De la chabola a la clase media
Jardim ?ngela
Pedro Magalh?es vive en una casa encalada en el sur de S?o Paulo. Cada ma?ana consulta las noticias en internet, aparta a sus hijos del televisor y los lleva en su Peugeot al colegio. Cuando lo hace pasa por un parque en el que, veinte a?os antes, cuando era ¨¦l el que iba a la escuela, casi todos los d¨ªas encontraban alg¨²n cad¨¢ver acribillado a balazos. El asesinato fue un elemento m¨¢s en la cotidianidad de su infancia. Lo era en todo Jardim ?ngela, un vecindario de favelas famoso a mediados de los noventa por ser el barrio m¨¢s violento del mundo. Lo cuenta Doug Saunders en Ciudad de llegada (Debate).
En el cap¨ªtulo dedicado al paso de la chabola a la clase media, Saunders explica c¨®mo a la gente le importaba poco que sus hijos no estuvieran en clase con tal de que no estuvieran en la calle tirote¨¢ndose unos a otros. ¡°El gobierno no hac¨ªa acto de presencia y la polic¨ªa tampoco. Solo est¨¢bamos nosotros¡±, recuerda Magalh?es.
?Qu¨¦ hace falta para pasar de una aldea rural a un nivel de clase media en una o dos generaciones? Organizarse. Comprometerse. Darse cuenta de que las peores situaciones no son ni naturales ni inevitables. En Jardim ?ngela se organizaron. Lo importante era la seguridad. Luego la educaci¨®n, finalmente llegar¨ªa la ciudad. Comenzaron construyendo una comisar¨ªa. Tras a?os de presiones y ayuda del Foro para la defensa de la vida, de los coches de polic¨ªa y las sirenas se pas¨® a los agentes de barrio. Ten¨ªan que caminar las calles y eran pocos. Cuando fue pasando el tiempo y la criminalidad se fue reduciendo, una generaci¨®n qued¨® libre de esa carga. La pobreza no es tanto la falta de dinero o posesiones como la falta de herramientas y oportunidades para funcionar como un ciudadano pleno.
Nota: Buena parte de Jardim es hoy un barrio de favelas de clase media, como la calle y la vivienda de Magalh?es que describe Saunders. Sin embargo, el pasado mes de octubre 2.000 familias eligieron su periferia para comenzar de nuevo. Su resistencia inicial no ha optado por la violencia sino por la organizaci¨®n. 8.000 personas decidieron invadir un pedazo de tierra de esa zona. Acamparon de la noche a la ma?ana, apoyadas por el MTST (Movimento das Trabalhadores sem teto) y ayudados por la ONG Favela da Paz. Llegaron organizados y con un kit b¨¢sico: cinco bamb¨²s y una lona. El asentamiento se ha llamado Nueva Palestina y ocupa una superficie cercana a 2/3 del parque Ibirapuera, el jard¨ªn m¨¢s bonito de la ciudad.
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