Es trabajo, no beneficencia
Los programas de inserci¨®n laboral de colectivos vulnerables son clave para su proyecto de vida
Uno de cada cuatro ciudadanos (27,3%) en Espa?a est¨¢ en riesgo de exclusi¨®n social o pobreza. Son m¨¢s de 13 millones de personas que no llegan a final de mes, no se pueden ir de vacaciones o sufren privaciones severas como no poder carne al menos dos veces a la semana. La crisis no ha hecho m¨¢s que aumentar el n¨²mero de personas en esta situaci¨®n. Pero antes de 2008, el pa¨ªs ya ten¨ªa un 17% de sus habitantes en riesgo. Exreclusos, v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero, personas con discapacidad, gitanos o inmigrantes con serias dificultades para encontrar un empleo. ¡°El mercado de trabajo penaliza a las personas que se cree que no se van a adaptar r¨¢pido. Y tambi¨¦n influye la percepci¨®n negativa que se tiene de estos colectivos¡±, apunta Beatriz Torres, vicepresidenta de la Asociaci¨®n Semilla, que trabaja para romper prejuicios y que las empresas contraten a quienes, sin apoyo, recibir¨ªan en la mayor¨ªa de los casos un portazo como respuesta.
Los programas de inserci¨®n laboral especializados en personas en riesgo son, a tenor del n¨²mero creciente, muy necesarios que para un cuarto de la poblaci¨®n no est¨¦ abocada a vivir en situaci¨®n de pobreza para siempre. As¨ª lo cree Jaime Lanaspa, director de la Fundaci¨®n la Caixa. ¡°Si no arreglamos esta situaci¨®n pronto pueden estar condenados a no trabajar en su vida o tener una existencia precaria y sin proyecto de vida. Con los inmigrantes, hay un doble riesgo de exclusi¨®n porque no tienen red familiar y temen que si no tienen un empleo, les quiten los papeles de residencia¡±, explica en un debate organizado por la entidad que dirige y EL PA?S sobre la integraci¨®n laboral de grupos vulnerables.
¡°Hay muchos colectivos estigmatizados y est¨¢ extendido el pensamiento de que el pobre lo es porque es un vago. Adem¨¢s, pasa con los sin techo o ex drogodependientes que las empresas creen que dar¨¢n mala imagen¡±, se?ala Isabel Allende, directora gerente de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y Exclusi¨®n Social (EAPN). Juan S¨¢nchez, t¨¦cnico de inserci¨®n laboral en Candelita, una asociaci¨®n que trabaja con personas en situaci¨®n precaria ¡ªdesde inmigrantes a personas con discapcidad¡ª, observa esos prejuicios en su labor diaria. ¡°Hay temores a contratar a un enfermo mental o no quieren a mayores de 50 porque creen que su estado f¨ªsico no va a responder a las exigencias del trabajo¡±, afirma. Por eso cuando visitan empresas, adem¨¢s de ofrecerles perfiles personalizados para el puesto de trabajo en cuesti¨®n, hacen una labor de sensibilizaci¨®n. Se trata de desmontar mitos. ¡°Luego, cuando contratan, ven que todo est¨¢ controlado por nosotros, que intermediamos si surgen problemas y que son buenos trabajadores, todo se normaliza¡±, apunta.
La experiencia de El Amin, de 22 a?os, es un ejemplo de ello. Este espa?ol hijo de padre marroqu¨ª, dice que es Semilla desde los 10. ¡°Iba para que me ayudasen a hacer los deberes. Son los ¨²nicos que nos ayudan¡±, afirma. Gracias a la formaci¨®n en hosteler¨ªa y cocina recibida en la asociaci¨®n, hoy trabaja con un contrato de pr¨¢cticas en la cadena de restaurantes Lizarr¨¢n. ?Hubiera tenido dificultades para encontrar trabajo sin apoyo de la organizaci¨®n? ¡°S¨ª¡±. La respuesta es tajante. ¡°Pero ver que alguien se preocupa por t¨ª es un impulso psicol¨®gico. Adem¨¢s que tengo dos t¨ªtulos gracias a Semilla¡±, aclara. El Amin tiene ahora las herramientas personales y educativas suficientes para buscar un empleo por su cuenta. ¡°He hecho una entrevista para que se queden conmigo en otro restaurante del grupo, y me han dicho que s¨ª¡±, relata orgulloso.
El estigma social de algunos colectivos impide su acceso al mercado laboral
Para llegar a este punto en el que una compa?¨ªa abra su puerta a una persona en riesgo, no solo hay que superar el escollo de los recelos. La falta de formaci¨®n y habilidades personales para enfrentarse a una entrevista o elaborar un curr¨ªculum son denominadores comunes de la mayor¨ªa de estos colectivos. El papel de la Administraci¨®n, adem¨¢s de las organizaciones sociales y entidades privadas, es fundamental para garantizar el acceso universal a la educaci¨®n y otras pol¨ªticas sociales, principalmente sociosanitarias, encaminadas a la inclusi¨®n de aquellos que, por diversos motivos, est¨¢n en los m¨¢rgenes de la sociedad. El propio plan nacional para inclusi¨®n social 2013-2016 aprobado por el Gobierno reconoce que los tres pilares para lograr su objetivo son: las pol¨ªticas activas para un mercado de trabajo m¨¢s inclusivo, dirigida hacia las personas con mayores dificultades de acceso al mismo; la asistencia mediante unas pol¨ªticas de rentas m¨ªnimas que asegure la cobertura de las necesidades b¨¢sicas; y el acceso a unos servicios p¨²blicos de calidad. Pero los recortes est¨¢n resquebrajando estas tres columnas sobre las que las personas en situaci¨®n de vulnerabilidad podr¨ªan reconstruir sus vidas.
En este sentido, sirve de ejemplo el contexto de las personas con discapacidad. ¡°Es importante que no haya barreras arquitect¨®nicas, que haya una educaci¨®n inclusiva y ayudas p¨²blicas. Estamos hablando de derechos y no de algo graciable¡±, se?ala Javier Font, presidente de la Federaci¨®n de Asociaciones de Personas con Discapacidad de Madrid (FAMMA). Los ajustes en educaci¨®n, infraestructuras o dependencia impiden, sin embargo, que este colectivo tenga las condiciones previas necesarias para buscar un empleo. ¡°La inserci¨®n laboral ser¨ªa el final de la historia, antes hay que garantizar los derechos. Pero estamos pasando a ser sujetos de beneficencia, y de ah¨ª a la mendicidad hay un paso¡±, alerta Font.
¡°Lo que est¨¢ en debate es qu¨¦ modelo de sociedad queremos. Si una justa u otra desigual, sin confundir justicia con caridad¡±, a?ade Nieves Ramos, presidenta de la Asociaci¨®n El Cerezo. Esta es una de las 343 entidades sociales que forman parte del programa Incorpora de la Obra Social la Caixa, a trav¨¦s del cual se financian ¡ªcon casi 119 millones de euros desde 2006¡ª grupos de trabajo en las organizaciones para la inserci¨®n laboral. Lanaspa, director de la fundaci¨®n de esta entidad bancaria, destaca que Espa?a y Europa tienen riqueza suficiente para que todo el mundo viva dignamente. Pero la realidad es otra, los ¨ªndices de desigualdad no hacen m¨¢s que aumentar y los que quedan en el fondo siempre son los m¨¢s vulnerables. Eso est¨¢ quebrando, en su opini¨®n, la esperanza en lograr esa sociedad justa de la que hablaba Ramos. Para revertir la situaci¨®n, dice Lanaspa, es m¨¢s necesario que nunca que el sector privado, las ONG y el Estado, ahora desconectados, trabajen en red.
Formamos a la gente en los nichos donde hay trabajo¡±, dice un t¨¦cnico
Para Torres, de la asociaci¨®n Semilla y coordinadora de Incorpora en Madrid, es muy importante que, adem¨¢s de garantizar derechos, el Estado facilite la inserci¨®n laboral de personas en riesgo con m¨¢s bonificaciones a la contrataci¨®n de las que ya existen. En este sentido, Juan S¨¢nchez cree el primer paso es que las empresas conozcan tales ayudas. Muchas de las que visitan, normalmente de los sectores que trabajan porque tienen m¨¢s oferta de trabajo ¡ªhosteler¨ªa, servicios y limpieza¡ª, desconocen que si emplean a una persona de estos grupos en riesgo, pueden ahorrar costes. ¡°Y la labor que van a realizar es igual de buena porque ya les hemos formado para esos nichos de trabajo. Si surgen problemas, intermediamos¡±, explica. ?C¨®mo encuentran las ofertas? ¡°Buscando en Internet, en ferias empresariales o simplemente tocando la puerta de las compa?¨ªas¡±, abunda. As¨ª, los 692 t¨¦cnicos de Incorpora han conseguido que 83.600 personas hayan accedido a un empleo.
Incentivos
La contrataci¨®n de personas en riesgo de exclusi¨®n supone muchos beneficios para las empresas. Los t¨¦cnicos en inserci¨®n laboral destacan, sobre todo, los sociales. Lejos de la idea de que puede resultar perjudicial para la compa?¨ªa contar con un exdrogodendiente, un exrecluso o una persona con con discapacidad, su incorporaci¨®n enriquece el clima laboral, se gana en diversidad, se refuerza la responsabilidad corporativa de la compa?¨ªa y mejora la imagen frente a los consumidores o clientes.
As¨ª lo detalla Juan S¨¢nchez, t¨¦cnico de la asociaci¨®n Candelita, quien adem¨¢s subraya que existen incentivos fiscales que, en ocasiones, las empresas desconocen. Estas son las que recoge el SEPE en Para las que tienen menos de 50 trabajadores, la bonificaci¨®n por emplear de manera indefinida a un mayor de 45 a?os demandante de empleo es de 1.300 euros anuales durante tres a?os. La cantidad asciende a 1.500 si es una mujer que supere esa edad y est¨¦ subrepresentadas en el sector. La misma bonificaci¨®n (1.500 euros) tienen las contrataciones indefinidas de v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero, durante un per¨ªodo cuatro a?os.
Los ¡°trabajadores en situaci¨®n de exclusi¨®n social¡±, como define el SEPE, est¨¢n bonificados con 600 euros anuales. En tiempos de crisis en los que las empresas necesitan ahorrar costes, pero tambi¨¦n trabajadores, emplear a una persona de estos grupos puede ser una soluci¨®n, considera S¨¢nchez. Emplear a una persona con discapacidad es, sin duda, una opci¨®n ventajosa. El contrato indefinido est¨¢ bonificado con entre 4.500 y 6.300 euros (en funci¨®n de la edad y la gravedad de la discapacidad) durante toda la vigencia del mismo.
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