La ideolog¨ªa de los secuestradores nigerianos
Predican una idea del mundo que es hostil y peligrosa para quienes no la comparten
El secuestro de m¨¢s de 240 ni?as nigerianas ha horrorizado al mundo, pero, lamentablemente, el suyo no es un caso aislado en Nigeria. De hecho, muchos pa¨ªses africanos padecen el mismo tormento que Nigeria y la motivaci¨®n del secuestro se debe a una ideolog¨ªa que es mundial.
Dicha ideolog¨ªa se basa en una concepci¨®n de la religi¨®n degenerada y falsa. Se ense?a en las escuelas oficiales y las que no lo son. Naturalmente, las horrendas y delirantes palabras del dirigente de Boko Haram, el grupo que ha secuestrado a las ni?as, son representativas s¨®lo del sector m¨¢s extremoso de esa ideolog¨ªa, pero, mientras no limpiemos la tierra en la que arraiga esa planta ponzo?osa, seguir¨¢ arruinando las oportunidades vitales de millones de j¨®venes de todo el mundo... y poniendo en peligro nuestra seguridad.
En toda el ?frica subsahariana ese problema ha alcanzado vastas proporciones. Mal¨ª, el Chad, N¨ªger, la Rep¨²blica Centroafricana, Somalia, Kenya e incluso Etiop¨ªa han sufrido o afrontan intensas angustias ante la difusi¨®n del extremismo. Ahora muchos otros pa¨ªses han comprendido que el extremismo es su problema m¨¢s importante.
Con frecuencia los gobiernos lo afrontan con valor y determinaci¨®n, como lo demuestra la utilizaci¨®n de fuerzas africanas en muchos pa¨ªses para intentar mantener la paz, pero el caso es que el problema sigue intensific¨¢ndose.
Muchos pa¨ªses han comprendido que el extremismo es su problema m¨¢s importante
No es casualidad. Cuando pas¨¦ a ser primer ministro del Reino Unido en 1997, Nigeria constitu¨ªa un ejemplo de cooperaci¨®n productiva entre cristianos y musulmanes. La ideolog¨ªa destructiva representada por Boko Haram no forma parte de las tradiciones de ese pa¨ªs; ha sido importada. Con el crecimiento de la poblaci¨®n, aumentar¨¢ el problema. En la actualidad, Nigeria tiene, aproximadamente, 168 millones de habitantes y se calcula que su poblaci¨®n ascender¨¢ a 300 millones en 2030, dividida casi a la par entre cristianos y musulmanes. Sin un clima de coexistencia pac¨ªfica, las consecuencias para el pa¨ªs ¡ªy para el mundo¡ª ser¨¢n enormes.
La pobreza y la falta de desarrollo desempe?an un papel enorme en la creaci¨®n de las circunstancias en las que se incuba el extremismo, pero la pobreza por s¨ª sola no explica ese problema, pues ahora un factor importante que frena el desarrollo es el terrorismo. ?Qui¨¦n invertir¨ªa en el norte de Nigeria en las condiciones actuales? ?C¨®mo van a prosperar las econom¨ªas locales con semejante atm¨®sfera?
Ese problema no est¨¢ limitado a ?frica. Como sabemos, Oriente Medio est¨¢ inmerso en un proceso de revoluci¨®n y agitaci¨®n que el islamismo y sus v¨¢stagos extremistas han complicado enormemente. En el Pakist¨¢n, m¨¢s de 50.000 personas han perdido la vida en los ataques terroristas del pasado decenio. La violencia vinculada con la misma ideolog¨ªa se ha cobrado tambi¨¦n vidas inocentes y ha destruido comunidades en la India, Rusia, el Asia central y Extremo Oriente.
La pobreza contribuye a incubar el terrorismo y este impide a su vez el desarrollo econ¨®mico?
?Qu¨¦ ideolog¨ªa es ¨¦sa? ?se es el quid de la cuesti¨®n. Como todo pronunciamiento sobre esa cuesti¨®n inspira siempre r¨¦plicas err¨®neas, perm¨ªtaseme expresar algunas cosas muy claramente. Esa ideolog¨ªa no representa al islam. La mayor¨ªa de los musulmanes no est¨¢n de acuerdo con ella. Les repugna, cosa que deber¨ªa infundirnos esperanzas para el futuro.
Pero esa ideolog¨ªa es un componente del islam que representa a una minor¨ªa organizada, importante, potente y financiada. Lo que podr¨ªamos llamar poco rigurosamente islamismo se basa en una politizaci¨®n de la religi¨®n que es fundamentalmente incompatible con el mundo moderno, pues da por sentado que s¨®lo existe una religi¨®n verdadera y una sola interpretaci¨®n de ella y que ¨¦sta debe prevalecer y dominar la pol¨ªtica, las instituciones gubernamentales y la vida social de todos los pa¨ªses. Quienes no compartan esa opini¨®n deben ser derrotados.
Esa ideolog¨ªa isl¨¢mica tiene un amplio espectro. En un extremo hay grupos como Boko Haram. Otros grupos pueden no propugnar la violencia (aunque a veces lo hacen), pero, aun as¨ª, predican una concepci¨®n del mundo que es peligrosa y hostil para quienes no est¨¢n de acuerdo con ella. Para entender lo que quiero decir, l¨¦ase la declaraci¨®n hecha en 2013 por los Hermanos Musulmanes en la que denunciaban la declaraci¨®n de las Naciones Unidas sobre las mujeres para defender, entre otras cosas, su derecho a viajar o trabajar sin el permiso de sus maridos.
Lo que hay que afrontar es la ideolog¨ªa y no los actos extremistas.
Mi fundaci¨®n, que presta apoyo pr¨¢ctico para contribuir a prevenir los prejuicios, los conflictos y el extremismo religioso, lleva varios a?os actuando en Nigeria con el fin de reunir a cl¨¦rigos cristianos y musulmanes con miras a fomentar el entendimiento mutuo. En m¨¢s de veinte pa¨ªses de todo el mundo tenemos programas escolares que conectan a ni?os de credos diferentes para que aprendan mutuamente cosas de unos y otros. Incluso en los lugares m¨¢s dif¨ªciles los resultados son claros y s¨®lidos.
Lo que hay que afrontar es la ideolog¨ªa y no los actos extremistas
En Sierra Leona, donde participamos en la campa?a contra el paludismo, movilizamos las iglesias y las mezquitas para que cooperen en sus comunidades locales y ayuden a las familias a utilizar eficazmente las mosquiteras para las camas y se protejan de esta forma contra una enfermedad que sigue matando a 750.000 mujeres embarazadas y ni?os todos los a?os en ?frica. Hemos ayudado a dos millones de personas con actos de compasi¨®n e inter¨¦s, y con resultados que son tan notables como la cooperaci¨®n entre los credos que los produce.
As¨ª, pues, la batalla no est¨¢ perdida, pero se debe entender como lo que es. Todos los a?os Occidente gasta miles de millones de d¨®lares en acuerdos sobre defensa y lucha contra el terrorismo. Sin embargo, se permite que aquello precisamente que combatimos cunda en los sistemas educativos de muchos de los pa¨ªses con los que tenemos relaciones... e incluso en el nuestro.
Actualmente, la educaci¨®n es una cuesti¨®n de seguridad. El G-20 debe convenir en que la educaci¨®n con amplias miras que fomenta la tolerancia religiosa deber ser una responsabilidad de todos los pa¨ªses. Debemos insistir al respecto en nuestros propios sistemas educativos... y despu¨¦s tambi¨¦n en los de los dem¨¢s.
Las ni?as secuestradas de Nigeria son v¨ªctimas no s¨®lo de un acto de violencia, sino tambi¨¦n de una forma de pensar. Si conseguimos derrotar esa ideolog¨ªa, empezaremos a lograr avances hacia un mundo m¨¢s seguro.
Tony Blair, primer ministro del Reino Unido de 1997 a 2007, es enviado especial para el Cuarteto de Oriente medio.
? Project Syndicate, 2014.
Traducci¨®n de Carlos Manzano.
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