Morosidad oculta
La devoluci¨®n de viviendas a la banca indica que todav¨ªa hay margen para aliviar los desahucios
Con raz¨®n se insiste en que una de las condiciones para reforzar el crecimiento econ¨®mico actual, d¨¦bil e intermitente, es que el sistema bancario vuelva a conceder cr¨¦ditos a un ritmo similar al aumento nominal del PIB y que por fin se supere el debate est¨¦ril entre quienes se quejan de que no hay pr¨¦stamos (las empresas y los particulares) y quienes aseguran que falla la demanda solvente (los bancos). Pero la reanimaci¨®n del cr¨¦dito tiene dificultades; los balances no pueden sanearse adecuadamente en parte porque contin¨²a la morosidad, como consecuencia directa de la baja actividad de la econom¨ªa. En 2013 la banca espa?ola tuvo que quedarse con casi 50.000 viviendas debido a impagos; y en los balances bancarios todav¨ªa quedan por digerir unos 80.000 millones en activos inmobiliarios. La actividad an¨¦mica afecta a los ciudadanos y deteriora las posibilidades de activar el cr¨¦dito.
A efectos sociales, la voluminosa entrega de inmuebles a la banca demuestra que contin¨²an los desahucios. De las 50.000 devoluciones por impagos, casi 39.000 eran vivienda habitual. Aunque de ¨¦stas se descuenten las que aparecen como primera vivienda sin serlo para enga?ar a Hacienda, la cantidad implicada indica que todav¨ªa no se ha producido una reactivaci¨®n de la renta de los ciudadanos suficiente para estabilizar el riesgo de morosidad. El problema existe y el Gobierno debe tomar nota, porque la recuperaci¨®n s¨®lo puede afianzarse con expectativas de rentas salariales estables y, adem¨¢s, las leyes sobre desahucios aprobadas en la legislatura no han permitido a los jueces aliviar las cargas en favor de la banca que pesan sobre los desahuciados.
Editoriales anteriores
Desde la perspectiva del mercado financiero, la banca se enfrenta todav¨ªa a dos problemas importantes, a pesar de los efectos beneficiosos de la creaci¨®n de la Sareb. Por una parte, existen dudas sobre la morosidad real de su cartera hipotecaria, que pueden dar lugar a reticencias en las pruebas de calidad y de solvencia. Dicho de otro modo, es probable que a la banca le falte por reconocer y provisionar una parte de su morosidad hipotecaria real, lo cual implica o p¨¦rdidas o m¨¢s provisiones. Pero en todo caso, es una r¨¦mora para la ansiada recuperaci¨®n del cr¨¦dito que se proyecta para mediados de 2015.
El segundo problema apunta a la fuente de negocio. Como las hipotecas se concedieron generalmente con un escaso margen sobre el eur¨ªbor, los pr¨¦stamos para inmuebles pesan sobre las cuentas de resultados. De lo expuesto puede deducirse que s¨®lo la recuperaci¨®n de las rentas salariales aliviar¨¢ la morosidad hipotecaria y ayudar¨¢ a que vuelvan los pr¨¦stamos; que el Gobierno tiene un margen de flexibilizaci¨®n legal para reducir el coste de los desahucios sobre los afectados (que no deber¨ªa tardar en cubrir) y que la banca tiene que estructurar el cr¨¦dito a la vivienda sobre bases solventes (entre otras cosas, para no repetir los errores de la burbuja inmobiliaria).
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