Despu¨¦s de 29 millones de muertos, el mundo parece no haber aprendido nada
Las negociaciones del acuerdo multilateral de pandemias van por mal camino. Est¨¢ en juego la posibilidad de evitar que la pr¨®xima crisis infecciosa global se convierta en otra cat¨¢strofe personal y colectiva
El director general de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, se ha ganado la reputaci¨®n de un disciplinado representante de Naciones Unidas, contenido en las formas y en el lenguaje. Por eso llam¨® tanto la atenci¨®n cuando, hace pocos d¨ªas, describi¨® las negociaciones del nuevo acuerdo multilateral de pandemias como ¡°un torrente de noticias falsas, mentiras y teor¨ªas de la conspiraci¨®n¡±. Un potencial fracaso por el que las futuras generaciones ¡°podr¨ªan no perdonarnos¡±. Despu¨¦s de 29 millones de muertos, un trauma generacional y una factura billonaria con la que lidiaremos durante d¨¦cadas, vino a decir la principal autoridad sanitaria del planeta, la comunidad internacional parece no haber aprendido nada.
Cualquier an¨¢lisis serio de este proceso justifica la alarma de Ghebreyesus. Cuando quedan menos de 16 semanas para la Asamblea Mundial de la Salud que deber¨ªa aprobar un acuerdo que hasta hace bien poco parec¨ªa indiscutible, las diferencias entre pa¨ªses ricos y pobres, la distorsi¨®n del contexto geopol¨ªtico y la injerencia codiciosa de los intereses privados amenazan con pulverizar dos a?os de negociaciones y dejar al sistema multilateral inerme ante la pr¨®xima pandemia.
Un simple vistazo al cuadro de alertas de ProMED deber¨ªa ser suficiente para recordarnos lo que est¨¢ en juego. Este programa de la Sociedad Internacional para las Enfermedades Infecciosas trabaja desde 1994 para calibrar y atajar el riesgo de pat¨®genos emergentes y vectores infecciosos que podr¨ªan derivar en problemas mucho mayores. Si consultan la portada de su web ver¨¢n un mapamundi cuajado de indicadores rojos y naranjas que sugieren que los riesgos sanitarios derivados de virus y bacterias son una amenaza tan real como en febrero de 2020, aunque casi no hablemos de ello. Uno de los mejores indicadores de la fugacidad de las prioridades pol¨ªticas es que la propia ProMED se las est¨¦ viendo y deseando para mantenerse financieramente a flote.
Si en los estertores de una pandemia la comunidad internacional no es capaz de entender por qu¨¦ necesitamos un buen sistema de vigilancia epidemiol¨®gica, ?c¨®mo podemos esperar que se prepare ante otros riesgos sanitarios?
Si en los estertores de una pandemia la comunidad internacional no es capaz de entender por qu¨¦ necesitamos un buen sistema de vigilancia epidemiol¨®gica, ?c¨®mo podemos esperar que se prepare ante otros riesgos sanitarios? Al fin y al cabo, las enfermedades infecciosas no son nuestra ¨²nica preocupaci¨®n. Los fen¨®menos naturales extremos ¡ªcomo los fuegos descontrolados, las sequ¨ªas o las inundaciones derivadas del cambio clim¨¢tico¡ª, los conflictos o los accidentes bioqu¨ªmicos y radioactivos pueden poner contra las cuerdas a los sistemas de salud m¨¢s sofisticados. Los episodios nucleares, sin ir m¨¢s lejos, eran propios de una distop¨ªa cinematogr¨¢fica antes de las guerras de Ucrania y Oriente Pr¨®ximo, pero hoy constituyen un escenario real ante el que estamos obligados a prepararnos de forma muy similar a lo que har¨ªamos frente a otras emergencias sanitarias.
En este contexto, el acuerdo multilateral sobre pandemias contiene una carga simb¨®lica y pol¨ªtica que multiplica el valor de sus contenidos. El texto que est¨¢ siendo negociado cubre un amplio espectro del sistema de preparaci¨®n y respuesta: desde la vigilancia epidemiol¨®gica y los modelos para compartir informaci¨®n hasta la resiliencia de los sistemas de salud, pasando por el acceso a la innovaci¨®n biotecnol¨®gica, la coordinaci¨®n entre actores p¨²blico-privados y la comunicaci¨®n p¨²blica. Todos ellos son territorios complejos en los que la comunidad internacional ha demostrado tener un ampl¨ªsimo margen de mejora.
Las principales dificultades para el acuerdo se concentran en dos campos minados de la salud global: el control del conocimiento y el reparto de los recursos disponibles. Para el Sur global, solo ser¨¢ posible corregir las profundas inequidades e ineficiencias de la respuesta a la covid-19 si el Norte facilita la producci¨®n distribuida de diagn¨®sticos, tratamientos y vacunas. Tambi¨¦n si la financiaci¨®n de cualquier respuesta est¨¢ basada en el principio de responsabilidades comunes diferenciadas que ya se aplica en otras negociaciones, como las del clima. Para el Norte ¡ªy su influyente sector farmac¨¦utico¡ª la reconsideraci¨®n de las reglas de propiedad intelectual es casi un anatema, tanto como la introducci¨®n de compromisos financieros obligatorios.
En 17 pa¨ªses de la OCDE, el esfuerzo presupuestario en salud hab¨ªa ca¨ªdo en 2022 a niveles similares o inferiores a los de 2019
El desinter¨¦s de los m¨¢s ricos por el acuerdo multilateral refleja problemas m¨¢s profundos. Mientras los expertos producen en cadena informes alertando sobre la posibilidad de nuevos cataclismos sanitarios, el compromiso de los gobiernos con los sistemas de preparaci¨®n y respuesta parece estar diluy¨¦ndose. En 17 pa¨ªses de la OCDE, el esfuerzo presupuestario en salud hab¨ªa ca¨ªdo en 2022 a niveles similares o inferiores a los de 2019. El nuevo Fondo de Pandemias de la OMS y el Banco Mundial ¡ªuna de las pocas consecuencias tangibles de esta cat¨¢strofe¡ª ha recibido de los donantes solo 1.600 de los 10.000 millones de d¨®lares (unos 9.300 millones de euros) solicitados para un primer esfuerzo relevante de preparaci¨®n y respuesta en los pa¨ªses de ingreso medio y bajo.
Corremos el riesgo de establecer un peligroso precedente. Lo m¨¢s preocupante de las evaluaciones de la respuesta a la covid-19 en muchos pa¨ªses no es el circo de mentiras, abusos e incompetencias que han ido destapando, sino un sorprendente desinter¨¦s por aprender de los errores. Y en esto Espa?a no es una excepci¨®n. Aunque muy pronto ver¨¢ la luz la Agencia Estatal de Salud P¨²blica ¡ªque debe ordenar las actuaciones de preparaci¨®n y respuesta, entre otras funciones¡ª, el Gobierno no ha aprobado hasta ahora una Estrategia de Salud Global que determine nuestras prioridades en este debate esencial, como s¨ª han hecho la UE y varios pa¨ªses del entorno. En el Parlamento este asunto parece haber perdido todo sex appeal electoral: de las 459 iniciativas relacionadas con la tem¨¢tica sanitaria en 2023, menos de una decena hac¨ªan referencia directa a la preparaci¨®n frente a futuros riesgos sanitarios. Mientras, la evaluaci¨®n de la respuesta del Sistema Nacional de Salud ante la pandemia, que fue encargada en 2021 a expertos independientes, tard¨® un a?o y medio en llegar y acab¨® metida en un caj¨®n durante ocho meses, para ser publicada con sordina en diciembre del pasado a?o sin ninguna consecuencia aparente en el debate p¨²blico.
Ignorar las recomendaciones de este informe ser¨ªa un error tan grave como tratar de imponer intereses particulares en las negociaciones de un acuerdo multilateral sobre pandemias. En ambos espacios se enfatiza el papel fundamental de los sistemas de salud, empezando por la atenci¨®n primaria y los servicios de salud p¨²blica, y la necesidad de corregir carencias graves en la coordinaci¨®n administrativa, el flujo de informaci¨®n o el marco institucional y legal. Se apela a los mecanismos multinacionales, como el Fondo de Pandemias o, en el caso europeo, la nueva Autoridad de Preparaci¨®n y Respuesta ante Emergencias Sanitarias (HERA). Se enfatiza la necesidad de mecanismos m¨¢s justos e inteligentes para desarrollar, producir y distribuir vacunas y otros productos esenciales. Y se alerta contra un enfoque parcelado que ignore las profundas imbricaciones entre la salud de las personas, del planeta y de otros seres que habitan en ¨¦l.
Este no es otro debate pl¨²mbeo sobre un oscuro acuerdo internacional. Tampoco puede ser moneda de cambio en el juego geopol¨ªtico. Las negociaciones para regular la respuesta global a una pandemia deber¨ªan alimentarse del recuerdo de quienes vimos sufrir y morir. Ese es el rasero que la ciudadan¨ªa debe establecer para sus representantes. Como se?alan los autores de una carta firmada por medio centenar de l¨ªderes cient¨ªficos, pol¨ªticos y sociales alarmados por el estado de las negociaciones, ¡°una nueva amenaza pand¨¦mica es inevitable, pero una nueva pandemia no lo es¡ si actuamos ahora¡±.
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