No hay paz para el crimen de los Urquijo
La muerte de Mauricio L¨®pez-Roberts, condenado como encubridor por el asesinato de los marqueses, vuelve a remover un suceso que conmocion¨® hace 34 a?os a la sociedad espa?ola, entonces en plena Transici¨®n El caso qued¨® abierto a nuevos culpables y no ha dejado de perseguir a Myriam y Juan, los hijos de las v¨ªctimas
Cada cierto tiempo vuelve a la superficie el conocido como crimen de los Urquijo con ese aire de deuda pendiente, de obra inconclusa. De tanto que se ha escrito, dicho y especulado durante 34 a?os, el resultado parece insatisfactorio como si al suceso le faltaran uno o varios asesinos confesos. ?Qui¨¦n? ?Qui¨¦nes? El lunes pasado se conoci¨® por una discreta esquela que hab¨ªa muerto Mauricio L¨®pez-Roberts, marqu¨¦s de la Torrehermosa. Ten¨ªa 72 a?os y fue condenado en su momento a 10 a?os de c¨¢rcel por encubrimiento. El polic¨ªa que le detuvo, Jos¨¦ Romero Tamaral, sinti¨® pena por este hombre ¡°equivocado¡± al conocer la noticia: ¡°Valor¨® la amistad por encima de la ley, pero no era un hombre malo¡±. Tamaral, hoy un abogado de 64 a?os, cree que durante la investigaci¨®n ¡°se roz¨® la verdad absoluta¡±. Todas las claves del caso est¨¢n en el sumario. Invita a leerlo: ¡°All¨ª est¨¢n los culpables y los sospechosos¡±.
El crimen de los Urquijo se convirti¨® en el primer juicio paralelo de la Espa?a democr¨¢tica. Excit¨® el olfato de los periodistas y la competencia de los medios de comunicaci¨®n reci¨¦n estrenada la libertad de expresi¨®n. Al caso no le faltaba de nada, incluido un mayordomo parlanch¨ªn. Alrededor de los viejos marqueses se mov¨ªan j¨®venes de clase alta que se ba?aban en drogas y alcohol casi como ¨²nica actividad. Se celebraron varios juicios (el primero, en 1983) y se movilizaron importantes despachos de abogados. El culpable oficial, Rafael Escobedo, se ahorc¨® en la c¨¢rcel (1988), y uno de los sospechosos huy¨® de Espa?a para aparecer 30 a?os despu¨¦s en Argentina, con el crimen ya prescrito. A pesar de todo, cuando alg¨²n detalle acontece entre sus protagonistas suscita el inter¨¦s general. Ahora ha sido la muerte de Mauricio L¨®pez-Roberts.
La secuencia de los hechos permanece inalterable. Rafael Escobedo, ¡°solo o en compa?¨ªa de otros¡± como dicta la enigm¨¢tica frase de la sentencia, entr¨® la noche del 1 de agosto de 1980 en la residencia de los marqueses de Urquijo, que dorm¨ªan en habitaciones separadas. ¡°Solo o en compa?¨ªa de otros¡±, dispar¨® un tiro en la cabeza del marqu¨¦s con una pistola de peque?o calibre, el 22, mortal a peque?a distancia. El ruido despert¨® a la marquesa, a cuya habitaci¨®n se dirigi¨® para asestarle dos tiros, uno en la boca y otro en el cuello. Cuando la polic¨ªa lleg¨® al lugar del crimen, los cad¨¢veres de los marqueses hab¨ªan sido lavados. Ese detalle provoc¨® r¨ªos de tinta, pero no alter¨® la investigaci¨®n.
Las primeras indagaciones describ¨ªan un ambiente siniestro alrededor de una de las mayores fortunas de Espa?a: un marqu¨¦s taca?o hasta la exageraci¨®n y una marquesa muy religiosa, padres de dos hijos, Myriam y Juan, de 24 y 22 a?os. Juan era un joven apocado y d¨¦bil. Myriam, una mujer emprendedora, due?a de su propia empresa, separada de su marido a los seis meses de casada y que viv¨ªa con un hombre casi 20 a?os mayor que ella, al que se apod¨® en la prensa como Dick el Americano. Su exmarido, Rafael Escobedo, era un holgaz¨¢n de clase alta, un vividor enganchado a las drogas y el alcohol, rodeado de amigos que no ten¨ªan otra actividad que divertirse; entre ellos, Javier Anastasio y Mauricio L¨®pez-Roberts, ambos juzgados, el primero huido y el segundo condenado y ahora muerto.
Y para remate, un personaje central del caso fue un joven polic¨ªa, Jos¨¦ Romero Tamaral, que dedic¨® su tiempo libre a investigar (y resolver) el doble crimen.
Se da la circunstancia de que casi todos los protagonistas del caso han escrito, por s¨ª mismos o por autor interpuesto, un libro. As¨ª que el crimen tiene bibliograf¨ªa aut¨®ctona. Mauricio fue el primero, junto a su amigo Jimmy Gim¨¦nez Arnau (Las malas compa?¨ªas, 1985); luego le toc¨® el turno a Escobedo (Con un crimen al hombro. Yo mat¨¦ a los marqueses de Urquijo, 1994, escrito por el periodista Mat¨ªas Antol¨ªn, amigo personal de Escobedo y depositario de sus cartas y confesiones). En 2010 apareci¨® el desaparecido Javier Anastasio, que concedi¨® una entrevista a la revista Vanity Fair desde Buenos Aires, una vez prescrito el caso, previa a la promoci¨®n de su libro (Supuestos y conjeturas, dossier Urquijo, editado exclusivamente a trav¨¦s de Internet porque ninguna editorial espa?ola acept¨® su ofrecimiento). Y finalmente lleg¨® la hora de la verdad de Myriam de la Sierra Urquijo (?Por qu¨¦ me pas¨® a m¨ª?, 2013). S¨®lo Juan de la Sierra Urquijo, el hermano, ha permanecido siempre en silencio.
Todos los implicados en el caso han escrito un libro. El ¨²nico que a¨²n guarda silencio tras 34 a?os es Juan
Ninguna de estas obras es una versi¨®n definitiva. Salvo en el caso del libro de Antol¨ªn, no hay otra confesi¨®n que la que hace Escobedo, el ¨²nico condenado como autor material del asesinato. Anastasio habl¨® durante la promoci¨®n de su libro para difundir la sospecha de unos autores profesionales, de un supuesto crimen por encargo con un trasfondo econ¨®mico: la pol¨¦mica absorci¨®n del Banco Urquijo (del que los marqueses eran principales accionistas) por el Hispano Americano (1983).
Myriam de la Sierra permaneci¨® callada durante 33 a?os hasta que lleg¨® la hora de promocionar su libro, donde apenas dedica demasiada atenci¨®n al caso y pasa por ser una obra de autoayuda. Myriam se divorci¨® de Dick el Americano y tiene un nuevo compa?ero, un hombre de origen hind¨² con quien comparte negocios a trav¨¦s de su empresa ?xito Feliz, SL. Myriam ofreci¨® m¨¢s detalles en las entrevistas radiof¨®nicas que en su libro: dibuj¨® a su exmarido Rafi Escobedo como un joven sin preparaci¨®n y sin voluntad para el trabajo, de quien se decepcion¨® la misma noche de bodas. Este peri¨®dico se puso en contacto con Myriam, pero no quiso hablar sobre el caso tras conocer la muerte de Mauricio L¨®pez-Roberts. La promoci¨®n del libro ya hab¨ªa terminado. ¡°No tengo inter¨¦s en volver a hablar de este asunto, y mi hermano tampoco, que adem¨¢s vive fuera de Espa?a¡±, declar¨®.
De Juan se conocen algunas peque?as empresas tecnol¨®gicas o de asesor¨ªa que apenas han tenido actividad y su matrimonio. Juan es propietario de la residencia de sus padres, alquilada ahora para eventos y como plat¨® de televisi¨®n. Jorge Tr¨ªas, que trabaj¨® como abogado de Myriam y Juan durante el caso, ha criticado durante 30 a?os el acoso que sufrieron porque el crimen les convirti¨® en herederos de una fortuna. Y dice: ¡°Yo no hubiera escrito ese libro¡±.
¡°El libro de Myriam es un compendio de filosof¨ªa barata con rasgos seudoorientales¡±, afirma el polic¨ªa Romero. ¡°En realidad¡±, concluye, ¡°los hijos de los marqueses nunca aportaron nada a la investigaci¨®n¡±. Escobedo, entre alcohol y drogas, dijo a mucha gente que acabar¨ªa con el marqu¨¦s, el hombre taca?o que nunca aprob¨® su matrimonio con Myriam. Lo anunci¨® a su exmujer, a Juan, lo dijo a sus amigos. Y lo hizo, ¡°solo o en compa?¨ªa de otros¡±. ?Qui¨¦n o qui¨¦nes fueron esos otros? No parece que el caso vaya a descansar en paz por mucho que el expolic¨ªa Romero insista en que el mejor libro es el sumario: ¡°No hay otra verdad que la declarada¡±.
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