Liderazgo femenino en tierras tribales
Lilian dfiende la igualdad de g¨¦nero en su conservadora aldea de Kenia
Lilian naci¨® en paz. As¨ª la bautiz¨® su madre, en su nombre masai, Naserian (paz), debido a su parto f¨¢cil e indoloro, algo que no les sucede a otras muchas mujeres de esta tribu que emigr¨® desde la parte alta del r¨ªo Nilo hacia el sur de Kenia y el norte de Tanzania, en plena sabana africana. Nacer hembra en territorio masai no es f¨¢cil, conlleva vivir una existencia sometida a duras presiones por parte de la propia comunidad y, adem¨¢s del duro trabajo cotidiano habitual en manos femeninas, a sufrir pr¨¢cticas como la mutilaci¨®n genital o el matrimonio precoz, que en Kenia mismo se est¨¢n intentando controlar.
El sentido de comunidad es indispensable entre los masai. Cada clan queda protegido con hermandad y devoci¨®n. ¡°Nos ayudamos entre todos los del mismo clan, somos como de la misma familia¡±, cuenta Lilian mientras el taxi de Narok a su aldea,?Ositeti, queda atascado en un riachuelo. No hay carretera para un trayecto de m¨¢s de 100 kil¨®metros, solamente un camino indefinido de tierra que levanta polvo y espinas en cada socav¨®n.
El camino. Lilian tiene claro cu¨¢l es el suyo, el que debe seguir para ayudar a todas esas mujeres que la rodean, que ignoran sus derechos o no se atreven a alzar la voz para reivindicarlos. Ella, gracias a la ayuda de la ONG catalana The South Face ¨Cque trabaja para proporcionar acceso universitario a mujeres sin recursos en Kenia¨C estudia Educaci¨®n en la Universidad Kenyatta de la ciudad de Narok. A un a?o de terminar su carrera, Lilian defiende ¡°la opci¨®n a estudiar de los j¨®venes, a decidir cu¨¢ndo y con qui¨¦n casarse, a poder vestir diferente, a aprender de otras culturas... ¡±. Su prop¨®sito es dedicarse a trabajos sociales, ayudar a estimular el estudio y la emancipaci¨®n de la mujer en su comunidad o cuanto menos romper el silencio femenino habitual. Es decir: usar la educaci¨®n con un objetivo: como v¨ªa hacia la independencia y la libertad. Su mensaje es claro: ¡°La formaci¨®n tiene un efecto directo para todos. A trav¨¦s de ella, las mujeres no permitir¨¢n que se las tiranice y los hombres, a su vez, aprender¨¢n a respetarlas e integrarlas en las decisiones colectivas¡±.
Desde Ositeti, la peque?a aldea de donde procede, Lilian tiene que lidiar con las tradiciones ancestrales de su estirpe, preservando su pureza y al tiempo ofreciendo opciones para los m¨¢s j¨®venes, especialmente a ellas, las mujeres, supeditadas a costumbres arcaicas. ¡°Cuando regreso a mi aldea, tengo que ponerme falda larga y despintarme las u?as. De lo contrario, todo el pueblo me acusa de corromper la imagen tradicional de los masai¡±, cuenta mientras dirige las vacas hacia el r¨ªo para darles de beber. ¡°En Ositeti no voy a la Iglesia. La ¨²ltima vez me avergonzaron en p¨²blico por llevar el pelo largo y recogido en trenzas. Yo quiero ir a misa para tener un momento para mi fe, pero no puedo si no se me respeta¡±, a?ade indignada.
En pocos minutos, un par de hombres con un coche todoterreno acuden al rescate. Una mujer con grandes agujeros en los l¨®bulos y un vistoso pa?uelo amarillo que paseaba por la zona, se une a la haza?a y ayuda a los caballeros a empujar el veh¨ªculo. Con los pies empapados sube al coche y la acercan a su poblado. ¡°Ashe (gracias)¡±, les agradece Lilian. Al llegar a casa, Lilian prepara la comida para toda la familia y se encarga de todas las tareas dom¨¦sticas. Enciende el fuego a le?a y calienta el agua para las patatas. A veces el calor se hace insoportable al retenerse en las paredes de chapa y prefiere cocinar fuera. Lava los platos, la ropa, orde?a las vacas. Llegada la noche, rescata unos minutos de lectura de su libro Blossoms from the Savannah y sonr¨ªe bajo el farol de luz a pilas y las estrellas.
La lucha de Lilian es valiente y compleja. Una apuesta de convivencia entre lo tradicional y lo moderno. Y sobre todo, un cambio para defender la igualdad de g¨¦nero y ampliar las posibilidades de futuro de las nuevas generaciones. Como l¨ªder estudiantil asegura que algunos cambios son positivos y pueden resultar beneficiosos para todos, sin que eso perturbe un modus vivendi at¨¢vico. No lo tiene f¨¢cil. Su tierra es conocida por la reserva natural Masai Mara, d¨®nde miles de turistas acuden anualmente a contemplar la incre¨ªble y variopinta fauna que habita en las inmediaciones del parque. Elefantes, jirafas, leones, cebras, leopardos, gacelas, hienas y otros muchos animales salvajes retozan en libertad ante la mirada atenta de los visitantes.
Los hogares masai son de barro y bosta, con una base de madera que distribuye las habitaciones. Habitualmente una se usa para resguardar el ganado, otra es para los c¨®nyuges y un espacio queda destinado para cocinar.
La tribu, con su gran variedad de clanes, convive en armon¨ªa. Hombres y mujeres con coloridos atuendos, cabezas rapadas y l¨®bulos perforados de donde cuelgan abalorios y pendientes de diversas tonalidades, pasean por las llanuras. Ellas cargan a sus hijos en la espalda y van a buscar agua al r¨ªo m¨¢s cercano o madera para construir la casa de sus maridos. Ellos llevan bastones y cuchillos para protegerse de los depredadores. Los morana, los guerreros, cargan lanzas para cazar leones y alimentarse de su sangre y su carne. Eso les hace m¨¢s fuertes y todos pueden escucharles mientras se agrupan para llevar a cabo sus rituales y sus c¨¢nticos.
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