Rap combatiente en Guinea-Bissau
Masta Tito en la entrada de su casa en Dakar. / Foto: J. Naranjo
Cuando el rapero Masta Tito se subi¨® a aquel todoterreno blanco sin placas de matr¨ªcula pens¨® que igual era su ¨²ltimo d¨ªa. Esposado y con un saco negro en la cabeza, los cuatro militares que lo hab¨ªan detenido no dejaban de golpearle. Una y otra vez. Ten¨ªan todas sus canciones grabadas en un reproductor y se las iban poniendo mientras le preguntaban ¡°?aqu¨ª a qu¨¦ te refieres?, ?a qui¨¦n est¨¢s criticando?¡±. Tito intentaba responder, pero la lluvia de pu?etazos y de insultos se lo imped¨ªa. Tras unas dos horas de ruta, el coche par¨® en un campo de arroz. Lo sacaron, lo arrojaron en el suelo y lo molieron a golpes. ¡°Me daban con palos y catanas. Estaba completamente ensangrentado, pensaba que iba a morir¡±. Mientras tanto, sus captores discut¨ªan entre ellos, intentando decidir qu¨¦ hacer, si matarlo o dejarlo con vida. Pero a esas alturas toda la ciudad de Bissau sab¨ªa que el Ej¨¦rcito hab¨ªa secuestrado a Masta Tito. La noticia se contaba en todas las radios. ¡°Eso fue lo que me salv¨®¡±, asegura el rapero. Al final optaron por dejarlo libre. Malherido, pero vivo. Ocurri¨® a finales de agosto del a?o pasado.
Tito Marcelino Morgado naci¨® hace 30 a?os en un peque?o pueblo del sur de Guinea-Bissau, donde hizo sus primeros estudios. Con quince a?os se fue a la capital, pero su familia no pudo sostenerlo por m¨¢s tiempo y se tuvo que poner a trabajar. Fue all¨ª, en las interminables tardes de Bissau, en las discotecas que frecuentaba los fines de semana, donde entr¨® en contacto con el rap, que le llegaba a trav¨¦s de la radio. Eran los finales de los a?os noventa y su primer referente fue SSP, un famoso grupo angole?o que triunfaba por entonces. ¡°Cuando regres¨¦ a Buba a trabajar coincid¨ª con un grupo de amigos que hac¨ªamos playbacks. Decidimos ponernos el nombre de SSP de Buba¡±, asegura el rapero con una sonrisa.
Un par de a?os despu¨¦s, Tito ya se hab¨ªa rebautizado como Masta Tito (adaptaci¨®n de Master Tito) y junto a MC Adams, su compa?ero de descubrimientos musicales, comenz¨® a componer sus primeras letras. ¡°Recuerdo que desde entonces ya nos met¨ªamos con el Gobierno. Dec¨ªamos que los gobernantes eran vampiros que sacaban la sangre a la poblaci¨®n¡±. En ese momento, trabajaba para una ONG brit¨¢nica recorriendo las tabancas (aldeas) con el objetivo de hacer estudios sobre salud materno-infantil. ¡°En aquellos a?os vi muchas cosas, me di cuenta de la pobreza en la que viv¨ªa mi gente, sin educaci¨®n, sin agua, sin luz, comiendo lo justo, sin un sueldo digno. Y ten¨ªa que contar todo esto, no pod¨ªa quedarme callado¡±, explica.
Corr¨ªa el a?o 2003 y Masta Tito decide empezar a cantar en solitario. Su primer ¨¦xito se llam¨® Chiquero y en ¨¦l se inclu¨ªan frases que no pod¨ªan dejar indiferente a nadie, como ¡°nuestro pa¨ªs es un chiquero en el que mandan los cerdos¡±. Cada vez que ten¨ªa una nueva canci¨®n se trasladaba a Bissau y se gastaba 30 euros por grabarla en un estudio, luego hac¨ªa copias del CD y las repart¨ªa por las diferentes emisoras de radio, que por aquel entonces hac¨ªan de gran altavoz de este tipo de m¨²sica, como Radio Xove o Radio Pinjiguite. Fue un aut¨¦ntico boom. Masta Tito no era el ¨²nico. Surgieron conjuntos m¨ªticos como FBMJ, Cientistas Realistas, Baloberos, Twin Towers o Mastar Gaus, todos armados con id¨¦ntico esp¨ªritu de denuncia y con la misma lengua afilada.
El soci¨®logo Miguel de Barros asegura que ¡°estamos ante una innovadora forma de resistencia local, un movimiento contestatario integrado por cantantes de rap y radios locales que intentan dar visibilidad a las denuncias de la sociedad civil¡±. Por su parte, Jaime Katar, miembro de las Nuevas Generaciones de Tiniguena y uno de los organizadores del primer festival de rap celebrado nunca en Bissau, en el a?o 2000, pone cifras al ¨¦xito del rap en su pa¨ªs: ¡°A finales de los noventa hab¨ªa dos o tres grupos, en la actualidad existen unos 300 en todo el pa¨ªs. La relaci¨®n entre el rap y Guinea-Bissau es una historia de amor¡±, asegura.
Para aquel entonces las grandes influencias llegaban de Estados Unidos: Tupac Shakur, DMX, Notorious, Ja Rule, Eminem. Los j¨®venes de Bissau, fascinados con aquella m¨²sica, iban a los cibercaf¨¦s, se descargaban las letras, las traduc¨ªan y las devoraban con pasi¨®n. El rap hab¨ªa llegado para quedarse, se hab¨ªa convertido en una espita para dar salida a las cr¨ªticas mientras Guinea-Bissau se deslizaba por la pendiente de la violencia pol¨ªtica, la corrupci¨®n, el narcotr¨¢fico y el control omn¨ªmodo del Ej¨¦rcito. En su siguiente canci¨®n, Masta Tito se pregunta ?De qu¨¦ tienes miedo?. ¡°Hab¨ªa miedo por todas partes¡±, asegura, ¡°el narcotr¨¢fico hab¨ªa corrompido todo. En 2009 fue el no va m¨¢s, asesinaron al jefe de las Fuerzas Armadas y al d¨ªa siguiente los militares, en revancha, mataron al presidente Nino Vieira. Esto es algo que no se ha visto en ning¨²n pa¨ªs, tocamos fondo¡±.
La convulsa historia de Guinea-Bissau hab¨ªa encontrado a sus mejores cronistas. En un pa¨ªs donde la libertad de prensa es una entelequia y los periodistas que intentan discrepar son r¨¢pidamente acallados, ya sea por la v¨ªa de la asfixia econ¨®mica o de la amenaza y la violencia, los raperos han asumido el papel de dar voz a una juventud que no suele tener muchas oportunidades de expresarse. El pa¨ªs de los golpes de estado (el ¨²ltimo tuvo lugar en abril de 2012), la peque?a naci¨®n cuyas altas estructuras civiles y militares han estado implicadas hasta las cejas en el tr¨¢fico de la droga que procede de Sudam¨¦rica rumbo a Europa, el pueblo que tuvo que luchar contra su metr¨®poli (Portugal) por alcanzar su independencia y que tuvo que vivir luego una corta pero sangrienta guerra civil. Los ¨²ltimos a?os no han sido f¨¢ciles, especialmente para una poblaci¨®n muy pobre que vive, en gran medida, de la agricultura (sobre todo la exportaci¨®n del anacardo) y la pesca y que observa, at¨®nita pero enfadada, c¨®mo sus recursos naturales (madera sobre todo) est¨¢n siendo explotados sin dejar nada a cambio.
Ya en 2010, Masta Tito estaba en el top. Cada a?o sacaba siete, ocho temas y los distribu¨ªa en las radios, que hac¨ªan llegar su mensaje a una ciudadan¨ªa ¨¢vida de voces que fueran un contrapunto al poder. Se hab¨ªa convertido en la cabeza m¨¢s visible de toda su generaci¨®n. Pero la m¨²sica, en Bissau, no da para vivir. En 2013 se tuvo que trasladar a la vecina Senegal para comenzar sus estudios de Empresariales, aunque volv¨ªa una y otra vez a su pa¨ªs para grabar sus canciones. Ya desde mayo sinti¨® que algo iba mal, empez¨® a sentirse observado, perseguido. Hasta que en agosto lleg¨® su detenci¨®n. ¡°Sal¨ª de mi casa a comprar cr¨¦dito para telefonear y dos hombres vestidos con pantal¨®n militar y camisa civil se acercaron y me dijeron que eran de la Seguridad del Estado y que ven¨ªan a detenerme¡±, recuerda. Ni siquiera le dejaron avisar a su familia, pero Tito tuvo la suerte de que una prima suya estaba cerca, en la calle. ¡°Dile a todos que la Seguridad del Estado me ha detenido¡±, le dijo.
¡°Dentro del coche me esposaron con las manos atr¨¢s y me pusieron un saco negro en la cabeza. Me golpeaban constantemente, en el costado, en la cabeza, en las piernas. Eran cuatro hombres, todos militares. Me pon¨ªan mi m¨²sica y me ped¨ªan que les explicara a qui¨¦n me estaba refiriendo, pero ni siquiera me dejaban responder¡±, a?ade. Aquella tortura dur¨® unas dos horas, calcula Tito, durante las cuales sus captores hablaban por tel¨¦fono todo el tiempo con sus altos mandos. ¡°Yo escuchaba todo. Estaban preguntando qu¨¦ hacer conmigo, pero al otro lado de la l¨ªnea escuchaba a los jefes que les dec¨ªan que todo Bissau ya sab¨ªa que me hab¨ªan detenido. Unos les ordenaban que me pegaran y luego me soltaran; otros que daba igual que la gente hablara, que me mataran de todas formas¡±.
Al llegar al campo de arroz, ya estaba oscureciendo. Lo arrojaron entre los cultivos y siguieron golpe¨¢ndole hasta que Tito perdi¨® el conocimiento. La paliza fue brutal. Cuando consideraron oportuno, lo volvieron a subir al todoterreno y lo llevaron de vuelta a Bissau entre una nueva lluvia de pu?etazos y patadas. ¡°Al llegar, me quitaron las esposas y me dejaron en una calle pr¨®xima a mi casa, yo apenas pod¨ªa caminar, estaba lleno de sangre por todas partes¡±, explica. Mucha gente se hab¨ªa concentrado en su domicilio. Al verlo llegar, malherido pero vivo, suspiraron de alivio.
"Seguir¨¦ cantando, no tengo miedo", dice Masta Tito. / Foto: J.Naranjo
¡°No me mataron, as¨ª que seguir¨¦ cantando¡±, asegura desde su domicilio en Dakar, ¡°vale la pena, solo se muere una vez pero en mi pa¨ªs la gente sigue viviendo sin luz, sin agua, sin medicinas, mientras los pol¨ªticos se siguen lucrando del pueblo. Durante a?os se han beneficiado del narcotr¨¢fico, igual que los militares. Espero que con la victoria de Jos¨¦ Mario Vaz (presidente electo, ganador de las recientes elecciones) las cosas cambien, creo que es alguien trabajador que tiene mucha capacidad, pero tendr¨¢ que ser muy fuerte y muy valiente para cambiar el gui¨®n que se ha escrito durante los ¨²ltimos a?os en mi pa¨ªs¡±. Mientras tenga aliento, Masta Tito seguir¨¢ cantando.
Comentarios
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.