con las directoras Marie Amachoukeli y Claire Burger, reputadas cortometrajistas francesas que han barrido todos los premios imaginables en el circuito festivalero, cuando entendi¨® que la mejor forma de contar su historia era haciendo una pel¨ªcula protagonizada por su propia familia. Los tres firman Party Girl, que ayer abri¨® con aplausos la secci¨®n paralela Un Certain Regard en el Festival de Cannes. Theis afirma que no hizo falta esforzarse mucho en convencer a su madre de que expusiera su vida. ¡°Ya hab¨ªamos rodado un cortometraje con ella en 2008 y sab¨ªa que pod¨ªa confiar en nosotros. Adem¨¢s, nunca ha vivido su oficio como un sufrimiento o una c¨¢rcel, sino que lo reivindica y lo enarbola como una bandera¡±, afirmaba ayer en una playa privada de La Croisette.
Cuando era peque?o, Theis no enten¨ªa por qu¨¦ su madre no era como las dem¨¢s. "Fue complicado", dice
¡°Para Ang¨¦lique, lo complicado era exponer su vida ante el mundo entero, pero es una mujer valiente. Adem¨¢s, empez¨® como bailarina de strip-tease, as¨ª que, en el fondo, todo en ella es espect¨¢culo. Si dijo que s¨ª tal vez sea porque ten¨ªa cosas que resolver consigo misma, pero tambi¨¦n conmigo¡±, a?ade el director. Cuando era peque?o, Theis no entend¨ªa por qu¨¦ su madre no era como las de los dem¨¢s: ¡°No correspond¨ªa al modelo de madre tradicional. Fue complicado. Pero, a los 35 a?os, ya no tienes la misma imagen que ten¨ªas de ni?o y eres capaz de ver las cosas con distancia. En un momento dado, me apeteci¨® rehabilitar la imagen de mi madre¡±.
Ang¨¦lique deambula por la pel¨ªcula como una hero¨ªna de John Cassavetes perdida en la frontera francoalemana, en esa Lorena industrial sumida en la desesperaci¨®n econ¨®mica tras el cierre de minas y f¨¢bricas, donde el Frente Nacional de Marine Le Pen obtiene resultados r¨¦cord. Theis y Burger crecieron en la regi¨®n, pero no tardaron en escapar. ¡°Hacer esta pel¨ªcula es una manera de reconciliarme con mi familia, pero tambi¨¦n con ese territorio¡±, opina Theis. ¡°Crecimos viendo a los mineros manifest¨¢ndose contra el cierre de las minas, mientras cerraban las ¨²ltimas tiendas y aumentaba la depresi¨®n econ¨®mica pero tambi¨¦n moral. Cuando vemos los resultados del Frente Nacional, no nos sorprende. La pel¨ªcula intenta dar la palabra a esas personas y hacer que se sientan visibles y representadas a trav¨¦s de valores como el amor, la amistad y la solidaridad¡±, le secunda Burger.
La tercera en discordia, Marie Amachoukeli, parisina de nacimiento y salida como sus compa?eros de la escuela de cine La F¨¦mis (donde estudiaron Laurent Cantet, Arnaud Desplechin y Fran?ois Ozon), aport¨® la distancia necesaria para que no se encari?aran demasiado con sus personajes. ¡°Todos querr¨ªamos ser como Ang¨¦lique, pero no tenemos el valor¡±, asegura Amachoukeli. ¡°M¨¢s que de marginalidad, la pel¨ªcula habla de libertad. ?Qu¨¦ precio pagamos cuando somos realmente libres? ?No implica esa libertad una excesiva soledad?¡±, le corrige el director.
Theis hab¨ªa interpretado hasta ahora ¨ªnfimos papeles con Bertrand Tavernier o Jean-Michel Ribes. Y algunos otros algo m¨¢s destacados en el teatro ¨Cen escenarios tan prestigiosos como el Th¨¦atre de la Ville de Par¨ªs¨C y en la televisi¨®n francesa: en una miniserie de hace media d¨¦cada interpret¨® a Luis XIV, por lo que fue objeto de un culto en foros de Internet frecuentados por amas de casa. Su pel¨ªcula se sit¨²a en las ant¨ªpodas de esos subproductos televisivos y se inscribe en m¨¢rgenes de distintos tipos: geogr¨¢ficos (entre Francia y Alemania) y sociales (entre la exclusi¨®n y la supuesta normalidad), pero tambi¨¦n cinematogr¨¢ficos: Party Girl es una ficci¨®n lim¨ªtrofe con el documental. Tanto la madre de Theis como sus dos hermanos y sus dos hermanas interpretan sus propios roles. Cuando habla de ellos, Theis les llama ¡°los actores¡±.
Dice que la pel¨ªcula ha resuelto algo, que la reconciliaci¨®n que persegu¨ªa ha tenido lugar. Le preguntamos si ha pasado por entender que, pese a que su caso est¨¦ elevado al m¨¢ximo exponente, la historia resulta bastante universal: en todas las familias hay problemas y casi nadie tiene los padres que desear¨ªa. Theis se pierde en un discurso metaf¨ªsico. Burger le interrumpe:
¨C Lo que te est¨¢ preguntando es si te ha ayudado personalmente.
¨C S¨ª, creo que s¨ª, que ha sido bueno hacer esto ¨C responde Theis¨C. En todo caso, ha sido m¨¢s salvador que una terapia. Y tambi¨¦n bastante menos caro.
¨C ?Menos caro? ¨C interviene Amachoukeli¨C. Ser¨¢ para ti. Piensa que hace cinco a?os que te aguantamos con tus historias¡
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