Cabemos todos
Felipe VI llama a la ejemplaridad de las instituciones y a abrir puentes de di¨¢logo
El discurso de Felipe VI ante las Cortes no fue un programa de objetivos pol¨ªticos, sino una muy prudente hoja de ruta que, sin embargo, inclu¨ªa llamamientos claros a ocuparse de grandes problemas, desde el empleo como ¡°prioridad para la sociedad y para el Estado¡± hasta el mantenimiento de los puentes abiertos para el entendimiento, ¡°uno de los principios inspiradores de nuestro esp¨ªritu constitucional¡±. Alusiones apreciables al valor del di¨¢logo como m¨¦todo de resoluci¨®n de problemas y al intento de lograr acuerdos en un pa¨ªs lleno de conflictos pol¨ªticos y territoriales largamente enconados.
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Tuvo particular valor su defensa del ¡°patrimonio com¨²n¡± de todas las lenguas de Espa?a, momento en el que mencion¨® a un poeta de cada una de ellas: Machado, Espriu, Aresti, Castelao. Se observa un intento de sofocar incendios sobre recentralizaciones ling¨¹¨ªsticas, lanzar gui?os a los nacionalistas y realzar que el catal¨¢n, el euskera o el gallego tambi¨¦n son lenguas plenamente espa?olas. Sin duda provocador para los centralistas pero demasiado poco para quienes, sin ser nacionalistas, quieren o¨ªr en su lengua propia las razones que les hagan creer en una de las frases que pronunci¨® con mayor ¨¦nfasis: en Espa?a ¡°cabemos todos¡±. Lo remat¨® con un agradecimiento ¡ªmuchas gracias, moltes gr¨¤cies, eskerrik asko, moitas grazas¡ª escaso para los que esperaban un mayor uso de esas lenguas espa?olas por parte del Monarca, pero que sin duda es un peque?o gesto hacia ellos ante las Cortes y los ciudadanos.
?Y qui¨¦n sostiene estas ideas? El rey constitucional. Una persona con funciones simb¨®licas y sin ning¨²n poder efectivo, preocupado por exigirse a s¨ª mismo autoridad moral. Parte de lo que dijo Felipe VI puede interpretarse como autocr¨ªtica del funcionamiento de las instituciones, al escuchar su llamamiento a la ejemplaridad en la vida p¨²blica y al compromiso personal de que la Monarqu¨ªa observar¨¢ ¡°una conducta ¨ªntegra, honesta y transparente¡±, porque ¡°solo de esta manera se har¨¢ acreedora de la autoridad moral necesaria para el ejercicio de sus funciones¡±.
El Rey se exige a s¨ª mismo autoridad moral en una "Monarqu¨ªa renovada para un tiempo nuevo"
La utilidad de la Monarqu¨ªa se justifica por el pragmatismo m¨¢s que por una cuesti¨®n de ideales. El rey que habl¨® ayer en el Congreso y salud¨® despu¨¦s en las calles trata de convertirse en el eslab¨®n que engarza la importante labor de sus padres con el compromiso de servir fielmente a la Constituci¨®n: una persona que se ofrece para ayudar, sabiendo que todos sus actos pol¨ªticos necesitan el refrendo del Gobierno.
Retirado don Juan Carlos de las celebraciones ¡ªexcepto la breve imposici¨®n a don Felipe del faj¨ªn de capit¨¢n general y el no menos breve saludo desde el balc¨®n del palacio de Oriente¡ª, toda la responsabilidad de la Corona queda depositada en ¡°una Monarqu¨ªa renovada para un tiempo nuevo¡±. Felipe VI se abstuvo de mencionar conceptos como ¡°regeneracionismo¡± o segunda transici¨®n, aunque s¨ª expres¨® su deseo de ¡°acrecentar el patrimonio colectivo de libertades y derechos¡± y ¡°revitalizar nuestras instituciones¡±. Nadie esperaba la unanimidad: minor¨ªas como Izquierda Plural se negaron a asistir a la proclamaci¨®n, y Artur Mas se apresur¨® a manifestar su insatisfacci¨®n con el discurso.
Todo ello tras el reconocimiento expreso de las C¨¢maras como ¡°depositarias de la soberan¨ªa nacional¡±, por parte de un monarca consciente de que accede a la primera magistratura del Estado ¡°de acuerdo con una Constituci¨®n que fue refrendada por los espa?oles¡±. Lo que habr¨ªan sido obviedades en monarqu¨ªas europeas m¨¢s consolidadas sirve en este caso de recordatorio de que la instituci¨®n es de los espa?oles ¡ªy no de un ser providencial¡ª y de que la legitimidad de su titular nace de ellos.
El monarca subraya "el patrimonio com¨²n" de todas las lenguas de Espa?a y las usa en su despedida
A esas preocupaciones Felipe VI a?adi¨® mensajes para las v¨ªctimas del terrorismo y gui?os a la modernidad: las nuevas tecnolog¨ªas, la investigaci¨®n, el medio ambiente, el papel de la mujer. M¨¢s las obligadas referencias internacionales que, salvo la inclusi¨®n de Europa no como pol¨ªtica exterior, sino como ¡°uno de los principales proyectos del reino de Espa?a¡±, tuvieron muy en cuenta que los destinatarios eran espa?oles preocupados por sus problemas internos, m¨¢s que canciller¨ªas o jefaturas de otros Estados.
Adem¨¢s, el Rey marc¨® su impronta con la sobriedad y aconfesionalidad en el desarrollo de las ceremonias. Lo dem¨¢s ¡ªgestos cari?osos con la reina do?a Letizia, la princesa Leonor y la infanta Sof¨ªa, abrazos con don Juan Carlos y do?a Sof¨ªa en los momentos en que coincidieron¡ª fueron instantes breves de calidez en el primer d¨ªa del nuevo reinado (con la significativa ausencia de la infanta Cristina). La sombra del exceso de celo policial para impedir cualquier expresi¨®n p¨²blica de republicanismo no empa?a la correcci¨®n, tranquilidad y respeto manifestado en las calles.
En suma: fueron positivos en el discurso tanto la claridad del mensaje, que no reivindica unos poderes pol¨ªticos de los que carece, como el impulso para crear el ambiente institucional y emocional en el que sean posibles iniciativas de reforma y grandes acuerdos. Aun as¨ª se hubiera agradecido un mayor ¨¦nfasis en esto ¨²ltimo.
Un rey designado exactamente como la Constituci¨®n dice se encuentra ahora en el primer plano de la escena pol¨ªtica. Con todo el terreno por delante para animar a que Espa?a salga del estancamiento.
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