El resultado de conversar con los muertos
Octavio Paz dice que la pasi¨®n por cambiar se ha transformado en una tradici¨®n
Una forma de honrar a los escritores muertos puede ser discutir con ellos. La discrepancia resucita sus obras y, en todo caso, es mejor que la indiferencia o el olvido. Quevedo sostuvo que leer es conversar con los difuntos y escuchar con los ojos a los muertos. Pero discrepar con ellos puede ser incluso mejor, para conservar su memoria.
En su ensayo La tradici¨®n de la ruptura (parte de una serie de conferencias dictadas en Harvard) Octavio Paz arguy¨® que lo moderno rompe constantemente con el pasado para mantenerse moderno. El libro data de 1971 y ahora estamos celebrando el centenario de Paz. Por lo cual, si ley¨¦ramos literalmente su tesis, la actualidad ya habr¨ªa roto con ¨¦l y sus ideas hace mucho tiempo. Ser¨ªa un desperdicio, porque su ensayo es m¨¢s incitante que nunca.
Octavio Paz asevera que nuestra moderna pasi¨®n por el cambio se ha transformado en una tradici¨®n. Sin embargo, enseguida detecta la antinomia impl¨ªcita en su idea: ¡°La tradici¨®n de la ruptura implica no s¨®lo la negaci¨®n de la tradici¨®n, sino tambi¨¦n de la ruptura¡±. Por supuesto, porque: ¡°Si lo tradicional es por excelencia lo antiguo, ?c¨®mo puede ser lo moderno tradicional?¡±.
Est¨¢ entre las mejores costumbres del ensayo cl¨¢sico formular preguntas que no van a responderse. Tras 20 p¨¢ginas de disquisiciones brillantes y eruditas, Octavio Paz deja su tema m¨¢s o menos donde lo encontr¨®. La modernidad rompe con el pasado porque est¨¢ enamorada del futuro, nos dice. Pero, como el futuro no existe todav¨ªa, lo moderno se queda siempre en el presente que es inmediatamente pasado. Ingenioso, pero tautol¨®gico. El poeta mexicano disfrutaba con los razonamientos circulares.
Al lector que discute con los muertos esa circularidad lo inquieta. En qu¨¦ quedamos: o bien, la modernidad se deshace del pasado o bien vivimos atrapados en un presente que ya es pasado, porque lo moderno ya es antiguo.
Lo anterior parece un trabalenguas, o mejor, un ¡°trabapensamientos¡±. Y quiz¨¢s lo sea. Es posible que Octavio Paz fuera demasiado moderno para poder romper ese c¨ªrculo vicioso de la modernidad. Pero nosotros podemos sospechar que tal c¨ªrculo encierra un falso dilema.
En el ensayo del escritor mexicano hay un indicio de angustia "moderna" ante la influencia del pasado
La modernidad puso una carga sem¨¢ntica negativa sobre los hombros de la palabra tradici¨®n. Hoy se entiende a la tradici¨®n, en general, como algo desgastado, caduco o difunto. Se cree que el arte, la literatura y m¨¢s a¨²n la cultura y la sociedad, deber¨ªan desembarazarse de ese peso muerto para ser ¡°absolutamente modernos¡±, como clamaba Rimbaud (?hace un siglo y medio!).
Quiz¨¢s eso ocurre porque la modernidad sufre de una profunda angustia de las influencias (en los t¨¦rminos de Harold Bloom). Los modernos sentimos un miedo p¨¢nico a venir ¡°de antes¡±, a no tener la prioridad, a estar en deuda con el pasado. Nuestra mani¨¢tica publicidad de lo novedoso tiene su correlato en un brutal ninguneo de lo antiguo (para subir el precio de lo posterior hay que desvalorizar lo anterior). Paz lo sintetiza as¨ª: ¡°La ¨¦poca moderna ¡ªese periodo que se inicia en el siglo XVIII y que quiz¨¢ llega ahora a su ocaso [escrib¨ªa en 1970]¡ª es la primera que exalta al cambio y lo convierte en su fundamento¡±. ?La primera ¨¦poca? ?No ser¨¢ ¨¦sa una idea tradicional? Todas las ¨¦pocas han querido considerarse ¡°la primera¡±.
Octavio Paz era brillante y culto. Y sobre todo era un poeta. No iba a despreciar lo antiguo en nombre de la actualidad. Sin embargo, en su ensayo hallamos un peque?o pero decidor indicio de angustia ¡°moderna¡± ante la influencia del pasado. Paz emplea en la primera p¨¢gina de su texto, casi literalmente, la definici¨®n de tradici¨®n que da el Diccionario de la Lengua Espa?ola. Pero no lo menciona. Tal vez porque los vanguardistas, a los que fue muy af¨ªn, sol¨ªan ridiculizar ese repositorio del lenguaje (en Rayuela, de Cort¨¢zar, el diccionario es llamado ¡°el cementerio¡±).
Como fuera, ese primer significado de la palabra tradici¨®n es: ¡°Transmisi¨®n de noticias, composiciones literarias, doctrinas, ritos, costumbres, etc¨¦tera, hecha de generaci¨®n en generaci¨®n¡±. En su quinta acepci¨®n el diccionario es a¨²n m¨¢s ¨¢gil y sint¨¦tico. Define la tradici¨®n ¡ªpara efectos jur¨ªdicos¡ª simplemente como ¡°la entrega a alguien de algo¡±.
La tradici¨®n puede contener a la modernidad porque ha significado desde antiguo algo din¨¢mico. Y bien sabemos que todo proceso din¨¢mico implica cambios. De tanto buscar una tradici¨®n de ruptura actual, puede que Paz no viera lo que ten¨ªa delante: que la tradici¨®n siempre ha roto consigo misma.
El primer emperador chino quiso acabar con las tradiciones anteriores quemando sus libros y enterrando vivos a los acad¨¦micos que los conoc¨ªan. Este brusco cambio, tan ¡°moderno¡±, ocurri¨® hace dos mil doscientos a?os.
Todas las ¨¦pocas han sido tradicionales y modernas. Todas han querido fijar su herencia para el futuro y todas han modificado lo que heredaron del pasado. Sencillamente porque al recibir una tradici¨®n tuvieron que interpretarla (incluso mediante el fuego y la muerte). Leer desde otra ¨¦poca siempre es interpretar. Y no hay interpretaci¨®n exenta de deseo o prejuicio. As¨ª nuestras lecturas presentes modifican a la tradici¨®n, tanto como la influencia de la tradici¨®n modifica el presente. Cuando conversamos con los difuntos ponemos palabras en su boca. Al escuchar a los muertos con los ojos, ellos cambian nuestra mirada.
Interpretando a Octavio Paz de ese modo rompemos con su idea de tradici¨®n moderna. Pero seguramente ¨¦l habr¨ªa estado encantado, porque tal ruptura nos hace ¡ªdesde su punto de vista¡ª muy modernos.
Cosas que pasan al conversar con los difuntos.
Carlos Franz es escritor chileno y miembro de la Academia Chilena de la Lengua.
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