Locos por M¨¦xico
Hace unos d¨ªas, en una reuni¨®n con la redacci¨®n de suplementos, Luis Prados, responsable de las ediciones de EL PA?S en Am¨¦rica, habl¨® sobre la borrosa y ex¨®tica imagen que en Espa?a tenemos de M¨¦xico. Su comentario me hizo recordar el que, durante un verano adolescente en Cambridge (Inglaterra), le escuch¨¦ a un compa?ero de estudios de Guanajuato: ¡°En Estados Unidos, muchos piensan que los mexicanos vestimos de charro, con pistolones, grandes bigotes y cara de malotes; ?c¨®mo nos ven por all¨¢ en Espa?a?¡±. No supe qu¨¦ decirle. Mi conocimiento deM¨¦xico se limitaba a las pel¨ªculas de Cantinflas. ?l lo sab¨ªa todo sobre Espa?a; yo no sab¨ªa nada de M¨¦xico. Qued¨¦ como un imb¨¦cil. Para paliar en lo posible mi ignorancia, algunos a?os despu¨¦s viaj¨¦ a M¨¦xico. Y he vuelto varias veces: es un pa¨ªs que me apasiona. Entre otras razones, por estas:
1.- Las mujeres. No se¨¢is mal pensados: me refiero a diosas como Mar¨ªa F¨¦lix, Chavela Vargas, Frida Kahlo, La Llorona...
2.- La literatura. ¡°Vine a Comala porque me dijeron que ac¨¢ viv¨ªa mi padre, un tal Pedro P¨¢ramo¡±. Desde la primera l¨ªnea, Juan Rulfo nos arrastra al interior de un mundo misterioso y m¨¢gico en uno de los comienzos m¨¢s poderosos de la literatura.
Autorretrato de Juan Rulfo en el nevado de Toluca, d¨¦cada de 1940.
Y luego est¨¢n Octavio Paz, Carlos Fuentes, Jorge Volpi, Elena Poniatowska ...
3.- La cortes¨ªa. Una suavidad y dulzura en las formas que en Espa?a olvidamos hace mucho.
4.- La lengua. ?Qu¨¦ se puede decir de un pa¨ªs donde la letra X tiene cuatro formas de pronunciarse (puede convertirse en una jota, en una ese, sonar como la antigua che o como la equis que representa)? En pocos lugares como enM¨¦xico el idioma espa?ol se muestra tan variado, mestizo y rico. Del encuentro (iba a escribir "choque") entre el castellano y el n¨¢huatl, la lengua de los aztecas, al primero se le han ido pegando palabras como aguacate, cacahuete (o cacahuate o man¨ª), cacao, coyote o chicle. Otras, como chapul¨ªn (saltamontes), tianguis (mercadillo), tlapaler¨ªa (ferreter¨ªa) o molcajete (un mortero de piedra usado para moler el ma¨ªz), solo se escuchan enM¨¦xico y, en menor medida, en algunas ciudades de Estados Unidos. Hay que tener cuidado con algunas expresiones: si le dices a un mexicano que vas a cogerle algo a su esposa, como poco te dar¨¢ recuerdos para tu madre; mejor usa el verbo agarrar.
Figura de La Catrina, un personaje popular mexicano. / Isidoro Merino
5.- La comida. La complejidad de la cocina mexicana ha sido reconocida por la UNESCO como patrimonio mundial por sus "pr¨¢cticas rituales, conocimientos antiguos, t¨¦cnicas culinarias y costumbres ancestrales". En una de sus recetas m¨¢s famosas, el mole poblano, intervienen cerca de un centenar de ingredientes, con el cacao como protagonista, y requiere de una dif¨ªcil preparaci¨®n que puede llevar hasta cuatro horas. EnM¨¦xico existen 60 variedades de chiles, del suave chile poblano al superpicoso habanero, y abrir la carta de un restaurante supone encontrarse con platos de nombres tan enigm¨¢ticos como pozole (sopa de ma¨ªz, carne y chile), bocoles (tortillas gruesas rellenas), jitomate (tomate), chilpachole (sopa de mariscos), tlacoyos (tortilla de ma¨ªz y frijoles, rellena), caldo tlalpe?o (sopa de verduras, chile chipotle y pollo), cochinita pibil (carne de cerdo adobada), tacos de nopal (una especie de chumbera), mole poblano (salsa espesa con cacao y otros ingredientes), huitlacoche (hongo negro par¨¢sito del ma¨ªz), chapulines (saltamontes), huachinango (pez de color rojo, parecido a la dorada, que se suele emplear en los cebiches/ ceviches), michelada con clamato (cerveza con zumo de tomate y salsa de almeja) o chilaquiles (una especie de nachos con frijoles y salsa que se suelen tomar durante el desayuno). Lugo est¨¢ la gastronom¨ªa entomol¨®gica: ahuahutles (huevas de mosca), chapulines (saltamontes fritos), chinicuiles (gusanos del maguey), escamoles o maicitos (huevos de hormiga), chicatanas o tlatoniles (hormigas), jumiles (chinches de monte), gusanos eloteros (del ma¨ªz), chicharras de guam¨²chil (una especie de leguminosa), ticocos o cuauhocuil¨ªn (gusanos de la madera), huenches (orugas de mariposas de madro?o), cuetlas o tepolchichic (larvas de la mariposa del muerto)...
Pir¨¢mide del Sol, en Teotihuac¨¢n. / Isidoro Merino
6.- El patrimonio arqueologico. En M¨¦xico se han catalogado m¨¢s de 38.000 sitios arqueol¨®gicos, de los cuales 190 est¨¢n abiertos al p¨²blico todo el a?o. De la grandiosa Teotihuac¨¢n (200 a.C.-700 d.C), que lleg¨® a ser una de las mayores metr¨®polis del mundo antiguo, a Chichen Itz¨¢, la gran ciudad maya-tolteca en Yucat¨¢n, pasando por las mayas Palenque, Yaxchil¨¢n y Bonampac, en Chiapas; El Tajin (Veracruz) y su pir¨¢mide totonaca, o Monte Alb¨¢n (Oaxaca), centro del sistema pol¨ªtico y social de la cultura zapoteca (desde el siglo V a. C. hasta el siglo VII d.C). Un emocionante viaje que arranca hacia el 3.000 a. C. con las primeras aldeas agr¨ªcolas y el nacimiento de la cer¨¢mica y se cierra m¨¢s de 4.000 a?os despu¨¦s, con la llegada de los espa?oles en 1519. La visi¨®n de Tenochtitl¨¢n, la fabulosa capital del imperio azteca, produjo una honda impresi¨®n en los conquistadores espa?oles, que solo hab¨ªan imaginado un lugar como ese en las lecturas de los libros de caballer¨ªas como el Amad¨ªs de Gaula. "March¨¢bamos por esta maravilla como si de un sue?o se tratara", escrib¨ªa el soldado Bernal D¨ªaz del Castillo, que en 1519, con 23 a?os, lleg¨® junto a Cort¨¦s hasta Tenochtitl¨¢n.
7.- La naturaleza. Desde las mariposas monarca (Danaus plexippsus), que cada a?o a comienzos del oto?o llegan a millones a las monta?as del Estado mexicano de Michoac¨¢n, a las ballenas grises que se desplazan desde Alaska hasta las lagunas someras de Baja California (Ojo de Liebre, San Ignacio, el estero de la Soledad y bah¨ªa Magdalena) para alumbrar a sus cr¨ªas tras recorrer m¨¢s de 20.000 kil¨®metros.
Y a ti, ?qu¨¦ es lo que m¨¢s te gusta de M¨¦xico?
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