Europa avanza en el mundo
Varios embajadores de la UE reivindican el papel de la diplomacia en la construcci¨®n del proyecto europeo
Como embajadores de la Uni¨®n Europea en diferentes pa¨ªses del mundo queremos compartir con nuestros conciudadanos nuestra experiencia que hace de Europa un actor protagonista e influyente en los distintos escenarios internacionales, ya sea en las relaciones bilaterales, en la gesti¨®n de crisis, en la resoluci¨®n de conflictos, o en la ayuda a los pa¨ªses empobrecidos para contribuir a su desarrollo.
La imagen de Europa en el exterior no es la de una Europa cansada de s¨ª misma, que duda de su vocaci¨®n y de su sentido, sino la de una Europa como utop¨ªa realizable e instrumento de transformaci¨®n de las sociedades.
Nuestra influencia exterior es fiel reflejo de los cimientos sobre los que se ha construido el proyecto europeo: la creaci¨®n de un espacio com¨²n de paz, seguridad y prosperidad, fundamentado en los valores de igualdad y solidaridad. Nuestros debates cr¨ªticos con nosotros mismos nos hacen olvidar muchas veces esos logros, que desde el exterior se observan con admiraci¨®n. No s¨®lo por aquellos que no tienen garantizados sus derechos b¨¢sicos o no pueden vivir en democracia y en libertad. Tambi¨¦n por los que quieren enviar a sus hijos a la universidad y no forman parte de las ¨¦lites pudientes; por los que creen que contar con un seguro m¨¦dico p¨²blico es un derecho que el Estado debe garantizar; por aquellos para quienes una pensi¨®n de jubilaci¨®n digna es un sue?o fuera de su alcance; por los que no entienden que ser mujer, homosexual o pertenecer a una determinada raza o etnia siga siendo sin¨®nimo de discriminaci¨®n, de insulto o incluso de c¨¢rcel. Por los que no creen que la pena de muerte sea una soluci¨®n civilizada. Por aquellos que no desean negar la evidencia del cambio clim¨¢tico, o que aspiran a que la justicia internacional juzgue delitos como el genocidio o el uso indiscriminado de la fuerza contra sus propios ciudadanos. Para todos ellos, ya vivan en Egipto, en Uganda, en Ucrania o en Ir¨¢n, la Uni¨®n Europea refleja un ideal. Por ello muchos ciudadanos del mundo desean una mayor presencia y un mayor protagonismo de Europa en la escena internacional.
Sobre Europa en el exterior se admiran sus recientes logros pac¨ªficos, como la reunificaci¨®n alemana, la integraci¨®n de los pa¨ªses de la antigua Europa del Este, la desaparici¨®n de las fronteras internas o la creaci¨®n de la moneda ¨²nica, que antes hubieran significado la imposici¨®n o la guerra.
La imagen de Europa en el exterior
es la de una utop¨ªa realizable e instrumento de transformaci¨®n
de las sociedades
Somos 500 millones de ciudadanos europeos que con tan s¨®lo el 7% de la poblaci¨®n mundial, producimos casi el 25% de la riqueza global. La Uni¨®n Europea sigue representando casi el 50% del gasto social en el mundo y m¨¢s del 50% de la ayuda oficial al desarrollo, lo que nos sit¨²a como el primer donante mundial.
Y todo ello es nuestra Uni¨®n.
Todav¨ªa hay seguidores de la realpolitik que critican que la Uni¨®n Europea no tiene pol¨ªtica exterior, porque cuando llaman desde Washington el tel¨¦fono que suena no es el de la Alta Representante para la Pol¨ªtica Exterior y de Seguridad Com¨²n sino el del Ministro de Exteriores franc¨¦s, alem¨¢n o brit¨¢nico. Desconocen sin embargo c¨®mo se est¨¢n gestionando algunas de las grandes crisis mundiales (como la cuesti¨®n nuclear en Ir¨¢n, la situaci¨®n en Ucrania, en Egipto o en Siria, o m¨¢s cerca en Kosovo), a trav¨¦s de un sinf¨ªn de llamadas y reuniones de ida y vuelta no s¨®lo entre los Ministros de Exteriores de la Uni¨®n Europea y la Alta Representante, sino ¨C y cada vez m¨¢s- entre Washington y Bruselas.
Ignoran tambi¨¦n que la Uni¨®n Europea cuenta actualmente con numerosas misiones civiles y militares, desplegadas en distintos continentes, desde Mali a Somalia, desde los Balcanes a Afganist¨¢n, o desde la Rep¨²blica Centroafricana a las fuerzas que luchan contra la pirater¨ªa en el Oc¨¦ano ?ndico.
La diplomacia europea, personificada en el Servicio Europeo de Acci¨®n Exterior (SEAE) con el Tratado de Lisboa, es una herramienta de suma de capacidades, el germen de una voz propia y com¨²n -que no unificada-, la masa cr¨ªtica que nos hace relevantes en el mundo. Una diplomacia global que a trav¨¦s de un enfoque integral combina la prevenci¨®n de crisis, la acci¨®n humanitaria o la ayuda al desarrollo con medios militares o instrumentos comerciales.
Una diplomacia que complementa y se suma a las tradicionales diplomacias bilaterales de nuestros Estados miembros, con intercambios constantes entre las capitales pero tambi¨¦n in situ con los embajadores acreditados por todo el mundo, con los que los embajadores de la UE (casi la mitad provenientes de los servicios diplom¨¢ticos nacionales) consultamos o consensuamos pr¨¢cticamente todos los d¨ªas. De manera progresiva las diplomacias bilaterales se coordinan en una diplomacia europea para impulsar el di¨¢logo pol¨ªtico, el respeto a los derechos humanos, la gobernanza, el desarrollo econ¨®mico, la paz y la seguridad trabajando a favor de un multilateralismo efectivo.
En definitiva, una diplomacia para el siglo XXI que busca puntos de honesto equilibrio entre la promoci¨®n de nuestros valores y la defensa de nuestros intereses colectivos como europeos.
Lo que nos une no es un sentimiento hacia un territorio, sino principios
y valores que constituyen
grandes conquistas de la humanidad
Es cierto que en Europa no tenemos el ej¨¦rcito m¨¢s poderoso del planeta ni fabricamos los productos m¨¢s baratos, pero s¨ª tenemos un modelo de ciudadan¨ªa y bienestar que es deseado por muchos como im¨¢n de cambios democr¨¢ticos que evitan la confrontaci¨®n, la desigualdad excesiva y la tragedia.
Nuestro trabajo representando a Europa en el exterior nos demuestra que, sin ir en contra de nuestras ra¨ªces culturales, sin borrar nuestras identidades, lo que nos une no es un sentimiento hacia un territorio, un color de piel o una religi¨®n, sino principios y valores que constituyen grandes conquistas de la humanidad: el concepto de ciudadan¨ªa, de individuos iguales ante la ley, del respeto a los derechos humanos y de la democracia como herramienta de representatividad.
Sin duda, la actual crisis de Europa no es s¨®lo econ¨®mica y financiera. Nuestros ciudadanos perciben tambi¨¦n fisuras en el proyecto europeo y una cierta abdicaci¨®n en la defensa de sus valores. Apelar a la Europa de los derechos humanos y de la solidaridad no es suficiente para darles respuesta. Pero a¨²n sin creer en esta idea de Europa, incluso a partir de un an¨¢lisis estrictamente de intereses ¨Cy no s¨®lo de valores- vale la pena apoyar este ensayo de ciudadan¨ªa, el proyecto pol¨ªtico m¨¢s exitoso de la Historia contempor¨¢nea.
En definitiva, tanto para los europe¨ªstas convencidos como para aquellos que todav¨ªa dudan de todo lo que ha significado para Espa?a, Europa vale la pena. Para poder viajar de C¨¢diz a Tallin sin cambiar de moneda y sin controles fronterizos, para que nuestros hijos puedan estudiar y trabajar en Londres o en Helsinki, o para contar con la mayor red mundial de acuerdos comerciales que garanticen la protecci¨®n de las empresas y de los consumidores europeos.
Frente al descontento y la frustraci¨®n, la soluci¨®n no es la indiferencia. El pr¨®ximo Parlamento Europeo ser¨¢ m¨¢s que nunca el parlamento de los ciudadanos durante los pr¨®ximos cinco a?os. Parafraseando a Ortega, Europa ciertamente no es el problema; en sus pol¨ªticas, se encuentra parte de la soluci¨®n. No nos conformemos con menos.
Alberto Navarro, Nicol¨¢s Berlanga y Jaume Segura son los embajadores de la Uni¨®n Europea en Rep¨²blica Dominicana, Togo y El Salvador respectivamente. Firman tambi¨¦n el art¨ªculo otros seis embajadores de la UE de nacionalidad espa?ola: Juan Fern¨¢ndez Trigo (Uruguay), Josep Coll ( Ben¨ªn), Laura Baeza (T¨²nez), Rafael Dochao (Chile), Javier Ni?o (Hait¨ª), Raul Fuentes (Namibia).
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